Unicef alertó este lunes que 16,5 millones de niños y adolescentes en América Latina y el Caribe necesitarán ayuda humanitaria en 2023, por lo que este fondo de la ONU precisa recaudar 723 millones de dólares a fin de poder dar esa asistencia.
El aumento de los flujos migratorios, la violencia y los riesgos climáticos está impactando en la niñez y adolescencia de la región, dijo el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia o Unicef durante la presentación de su llamamiento de Acción Humanitaria para la Infancia.
En los últimos años, América Latina y el Caribe «ha registrado una de las mayores crisis migratorias del mundo fuera de las zonas de conflicto», recalcó Unicef, y citó la cifra histórica de casi 32.000 niños y adolescentes que cruzaron a pie entre enero y octubre pasado la peligrosa selva del Darién, la frontera entre Colombia y Panamá, en su camino hacia Norteamérica.
La región está además expuesta a catástrofes naturales como terremotos, huracanes, inundaciones y sequías. Casi 1,5 millones de niños y adolescentes se vieron afectados por estas emergencias en toda América Latina y el Caribe en 2022.
«Acompañados o no de sus padres, cada vez más niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe emprenden un viaje por todo el continente en busca de una vida mejor y más segura», dijo el director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Youssouf Abdel-Jelil.
A lo largo de ese «peligroso viaje», expresó el funcionario, «los niños, niñas y adolescentes están especialmente expuestos a sufrir de desnutrición, enfermedades infecciosas, abusos, explotación y separación familiar».
Durante el viaje migratorio, los niños y adolescentes afrontan riesgos dado que a menudo no disponen de opciones, o estas son escasas, para desplazarse por vías seguras y regulares y se limita o interrumpe su acceso a servicios esenciales. Al llegar a las comunidades de acogida la mayoría están expuestos a la discriminación y la xenofobia.
«Sencillamente, no podemos ignorar este empeoramiento de la crisis humanitaria en materia de derechos de la infancia que ahora afecta a todos los países de América Latina y el Caribe, ya sea en el país de origen, de tránsito o de destino», declaró el director regional de Unicef.
Alertó que «si no se proporciona una asistencia humanitaria suficiente y urgente a las familias migrantes y a las comunidades de acogida, no sólo se está poniendo en peligro la seguridad y el bienestar de millones de niños, niñas y adolescentes, sino que además peligra la estabilidad y la paz en toda la región».
Es por ello que Unicef ha lanzado un llamado de financiación de 723 millones de dólares para apoyar la preparación y la respuesta a las crisis emergentes en América Latina y el Caribe, incluyendo el reforzamiento de los sistemas locales y nacionales de respuesta, así como para proporcionar a los niños, niñas, adolescentes y a sus familias acceso a los servicios esenciales a lo largo de su viaje migratorio.
Estos fondos servirán además para llevar a cabo intervenciones integradas que faciliten el acceso de los niños y adolescentes a la educación, salud y servicios de protección en las comunidades de acogida, dijo el fondo de la ONU.
«Gracias a las contribuciones de los donantes este año, Unicef y sus socios que trabajan en el terreno atendieron a cerca de 5,2 millones de migrantes y refugiados, facilitándoles el acceso a la atención sanitaria primaria, a las vacunas, a los servicios de nutrición, a las instalaciones de agua y saneamiento, a la educación, así como al apoyo psicosocial, a los cuidados alternativos y a la reunificación de los niños y niñas no acompañados con sus familias, entre otros servicios de protección de la infancia».
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Unicef alertó este lunes que 16,5 millones de niños y adolescentes en América Latina y el Caribe necesitarán ayuda humanitaria en 2023, por lo que este fondo de la ONU precisa recaudar 723 millones de dólares a fin de poder dar esa asistencia.
El aumento de los flujos migratorios, la violencia y los riesgos climáticos está impactando en la niñez y adolescencia de la región, dijo el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia o Unicef durante la presentación de su llamamiento de Acción Humanitaria para la Infancia.
En los últimos años, América Latina y el Caribe «ha registrado una de las mayores crisis migratorias del mundo fuera de las zonas de conflicto», recalcó Unicef, y citó la cifra histórica de casi 32.000 niños y adolescentes que cruzaron a pie entre enero y octubre pasado la peligrosa selva del Darién, la frontera entre Colombia y Panamá, en su camino hacia Norteamérica.
La región está además expuesta a catástrofes naturales como terremotos, huracanes, inundaciones y sequías. Casi 1,5 millones de niños y adolescentes se vieron afectados por estas emergencias en toda América Latina y el Caribe en 2022.
«Acompañados o no de sus padres, cada vez más niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe emprenden un viaje por todo el continente en busca de una vida mejor y más segura», dijo el director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Youssouf Abdel-Jelil.
A lo largo de ese «peligroso viaje», expresó el funcionario, «los niños, niñas y adolescentes están especialmente expuestos a sufrir de desnutrición, enfermedades infecciosas, abusos, explotación y separación familiar».
Durante el viaje migratorio, los niños y adolescentes afrontan riesgos dado que a menudo no disponen de opciones, o estas son escasas, para desplazarse por vías seguras y regulares y se limita o interrumpe su acceso a servicios esenciales. Al llegar a las comunidades de acogida la mayoría están expuestos a la discriminación y la xenofobia.
«Sencillamente, no podemos ignorar este empeoramiento de la crisis humanitaria en materia de derechos de la infancia que ahora afecta a todos los países de América Latina y el Caribe, ya sea en el país de origen, de tránsito o de destino», declaró el director regional de Unicef.
Alertó que «si no se proporciona una asistencia humanitaria suficiente y urgente a las familias migrantes y a las comunidades de acogida, no sólo se está poniendo en peligro la seguridad y el bienestar de millones de niños, niñas y adolescentes, sino que además peligra la estabilidad y la paz en toda la región».
Es por ello que Unicef ha lanzado un llamado de financiación de 723 millones de dólares para apoyar la preparación y la respuesta a las crisis emergentes en América Latina y el Caribe, incluyendo el reforzamiento de los sistemas locales y nacionales de respuesta, así como para proporcionar a los niños, niñas, adolescentes y a sus familias acceso a los servicios esenciales a lo largo de su viaje migratorio.
Estos fondos servirán además para llevar a cabo intervenciones integradas que faciliten el acceso de los niños y adolescentes a la educación, salud y servicios de protección en las comunidades de acogida, dijo el fondo de la ONU.
«Gracias a las contribuciones de los donantes este año, Unicef y sus socios que trabajan en el terreno atendieron a cerca de 5,2 millones de migrantes y refugiados, facilitándoles el acceso a la atención sanitaria primaria, a las vacunas, a los servicios de nutrición, a las instalaciones de agua y saneamiento, a la educación, así como al apoyo psicosocial, a los cuidados alternativos y a la reunificación de los niños y niñas no acompañados con sus familias, entre otros servicios de protección de la infancia».