Su verdadero nombre es Anna Sorokin, pero se ha hecho llamar Anna Delvey y tras fingir que era una adinerada integrante de la alta sociedad neoyorquina, se ha convertido en una figura muy conocida, especialmente luego de que Netflix hiciera una famosa serie basada en su vida: «Inventando a Anna».
Desde el 7 de octubre está viviendo bajo arresto domiciliario en un apartamento en el Lower East Side de Manhattan, Nueva York, con un aparato rastreador en uno de sus pies y sin poder tener redes sociales.
En la década del 2010, Sorokin vivió como una heredera alemana que consiguió estafar bancos, hoteles y conocidos, mientras presumía ser heredera de una fortuna.
Sorokin fue declarada culpable, en abril de 2019, por robo de servicios y hurto mayor, después de estafar a bancos y hoteles por más de US$ 200.000.
Su condena fue de cuatro a doce años en una prisión federal, pero casi dos años después recibió libertad condicional por buen comportamiento.
Sin embargo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduana de Estados Unidos la mantuvo bajo custodia por haber superado el tiempo que le permitía su visa en el país.
Así es su vida después de juicios, prisión y 17 meses después de su última detención.
Tras ser puesta en arresto domiciliario, Sorokin fue vista en las calles de Nueva York, vestida de negro y con su aparato rastreador, camino al Departamento de Corrección y Supervisión de la policía neoyorquina.
Aunque puede ser deportada a su país de origen, por los momentos se mantiene en Estados Unidos y afirma estar emocionada por su futuro.
“Estoy muy emocionada, tengo tanto que hacer… Quiero decir, ¡acabo de salir de la cárcel!” dijo en una entrevista para The New York Times.
Proveniente de una familia rusa que emigró a Alemania, la historia de Sorokin se popularizó luego de que Netflix estrenará una serie inspirada en su caso.
Sorokin recibió $320.000 por los derechos de su historia, aunque afirmó en el programa Newsnight de la BBC que nunca le pidió a la plataforma de streaming que la comprara.
De acuerdo a la BBC, “Sorokin no pudo quedarse con todo el dinero, debido a una ley de Nueva York que impide que los delincuentes se beneficien de su fama derivada del delito”.
“Al menos $170.00 se utilizaron para pagar a los bancos” afirma el artículo.
Durante su tiempo en prisión se dedicó a dibujar, pintar y a idear otros proyectos artísticos que pretende estrenar durante los próximos meses.
Sorokin dijo en entrevista para The New York Times que también tiene la intención de crear un podcast, sobre su experiencia en la cárcel, diseñar un libro con sus ilustraciones e involucrarse en un proyecto por una reforma de la justicia penal en Estados Unidos.
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Su verdadero nombre es Anna Sorokin, pero se ha hecho llamar Anna Delvey y tras fingir que era una adinerada integrante de la alta sociedad neoyorquina, se ha convertido en una figura muy conocida, especialmente luego de que Netflix hiciera una famosa serie basada en su vida: «Inventando a Anna».
Desde el 7 de octubre está viviendo bajo arresto domiciliario en un apartamento en el Lower East Side de Manhattan, Nueva York, con un aparato rastreador en uno de sus pies y sin poder tener redes sociales.
En la década del 2010, Sorokin vivió como una heredera alemana que consiguió estafar bancos, hoteles y conocidos, mientras presumía ser heredera de una fortuna.
Sorokin fue declarada culpable, en abril de 2019, por robo de servicios y hurto mayor, después de estafar a bancos y hoteles por más de US$ 200.000.
Su condena fue de cuatro a doce años en una prisión federal, pero casi dos años después recibió libertad condicional por buen comportamiento.
Sin embargo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduana de Estados Unidos la mantuvo bajo custodia por haber superado el tiempo que le permitía su visa en el país.
Así es su vida después de juicios, prisión y 17 meses después de su última detención.
Tras ser puesta en arresto domiciliario, Sorokin fue vista en las calles de Nueva York, vestida de negro y con su aparato rastreador, camino al Departamento de Corrección y Supervisión de la policía neoyorquina.
Aunque puede ser deportada a su país de origen, por los momentos se mantiene en Estados Unidos y afirma estar emocionada por su futuro.
“Estoy muy emocionada, tengo tanto que hacer… Quiero decir, ¡acabo de salir de la cárcel!” dijo en una entrevista para The New York Times.
Proveniente de una familia rusa que emigró a Alemania, la historia de Sorokin se popularizó luego de que Netflix estrenará una serie inspirada en su caso.
Sorokin recibió $320.000 por los derechos de su historia, aunque afirmó en el programa Newsnight de la BBC que nunca le pidió a la plataforma de streaming que la comprara.
De acuerdo a la BBC, “Sorokin no pudo quedarse con todo el dinero, debido a una ley de Nueva York que impide que los delincuentes se beneficien de su fama derivada del delito”.
“Al menos $170.00 se utilizaron para pagar a los bancos” afirma el artículo.
Durante su tiempo en prisión se dedicó a dibujar, pintar y a idear otros proyectos artísticos que pretende estrenar durante los próximos meses.
Sorokin dijo en entrevista para The New York Times que también tiene la intención de crear un podcast, sobre su experiencia en la cárcel, diseñar un libro con sus ilustraciones e involucrarse en un proyecto por una reforma de la justicia penal en Estados Unidos.