Mientras que los pasajeros lamentan el golpe a sus bolsillos, los choferes sostienen que el incremento es necesario para cubrir los gastos de mantenimiento de las unidades operativas. La situación pone en relieve la necesidad de un transporte público funcional y la realidad de la población, afectada por la incertidumbre y la precariedad económica.
Caracas. En La Vega, el despertador de Marco suena a las 5:00 a. m. de lunes a sábado. Para él y su familia el inicio de la jornada diaria implica una serie de gastos, entre los que destaca el costo del pasaje. Se dedica a labores de construcción en un taller al este de la ciudad y su esposa, Dubraska, es personal de limpieza.
Ambos, con un ingreso que apenas supera el salario mínimo, ven cómo el costo del transporte se come una porción cada vez más grande de sus ingresos. Son padres de dos varones: uno cursa quinto grado de primaria y el otro se graduará de bachiller el próximo año.
Para que Marco llegue a su trabajo necesita dos autobuses. Con el reciente incremento de la tarifa a 40 bolívares, el gasto diario en transporte se traduce en 160 bolívares (80 de ida y 80 de vuelta).

Aunque no parece mucho, al multiplicarlo por los 20 días hábiles del mes, son 3200 bolívares, casi todo su sueldo. A esto se le suma el pasaje de Dubraska y el de sus dos hijos. Al final de la quincena, se dan cuenta de que solo el traslado de la familia consume casi $35 de sus ingresos y queda poco para la comida o los servicios.
Anuncio oficial y sorpresa en las calles
El lunes 22 de septiembre la Gaceta Oficial N° 43.218 publicó las nuevas tarifas del pasaje urbano. Sin embargo, la noticia no se difundió hasta el 24 de septiembre, cuando el gremio de transportistas la anunció. En las paradas muchos choferes ya cobraban el nuevo monto.

De acuerdo con la normativa, el costo del pasaje para las rutas urbanas cortas pasó de 25 a 40 bolívares y el de las rutas suburbanas se calcula según los kilómetros recorridos. Mientras tanto, en los sistemas Metro, Ferrocarril y operadoras de transporte público, el monto por viaje se estableció en 30 bolívares.
Cantidad de kilometros | Monto de la tarifa |
Hasta 10 Km. | 40 bolívares |
De 10 Km. a 20 Km. | 45 bolívares |
20 Km. a 30 Km. | 50 bolívares |
30 Km. a 40 Km. | 55 bolívares |
40 Km. a 50 Km. | 60 bolívares |
50 Km. a 60 Km. | 65 bolívares |
60 Km. a 70 Km. | 70 bolívares |
70 Km. a 80 Km. | 75 bolívares |
80 Km. a 90 Km. | 80 bolívares |
90 Km en adelante | 85 bolívares |
El documento precisa que las mujeres mayores de 55 años de edad y los hombres mayores de 60 años están exonerados del cobro, al igual que las personas con alguna discapacidad.
Este es el segundo aumento oficializado por las autoridades en lo que va de año. En abril, la tarifa mínima se fijó en 25 bolívares, y el costo del boleto en el Metro se reajustó a 15 bolívares.
En las calles y paradas la noticia tomó a muchos pasajeros por sorpresa. Algunos cuestionaron la medida, señalaron el mal estado de las unidades de transporte y la falta de autobuses para cubrir la demanda.

Otros usuarios, como Marco, lamentan el impacto que el reajuste tendrá en el ya elevado costo de la vida. Desde marzo de 2022, el salario mínimo en el país se mantiene en 130 bolívares, que hoy día equivalen a 0.76 centavos de dólar.
Voces de usuarios y transportistas
Anamelia Rosales, una enfermera jubilada de 65 años, cuenta que se enteró del aumento cuando un chofer se negó a devolverle el vuelto mientras abordaba un autobús que cubría una ruta corta. Iba a visitar a su hermana enferma, en Chacaíto.
“Esto es un abuso y es falso que los conductores respeten la exoneración del pasaje. Yo pago la mitad, pero ya no me lo quieren aceptar. Con la pensión que me dan, me alcanza para tres viajes. ¿Cómo hago entonces con el resto?”.
La vida de Anamelia, como la de muchos adultos mayores, implica una serie de sacrificios. Para ir a las citas médicas camina largos trayectos bajo el sol, con el riesgo de empeorar su salud. El aumento del pasaje no es un simple ajuste de precio, es una traba que dificulta su movilidad y la posibilidad de acceder a servicios esenciales.

Por otro lado los transportistas consideran que el reajuste aún está lejos de cubrir los gastos operativos de los autobuses. Leandro*, un conductor de la ruta que cubre El Cuartel, en Catia, asegura que aunque los transportistas entienden la situación de los usuarios, es el Gobierno quien debe proveer subsidios directos a la población.
“Se necesita un bono de transporte mensual para estudiantes, jubilados y trabajadores, para que no sean los usuarios quienes asuman el costo real del servicio. Sabemos que la vida está cara y entendemos el malestar, pero nosotros también somos padres de familia y necesitamos llevar el sustento a nuestro hogar”,
afirma.
Los números del transporte
En agosto pasado Fernando Mora, director de la Cámara Venezolana de Empresas de Transporte Extraurbano (Cavemtrex), señaló que entre 35 % y 40 % de las unidades de transporte público están fuera de servicio debido a la falta de rentabilidad del sector.

En una entrevista el representante del sector transporte explicó que ni siquiera la tarifa anclada en $0,50 alcanza para cubrir los gastos de operación. De acuerdo con sus cálculos el monto real debería ubicarse entre $0,80 y $1,20 para garantizar el mantenimiento de las unidades.
“Esa sigue siendo una tarifa social. El problema es que nosotros cobramos en bolívares, pero 90 % de los insumos del transporte son importados y se pagan en dólares”, destacó.
Por su parte, José Luis Trocel, secretario del Comando Intergremial, reiteró en declaraciones a la prensa que el gremio aún mantiene la propuesta de anclar a $0.50 la tarifa del pasaje, lo que equivaldría a unos 85 bolívares.
Además de un bono tarifario de entre $25 y $30 para los trabajadores del sector. Sin embargo, señaló que hasta el momento no han recibido no se ha llegado a un acuerdo con las autoridades.

Leandro detalla que un simple cambio de aceite para un vehículo de 4 cilindros puede costar $100. Mientras que los precios de un solo neumático oscilan entre $100 y $400, según el tamaño y la marca. Otros mantenimientos, como el cambio de pastillas de freno o baterías van desde $50 a $200.
“Estos gastos, sumados a las tarifas de pasaje que no se ajustan a la inflación, hacen que el negocio sea insostenible para nosotros y difícil de costear para los usuarios. Pero si no hay reajuste, podría haber una paralización. Seguimos enfocados en prestar el servicio y eso es lo que cuenta”, concluye.
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