La venezolana Liliana Mujica ha aguardado casi tres años para demostrar su poderío frente al arco, una espera que está por terminar con el comienzo de la Copa Libertadores de Fútbol Sala, que arranca este sábado, 4 de julio, en Bolivia, y en la que ella llevará la expectativa de anotar goles para su país.
Era noviembre de 2019 cuando su equipo, el club Acción Deportiva del estado Portuguesa, ganó el campeonato nacional y, con ello, las apuestas se centraron en ella, luego de una temporada en la que traspasó las barreras enemigas en 31 ocasiones.
La joven de 22 años fue entonces, por segunda ocasión consecutiva, la máxima goleadora de la liga local, título que no se dejó arrebatar pese a una lesión que la mantuvo fuera de las canchas durante tres partidos.
Ahora, cuando el torneo de clubes americanos está por arrancar, luego de dos años detenido, Mujica está lista para volver al salón y convertirse en la amenaza habitual que representa para sus adversarias, desde su posición como central.
La estudiante de Educación lleva una década marcando «muchos goles» desde que se dio a conocer en su pueblo, en el que aprendió a jugar en una «cancha diminuta», dijo a Efe Víctor Moreno, gerente deportivo de su club.
La 10 del Acción Deportiva, dice, creció en un asentamiento campesino y desarrolló sus dotes para el fútbol sala en una zona del país que no se caracteriza por seguir o practicar este deporte. Sin embargo, insiste, ella ha encontrado en el futsal su pasión.
Los méritos de Mujica han sido descritos también en la web de su club, donde destacan además el «coraje, la gallardía y mucha alegría» con que la universitaria asume sus partidos, sin dejar de mencionar «una pegada letal al momento de encarar el arco».
Ella y sus compañeras, todas provenientes de familias con escasos recursos económicos, son llamadas «estrellas béticas», un guiño de los propietarios del equipo a familiares radicados en España, e hinchas del Betis de Sevilla, que han apoyado el desarrollo de las chicas en el país caribeño.
Así, con el verde y blanco de las béticas, Liliana viaja este viernes a Bolivia llena de emoción hacia una cita que podría consagrarla y dar satisfacciones al creciente fútbol femenino venezolano que, en el último quinquenio como nunca, ha ido sumando estrellas.
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Era noviembre de 2019 cuando su equipo, el club Acción Deportiva del estado Portuguesa, ganó el campeonato nacional y, con ello, las apuestas se centraron en ella, luego de una temporada en la que traspasó las barreras enemigas en 31 ocasiones.
La joven de 22 años fue entonces, por segunda ocasión consecutiva, la máxima goleadora de la liga local, título que no se dejó arrebatar pese a una lesión que la mantuvo fuera de las canchas durante tres partidos.
Ahora, cuando el torneo de clubes americanos está por arrancar, luego de dos años detenido, Mujica está lista para volver al salón y convertirse en la amenaza habitual que representa para sus adversarias, desde su posición como central.
La estudiante de Educación lleva una década marcando «muchos goles» desde que se dio a conocer en su pueblo, en el que aprendió a jugar en una «cancha diminuta», dijo a Efe Víctor Moreno, gerente deportivo de su club.
La 10 del Acción Deportiva, dice, creció en un asentamiento campesino y desarrolló sus dotes para el fútbol sala en una zona del país que no se caracteriza por seguir o practicar este deporte. Sin embargo, insiste, ella ha encontrado en el futsal su pasión.
Los méritos de Mujica han sido descritos también en la web de su club, donde destacan además el «coraje, la gallardía y mucha alegría» con que la universitaria asume sus partidos, sin dejar de mencionar «una pegada letal al momento de encarar el arco».
Ella y sus compañeras, todas provenientes de familias con escasos recursos económicos, son llamadas «estrellas béticas», un guiño de los propietarios del equipo a familiares radicados en España, e hinchas del Betis de Sevilla, que han apoyado el desarrollo de las chicas en el país caribeño.
Así, con el verde y blanco de las béticas, Liliana viaja este viernes a Bolivia llena de emoción hacia una cita que podría consagrarla y dar satisfacciones al creciente fútbol femenino venezolano que, en el último quinquenio como nunca, ha ido sumando estrellas.