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Rinden homenaje a Marcelo Pecci, el implacable fiscal apasionado por el fútbol y la aviación

INTERNACIONALES · 15 MAYO, 2022 16:05

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Efe | @EFEnoticias


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Marcelo Pecci, el fiscal asesinado en Colombia y a quien este domingo, 15 de mayo, despiden los paraguayos, se mostró públicamente implacable contra el delito, pero para sus allegados era el hombre de buen humor, apasionado por el fútbol y la aviación.

«Estaba blindado y como en dos mundos», señaló a Efe Sebastián Acha, su amigo desde los 5 años y compañero de estudios, quien destaca que Pecci logró deslindar la profesión de su vida privada.

Con una letra que «tendía a ser cuadrada» y la «irreverencia ingenua» de un «niño aplicado», lo recuerda Acha.

Pecci era uno de los tres zurdos del equipo de fútbol en su promoción de 1995 en el Colegio San José, uno de los más tradicionales de Asunción, e incluso practicó baloncesto de joven.

Hincha Guaraní

Su amor por el fútbol, el deporte rey en Paraguay, lo llevó a ser directivo del club asunceno Guaraní antes de convertirse en fiscal.

El presidente del Guaraní, Emilio Daher, quien conoció de Pecci desde su época de estudiante de Derecho en la Universidad Nacional de Asunción, contó a Efe que no fue sino hasta finales de los 90 cuando tuvo un mayor acercamiento con él.

Pecci fue durante ese tiempo secretario de la Comisión Directiva del equipo.

«Era un hombre apasionado, honesto, de principios, entusiasta siempre en lo que hacía y muy comprometido con las causas», ilustró.

Al cabo de varios años y ya como funcionario público, se le veía de vez en cuando en las gradas. Uno de los últimos partidos en los que Daher recuerda haber coincidido con su «querido Marcelito», como lo llamó en un mensaje tras su muerte, fue en diciembre pasado.

Aviación y bomberos 

Otra de las pasiones de Pecci fue la aviación, que muchos consideran heredó de su mamá, Maricel Albertini, una exfuncionaria de la desaparecida Líneas Aéreas Paraguayas (LAP).

En una columna publicada este domingo en el diario La Nación, Toni Roberto cuenta cómo Pecci soñó con «rescatar del olvido una vieja máquina Convair» de LAP, e indica que ese proyecto lo llevó a conocer a su esposa, Claudia Aguilera.

La meta era convertir el abandonado aparato en un museo. En mayo de 2021, Pecci celebró en Twitter que la aeronave sería restaurada «con aportes voluntarios y 0 (cero) gasto estatal».

De su paso por Santa Rosa del Aguaray, en el departamento de San Pedro, donde comenzó su carrera de fiscal, queda como recuerdo su apoyo a la creación de un cuerpo de bomberos voluntarios en esa localidad. Ellos han acompañado su féretro desde su llegada al país.

Preocupación familiar

El pasado 10 de mayo el mayor temor de Francisco Pecci, un exfuncionario judicial de 83 años, se hizo realidad.

Su hijo fue atacado a tiros cuando disfrutaba de su luna de miel junto a su esposa, quien espera un bebé.

Días atrás habían contraído nupcias.

«La vida me pone desafíos nuevos», había escrito Marcelo Pecci a Sebastián Acha en un mensaje después de invitarlo a su casamiento, por el que -asegura su amigo- estaba «inmensamente feliz».

El sentimiento de Francisco Pecci se mantenía latente. «Yo le hablé muchas veces del problema y de la preocupación que teníamos en la familia de que le pasara algo grave», confesó el apesadumbrado padre el viernes ante personas que rindieron tributo a su hijo.

Rememoró que, ante su insistencia, alguna vez respondió: «Papá, si me pasa algo, es la voluntad de Dios».

Pero, a juicio de este padre, a su hijo lo mataron, porque con su trabajo «molestaba a la gente bandida y mala». 

Policía colombiana sigue tras los asesinos

 Cinco días después del asesinato del fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci en una playa de la isla colombiana de Barú, cercana a Cartagena de Indias, la Policía, apoyada por organismos de inteligencia de Estados Unidos, mantiene una intensa operación para tratar de identificar y capturar a los asesinos.

La Policía ha puesto énfasis en la importancia que tienen «las primeras» horas luego de cometido el crimen y por eso dispuso veinte puestos de control por toda Cartagena, el principal destino turístico de Colombia, que se vio sacudido por el crimen de Pecci, quien disfrutaba en Barú de su luna de miel con su esposa, la periodista Claudia Aguilera.

Policías uniformados y otros encubiertos realizan día y noche pesquisas entre los transeúntes, en los autobuses del servicio público, en los vehículos particulares y en las motocicletas que circulan por la ciudad y otras poblaciones vecinas en donde no se descarta que se hayan escondido los criminales.

