El papa Francisco lamentó este domingo 12 de febrero la condena a cárcel del obispo crítico con el Gobierno de Nicaragua, monseñor Rolando Álvarez, y animó a los responsables políticos a la «búsqueda sincera» de la paz en ese país.
«Las noticias que llegan desde Nicaragua me han dolido no poco, y no pudo no recordar con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Alvarez, a quien quiero mucho, condenado a 26 años de cárcel y también a las personas que han sido deportadas a Estados Unidos», dijo el pontífice tras el Ángelus dominical.
El obispo, muy crítico con el Gobierno del presidente Daniel Ortega, fue condenado el pasado viernes a 26 años y 4 de meses de prisión tras ser declarado culpable por delitos considerados «traición a la patria», en medio de la crisis que vive el país.
El pontífice, asomado a la ventana del Palacio Apostólico, dijo que reza por ellos y «por todos aquellos que sufren en esa querida nación» y pidió la oración de los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro.
«Pidamos además al Señor la intercesión de la Inmaculada Virgen María para que abra el corazón de los responsables políticos y de todos los ciudadanos a la sincera búsqueda de la paz, que nace de la verdad, de la justicia, de la libertad y del amor», afirmó.
«Y se alcanza a través del ejercicio paciente del diálogo», puntualizó Francisco.
Ayer sábado el Gobierno de Estados Unidos exigió la liberación de este prelado muy crítico con el régimen de Ortega y que, un día antes de su condena, se negó a ser desterrado.
Monseñor Álvarez rechazó subirse al avión que lo llevaría, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, opositores, hacia Estados Unidos, lo que provocó la furia de Ortega, que lo tachó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno».
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«Las noticias que llegan desde Nicaragua me han dolido no poco, y no pudo no recordar con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Alvarez, a quien quiero mucho, condenado a 26 años de cárcel y también a las personas que han sido deportadas a Estados Unidos», dijo el pontífice tras el Ángelus dominical.
El obispo, muy crítico con el Gobierno del presidente Daniel Ortega, fue condenado el pasado viernes a 26 años y 4 de meses de prisión tras ser declarado culpable por delitos considerados «traición a la patria», en medio de la crisis que vive el país.
El pontífice, asomado a la ventana del Palacio Apostólico, dijo que reza por ellos y «por todos aquellos que sufren en esa querida nación» y pidió la oración de los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro.
«Pidamos además al Señor la intercesión de la Inmaculada Virgen María para que abra el corazón de los responsables políticos y de todos los ciudadanos a la sincera búsqueda de la paz, que nace de la verdad, de la justicia, de la libertad y del amor», afirmó.
«Y se alcanza a través del ejercicio paciente del diálogo», puntualizó Francisco.
Ayer sábado el Gobierno de Estados Unidos exigió la liberación de este prelado muy crítico con el régimen de Ortega y que, un día antes de su condena, se negó a ser desterrado.
Monseñor Álvarez rechazó subirse al avión que lo llevaría, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, opositores, hacia Estados Unidos, lo que provocó la furia de Ortega, que lo tachó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno».