Alarma, cortometraje producido por un grupo de estudiantes de la UCAB, fue uno de los diez finalistas en la categoría Mejor Cortometraje Liga Iberoamericana en la XXI Edición del Festival de Cortometrajes de la Universidad de Nebrija, en España.

Puerto Ordaz. Lo que comenzó como una asignación universitaria se convirtió en una experiencia transformadora para un grupo de estudiantes de primer semestre de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), extensión Guayana.

Su cortometraje, titulado Alarma, representó a Venezuela en la XXI edición del Festival de Cortometrajes de la Universidad de Nebrija, en España.

La producción audiovisual, con una duración de cinco minutos, se ubicó entre los 10 finalistas en la categoría Mejor Cortometraje Liga Iberoamericana. Una hazaña significativa para jóvenes que apenas inician su camino en el mundo audiovisual.

Alarma es un thriller que aborda los traumas y presiones que enfrentan los estudiantes universitarios. La historia muestra cómo ciertas experiencias del pasado se acumulan y afectan el presente, y cómo afrontarlas forma parte del proceso de madurar.

“Es una pesadilla en la que nuestra protagonista viaja para afrontar sus traumas del pasado, en un entorno presente que es la universidad. Quisimos reflejar las presiones que los estudiantes pueden sentir y que arrastran desde el bachillerato”,

explicó Ricardo Gómez, productor y asistente de dirección.

El director y guionista, Gabriel Sánchez, destacó que más allá de un mensaje literal, el objetivo era construir una atmósfera sensorial.

“La intención de la atmósfera que creamos en el cortometraje fue representar el estrés que puede sentir un estudiante universitario bajo diferentes contextos o la ansiedad que uno puede arrastrar debido a experiencias previas. Quisimos reflejar cómo es ese sentimiento en una atmósfera tangible para el espectador”, detalló.

Un título, una historia

La premisa del cortometraje nació de un ejercicio creativo de la cátedra de Comunicación Audiovisual. El profesor Gustavo Ponne asignó a cada grupo una palabra al azar. A este equipo le tocó Alarma. A partir de allí, debieron construir una historia.

“Les doy una sola palabra como título, y a partir de ahí deben crear toda una historia. En este caso, con Alarma, la reflejaron con un despertador y decidieron explorar una pesadilla que conecta con los traumas del pasado y las presiones del presente. El hecho de pensar fuera de la nota hace que tú le pongas corazón a eso que quieres hacer. Si no lo sientes, créeme que esa historia no le va a llegar a nadie”,

manifestó Ponne sobre el logro de sus estudiantes.

Para Luis Rodríguez, director de fotografía y postproducción, el proceso fue intenso, con 26 versiones del guion antes de alcanzar el corte final.

“Evidentemente hubo mucho estrés, pero cada uno hizo lo mejor que pudo. Soy 100 % amante del cine y esta es una de las mejores experiencias que he tenido. Cuando el cortometraje culminó, que ya tuvimos el producto final, literalmente me arrodillé y le di gracias a Dios”, recordó.

Maríajesus Pérez, encargada de iluminación y sonido, revivió la emoción del momento en que supieron que Alarma había sido seleccionado en un festival internacional.

“No nos esperamos eso. Es una sorpresa muy grande, una emoción por llegar tan lejos apenas empezando la carrera. Esto nos da indicios de que en un futuro puede que lleguemos aún más lejos”, expresó.

A pesar del estrés, cada integrante del equipo encontró su espacio para brillar. Isabella Gómez, responsable de cámara, confesó sentirse atraída por la dirección y producción, y aspira a trabajar en mediometrajes.

Cortometraje Alarma finalista en festival d ela Universidad de Nebrija
El cortometraje Alarma fue parte de un trabajo académico en la cátedra de Comunicación Audiovisual

Productora emergente

La experiencia no solo dejó un producto audiovisual, sino también una semilla. El grupo se mantiene como una productora amateur, con la idea de producir más cortometrajes para afinar cada una de sus habilidades.

“Siento que la sinergia que logramos como grupo fue lo que nos llevó tan lejos. Todos aportamos creatividad y ganas de hacer algo diferente”, dijo Sánchez.

Con esta vivencia, no solo reafirmaron su vocación, sino que descubrieron talentos en el ámbito audiovisual. “Yo venía más del arte plástico y digital. Y me di cuenta de que podía trasladar esos conocimientos al lenguaje del cine”, comentó Gómez.

La nominación al Festival de la Universidad de Nebrija es apenas el comienzo. Alarma representa mucho más que un trabajo académico. Es el punto de partida de un grupo de jóvenes que apostó por la creatividad, el trabajo en equipo y la autenticidad, para trascender fronteras.

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