También son objeto de las operaciones las terminales de transporte y el aeropuerto internacional Rafael Núñez. Nada escapa a las redadas.

Al frente de la operación está el director de la Policía colombiana, general Jorge Luis Vargas, quien recalca que el fin último es dar con los autores materiales e intelectuales de este crimen que enluta a Paraguay y Colombia.

Intensa búsqueda de un sospechoso

La línea que siguen los investigadores es la búsqueda de un hombre, cuya imagen quedó grabada en las cámaras de seguridad de un establecimiento cercano a la playa donde Pecci fue asesinado el pasado 10 de mayo.

«Ayúdenos a identificar, recompensa de 2.000 millones de pesos (unos 500.000 dólares). Absoluta reserva», dice el volante con la imagen del sospechoso, que aparece con gafas oscuras y sombrero.

El sicario, que llegó en una moto acuática a la playa donde descansaban el fiscal y su esposa, le propinó tres disparos a Pecci y huyó, sin que ninguna de las personas que estaban en el lugar, estremecidas por el crimen, pudiera hacer nada.

El comisario de la policía nacional de Paraguay, Nimio Cardozo quien viajó a Cartagena dijo a medios que los sicarios habrían tardado «13 minutos» desde que alquilaron la moto acuática, cometieron el crimen y devolvieron el vehículo, y añadió que en el lugar del asesinato encontraron «tres casquillos de pistola 9 milímetros».

La búsqueda de los autores intelectuales del asesinato de Pecci ha trascendido las fronteras colombianas y se extiende por Brasil, Paraguay y Estados Unidos donde intervienen miembros de la policía paraguaya, la DEA, el FBI y la Europol.

El general Vargas, dijo a medios que el crimen de Pecci no fue «un homicidio común» y agregó que detrás «hay mafias del crimen (internacional)».

El alto oficial ha dicho que al fiscal lo asesinaron por las «grandes investigaciones» que hacía contra la mafia: «acá hay un planeamiento detallado, hay un sistema de crimen perfectamente establecido».

El cuerpo del fiscal especializado contra el crimen organizado, narcotráfico, lavado de dinero y financiamiento del terrorismo, será sepultado este domingo en Asunción en medio de la gran conmoción nacional que ha causado su asesinato.

INTERNACIONALES · 22 JULIO, 2022

Rinden homenaje a Marcelo Pecci, el implacable fiscal apasionado por el fútbol y la aviación

Texto por Efe | @EFEnoticias

Marcelo Pecci, el fiscal asesinado en Colombia y a quien este domingo, 15 de mayo, despiden los paraguayos, se mostró públicamente implacable contra el delito, pero para sus allegados era el hombre de buen humor, apasionado por el fútbol y la aviación.

«Estaba blindado y como en dos mundos», señaló a Efe Sebastián Acha, su amigo desde los 5 años y compañero de estudios, quien destaca que Pecci logró deslindar la profesión de su vida privada.

Con una letra que «tendía a ser cuadrada» y la «irreverencia ingenua» de un «niño aplicado», lo recuerda Acha.

Pecci era uno de los tres zurdos del equipo de fútbol en su promoción de 1995 en el Colegio San José, uno de los más tradicionales de Asunción, e incluso practicó baloncesto de joven.

Hincha Guaraní

Su amor por el fútbol, el deporte rey en Paraguay, lo llevó a ser directivo del club asunceno Guaraní antes de convertirse en fiscal.

El presidente del Guaraní, Emilio Daher, quien conoció de Pecci desde su época de estudiante de Derecho en la Universidad Nacional de Asunción, contó a Efe que no fue sino hasta finales de los 90 cuando tuvo un mayor acercamiento con él.

Pecci fue durante ese tiempo secretario de la Comisión Directiva del equipo.

«Era un hombre apasionado, honesto, de principios, entusiasta siempre en lo que hacía y muy comprometido con las causas», ilustró.

Al cabo de varios años y ya como funcionario público, se le veía de vez en cuando en las gradas. Uno de los últimos partidos en los que Daher recuerda haber coincidido con su «querido Marcelito», como lo llamó en un mensaje tras su muerte, fue en diciembre pasado.

Aviación y bomberos 

Otra de las pasiones de Pecci fue la aviación, que muchos consideran heredó de su mamá, Maricel Albertini, una exfuncionaria de la desaparecida Líneas Aéreas Paraguayas (LAP).

En una columna publicada este domingo en el diario La Nación, Toni Roberto cuenta cómo Pecci soñó con «rescatar del olvido una vieja máquina Convair» de LAP, e indica que ese proyecto lo llevó a conocer a su esposa, Claudia Aguilera.

