La Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró este lunes que el COVID-19 se mantiene como una emergencia sanitaria de alcance internacional porque sigue siendo «una enfermedad infecciosa peligrosa» que puede causar daños considerables a la salud de las personas y a los sistemas de sanidad de los países.
En una declaración adoptada por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, por recomendación del Comité de Emergencia de su organización, también se reconoce que la pandemia ha entrado en una fase de «transición», lo que puede dar paso a que el nivel de alarma toque a su fin en los próximos meses.
Los expertos del Comité de Emergencia han señalado en su recomendación a Tedros que ahora hay que reflexionar en cómo pasar de una fase de emergencia a una fase de normalidad -en la que se conviva con el virus- de manera segura.
A pesar de que oficialmente el COVID-19 no ha perdido su estatus de amenaza grave a la salud púbica internacional desde el 31 de enero de 2020 (fecha de la declaración por parte de la OMS), el mundo ha dejado atrás la mayor parte de las medidas restrictivas asociadas al control de la pandemia.
El último caso ha sido el de China, que el pasado diciembre levantó medidas que aplicó estrictamente durante tres años, en particular confinamientos y cierre prácticamente total de fronteras. Tras un violento repunte de muertes y hospitalizaciones, la pandemia también parece remitir de forma sostenida en este país.
Sin embargo, la OMS sostiene que para levantar la declaración de emergencia se necesitan «acciones de salud pública de largo plazo», bajo el entendimiento de que es poco imaginable que el virus pueda ser eliminado de los «reservorios» humano y de animales que ha encontrado.
La idea de los expertos del Comité de Emergencia es que se planteen «mecanismos alternativos» a la emergencia internacional (o pandemia, como se le denomina popularmente) para que se mantenga la atención en la COVID-19 tanto a nivel nacional como global.
El director general de la OMS recordó últimamente que la respuesta mundial a la pandemia no puede considerarse exitosa en la medida que muchos países todavía carecen de vacunas y tratamientos suficientes para atender a sus enfermos y que muchas redes sanitarias de países de escasos recursos siguen sufriendo de esta situación.
Un ejemplo de esto es Nigeria, un país del cual hoy mismo se reportó que se acaba de llegar a un 30 % de cobertura de vacunación, lo que difícilmente puede sonar un éxito, aunque en realidad sí lo es si se toma en cuenta que hace un año esa tasa apenas llegaba al 3 %.
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En una declaración adoptada por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, por recomendación del Comité de Emergencia de su organización, también se reconoce que la pandemia ha entrado en una fase de «transición», lo que puede dar paso a que el nivel de alarma toque a su fin en los próximos meses.
Los expertos del Comité de Emergencia han señalado en su recomendación a Tedros que ahora hay que reflexionar en cómo pasar de una fase de emergencia a una fase de normalidad -en la que se conviva con el virus- de manera segura.
A pesar de que oficialmente el COVID-19 no ha perdido su estatus de amenaza grave a la salud púbica internacional desde el 31 de enero de 2020 (fecha de la declaración por parte de la OMS), el mundo ha dejado atrás la mayor parte de las medidas restrictivas asociadas al control de la pandemia.
El último caso ha sido el de China, que el pasado diciembre levantó medidas que aplicó estrictamente durante tres años, en particular confinamientos y cierre prácticamente total de fronteras. Tras un violento repunte de muertes y hospitalizaciones, la pandemia también parece remitir de forma sostenida en este país.
Sin embargo, la OMS sostiene que para levantar la declaración de emergencia se necesitan «acciones de salud pública de largo plazo», bajo el entendimiento de que es poco imaginable que el virus pueda ser eliminado de los «reservorios» humano y de animales que ha encontrado.
La idea de los expertos del Comité de Emergencia es que se planteen «mecanismos alternativos» a la emergencia internacional (o pandemia, como se le denomina popularmente) para que se mantenga la atención en la COVID-19 tanto a nivel nacional como global.
El director general de la OMS recordó últimamente que la respuesta mundial a la pandemia no puede considerarse exitosa en la medida que muchos países todavía carecen de vacunas y tratamientos suficientes para atender a sus enfermos y que muchas redes sanitarias de países de escasos recursos siguen sufriendo de esta situación.
Un ejemplo de esto es Nigeria, un país del cual hoy mismo se reportó que se acaba de llegar a un 30 % de cobertura de vacunación, lo que difícilmente puede sonar un éxito, aunque en realidad sí lo es si se toma en cuenta que hace un año esa tasa apenas llegaba al 3 %.