Especialistas y dirigentes que lograron ascender y tomar espacios de poder coinciden en que hay expresiones de violencia específicas contra la mujer que permean el ejercicio de la política y siguen representando un obstáculo para ellas y todas las demás.
Caracas. La normalización de actos machistas vistos como “prácticas tradicionales” dentro de partidos políticos, el incipiente crecimiento de movimientos que promueven el deber de las mujeres en el hogar como su única labor y el solapamiento de las luchas feministas por “agendas urgentes” son, a juicio de especialistas y dirigentes, formas de violencia dentro de la política venezolana.
La violencia política, definida en el artículo 19 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es “todo acto que, mediante la coacción, amenaza o cualquier otra forma de violencia, limite, menoscabe o imposibilite el libre ejercicio de la participación política de las mujeres en condiciones de igualdad y equidad en cargos de elección popular, en el ejercicio de la función pública y en organizaciones” con distintos fines.
No obstante, las mujeres que lograron ascender y tomar espacios de poder coinciden en que hay más expresiones de violencia contra la mujer que permean el ejercicio de la política y representan un obstáculo para ellas y todas las demás.
“Hay alta participación de las mujeres en la política, especialmente desde las comunidades y las bases de los partidos, pero no llegan a los espacios de toma de decisiones y no basta que sean unas cuantas de algunos partidos”, explicó a Crónica Uno Marialbert Barrios, activista política, feminista y fundadora de un programa de formación de liderazgo con perspectiva de género llamado Wommu VE.
El Estado y el machismo en contra
Barrios, conocida por ser la diputada más joven electa en Venezuela, expuso que la sobrecarga en labores de cuidado, la violencia económica al depender de un hombre, los estereotipos, la violencia machista, la simbólica, la multicasual, la laboral, la informática e incluso la física afectan la inclusión y, posteriormente, el ascenso de las mujeres en cargos políticos.
Con esto coincide su colega la exdiputada opositora Delsa Solórzano, quien señaló que “hay un trato absolutamente desigual para hombres y mujeres” dentro de la política venezolana y que, pese a los mandatos de paridad de género y discursos para exaltar la presencia de mujeres en los espacios de poder, aún existe una marcada violencia de Estado contra las mujeres líderes políticas en nuestro país.
A esto se suma, prosiguió, la discriminación por razones de género, los insultos promovidos en espacios públicos y en esferas privadas por figuras de poder en contra de las mujeres políticas que los adversan y que son expuestas por su físico, por su forma de vestir, de caminar, de hablar y creencias.
“En general, sí, hay un trato absolutamente desigual para hombres y para mujeres en Venezuela. Yo antes de fundar Encuentro Ciudadano puedo decir que hubo cargos a los que no pude acceder porque soy mujer, porque se privilegiaba en otras organizaciones políticas que usted fuese hombre”, relató Solórzano, quien en 2018 fundó su propio partido político.
Lo urgente por lo importante
Las exdiputadas y la antropóloga y feminista Aimee Zambrano coinciden en que las dificultades que atraviesa el país y la urgencia de los problemas que enfrentan los venezolanos soslayan las temáticas de inclusión femenina y de respeto e igualdad por los derechos.
La investigadora y coordinadora del Monitor de Femicidios de Utopix criticó que la igualdad de género se queda en palabras cuando las temáticas que involucran directamente la participación y derechos de ellas son omitidos y dejados de lado por otros asuntos.
“Lo vemos desde el espacio de los partidos, por ejemplo, donde a las mujeres se les puede exigir anteponer a otros problemas específicos todo lo que son las problemáticas específicas que tenemos las mujeres y nuestras banderas de luchas desde el feminismo. Entonces siempre todo lo que tiene que ver con las mujeres en estos espacios políticos queda relegado, porque no es tan importante o porque no es lo principal en ese momento”, dijo Zambrano.
Para ella, esta es una clara forma de violencia contra las mujeres en la política, con lo que concuerda Solórzano, que considera que la violencia por razones de género es una realidad presente en la política venezolana de la que no se habla porque hay “problemas urgentes que atender”.
Barrios, por su parte, tilda de privilegio el hecho de sobresalir en la política para algunas mujeres y lamenta que muchos de los que forman parte de este ámbito tengan conciencia de los intereses y necesidades de las mujeres en lo público y en lo privado, al considerar que las causas de las mujeres son las causas de toda la humanidad.
“Lo que sucede es que cuando una mujer llega al poder, nadie te dice que tienes un mandato invisible pero muy realista de que tienes que abrir camino para todas las demás. Y mientras vayamos llegando gotica a gotica a los espacios de toma de decisión sin esta conciencia, lamentablemente somos parte de quienes han normalizado la dificultad de que más mujeres accedan al poder”, aclaró.
La activista hizo una autocrítica en este sentido y exaltó la necesidad de que más mujeres creen conciencia de la importancia de luchar y llenar espacios dentro de la toma de decisiones para elevar las luchas, necesidades y derechos de todas.
“Mientras haya alguien que no permita que la mujer se movilice, alce la voz, pelee por lo que cree justo y por vivir en igualdad de condiciones y mayor dignidad, esa persona incurre en la violencia simbólica por representar un obstáculo en el camino”, sentenció.
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