La meta era convertir el abandonado aparato en un museo. En mayo de 2021, Pecci celebró en Twitter que la aeronave sería restaurada «con aportes voluntarios y 0 (cero) gasto estatal».

De su paso por Santa Rosa del Aguaray, en el departamento de San Pedro, donde comenzó su carrera de fiscal, queda como recuerdo su apoyo a la creación de un cuerpo de bomberos voluntarios en esa localidad. Ellos han acompañado su féretro desde su llegada al país.

Preocupación familiar

El pasado 10 de mayo el mayor temor de Francisco Pecci, un exfuncionario judicial de 83 años, se hizo realidad.

Su hijo fue atacado a tiros cuando disfrutaba de su luna de miel junto a su esposa, quien espera un bebé.

Días atrás habían contraído nupcias.

«La vida me pone desafíos nuevos», había escrito Marcelo Pecci a Sebastián Acha en un mensaje después de invitarlo a su casamiento, por el que -asegura su amigo- estaba «inmensamente feliz».

El sentimiento de Francisco Pecci se mantenía latente. «Yo le hablé muchas veces del problema y de la preocupación que teníamos en la familia de que le pasara algo grave», confesó el apesadumbrado padre el viernes ante personas que rindieron tributo a su hijo.

Rememoró que, ante su insistencia, alguna vez respondió: «Papá, si me pasa algo, es la voluntad de Dios».

Pero, a juicio de este padre, a su hijo lo mataron, porque con su trabajo «molestaba a la gente bandida y mala». 

Policía colombiana sigue tras los asesinos

 Cinco días después del asesinato del fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci en una playa de la isla colombiana de Barú, cercana a Cartagena de Indias, la Policía, apoyada por organismos de inteligencia de Estados Unidos, mantiene una intensa operación para tratar de identificar y capturar a los asesinos.

La Policía ha puesto énfasis en la importancia que tienen «las primeras» horas luego de cometido el crimen y por eso dispuso veinte puestos de control por toda Cartagena, el principal destino turístico de Colombia, que se vio sacudido por el crimen de Pecci, quien disfrutaba en Barú de su luna de miel con su esposa, la periodista Claudia Aguilera.

Policías uniformados y otros encubiertos realizan día y noche pesquisas entre los transeúntes, en los autobuses del servicio público, en los vehículos particulares y en las motocicletas que circulan por la ciudad y otras poblaciones vecinas en donde no se descarta que se hayan escondido los criminales.

También son objeto de las operaciones las terminales de transporte y el aeropuerto internacional Rafael Núñez. Nada escapa a las redadas.

Al frente de la operación está el director de la Policía colombiana, general Jorge Luis Vargas, quien recalca que el fin último es dar con los autores materiales e intelectuales de este crimen que enluta a Paraguay y Colombia.

Intensa búsqueda de un sospechoso

La línea que siguen los investigadores es la búsqueda de un hombre, cuya imagen quedó grabada en las cámaras de seguridad de un establecimiento cercano a la playa donde Pecci fue asesinado el pasado 10 de mayo.

«Ayúdenos a identificar, recompensa de 2.000 millones de pesos (unos 500.000 dólares). Absoluta reserva», dice el volante con la imagen del sospechoso, que aparece con gafas oscuras y sombrero.

El sicario, que llegó en una moto acuática a la playa donde descansaban el fiscal y su esposa, le propinó tres disparos a Pecci y huyó, sin que ninguna de las personas que estaban en el lugar, estremecidas por el crimen, pudiera hacer nada.

El comisario de la policía nacional de Paraguay, Nimio Cardozo quien viajó a Cartagena dijo a medios que los sicarios habrían tardado «13 minutos» desde que alquilaron la moto acuática, cometieron el crimen y devolvieron el vehículo, y añadió que en el lugar del asesinato encontraron «tres casquillos de pistola 9 milímetros».

La búsqueda de los autores intelectuales del asesinato de Pecci ha trascendido las fronteras colombianas y se extiende por Brasil, Paraguay y Estados Unidos donde intervienen miembros de la policía paraguaya, la DEA, el FBI y la Europol.

El general Vargas, dijo a medios que el crimen de Pecci no fue «un homicidio común» y agregó que detrás «hay mafias del crimen (internacional)».

El alto oficial ha dicho que al fiscal lo asesinaron por las «grandes investigaciones» que hacía contra la mafia: «acá hay un planeamiento detallado, hay un sistema de crimen perfectamente establecido».

El cuerpo del fiscal especializado contra el crimen organizado, narcotráfico, lavado de dinero y financiamiento del terrorismo, será sepultado este domingo en Asunción en medio de la gran conmoción nacional que ha causado su asesinato.

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