Docentes y directivos aseguran que los centros educativos del occidente de Venezuela culminaron el año escolar 2023 – 2024 en un «estado crítico» y que el gobierno no puede seguir ignorando las peticiones para rescatar a los planteles, entre ellas el funcionamiento eficiente del Plan de Alimentación y reparación de las infraestructuras.
«Es una verdadera tragedia, en Zulia lo que nos está ocurriendo en materia de educación es verdaderamente alarmante. Tenemos carencias en los académico, infraestructura y personal, o sea, en todo sentido. Si revisamos la educación en el transcurso del año escolar vemos que llegamos al punto más álgido de la crisis», expresó Marlene Hernández, presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema) en esa entidad que es fronteriza con Colombia.
Hernández informó a Efecto Cocuyo que los educadores en el territorio zuliano —quienes ganan en promedio 10 dólares mensuales — impartieron clase solo tres días a la semana. Esa modalidad, comúnmente conocida como horario mosaico, se implementó en el 100 % de las escuelas de la entidad, afirmó la docente.
«La calidad educativa sencillamente no se está dando. Tenemos maestras trabajando en casas de familias a medio turno, otras hacen tortas, cosen, etc. Ante estas circunstancias los objetivos no se pueden cumplir a cabalidad. Con mucho asombro lo que observamos es fracaso, negación, retroceso. Veo que le estamos dando el final a un año escolar que resultó ser muy improductivo, por el lado que se le analice», dijo.
De acuerdo el último estudio de HumVenezuela, presentado en noviembre de 2023, el año pasado el 40,2 % de los niños, niñas y adolescentes tuvieron una asistencia irregular a la escuela en Zulia. Asimismo, más de 177 mil recibieron menos de 50 días de clases.
Deficiencia de servicios reducen horas de clases
Hernández reportó que el 70 % de las escuelas zulianas registran fallas de infraestructura y que el Plan de Alimentación no funcionó durante el período académico.
Indicó que una de las fallas más graves es la de los servicios públicos, en especial la electricidad y el agua. El suministro irregular causa que las clases se suspendan o acaben antes, lo que reduce aún más las horas en aula:
«No me voy a ir a un municipio lejano. Dentro de Maracaibo te encuentras con planteles que no tienen salas sanitarias y que los alumnos deben ir al patio, porque además ni siquiera hay agua potable. Imagina un plantel con más de 200 estudiantes sin agua», apuntó la presidente de Sinvema Zulia.
Aseguró que, sin ventilación, sin agua o electricidad, los niños y niñas sufren por las altas temperaturas dentro de los salones. Aunado a lo anterior, reciben contenidos que pertenecen a «programas de estudios del siglo pasado» que aún no han sido ajustados a la actualidad.
«Dar clases aquí es como hacerlo en un infierno terrenal. Hemos acudido a todas las instancias y hay una negación permanente con el cuento de que no hay dinero, pero sí lo hay para otras cosas. ¿No es la educación la prioridad en cualquier lugar del mundo? ¿Es que acaso en Venezuela las prioridades son otras?», puntualizó Hernández.
Sobre el tema de financiamiento del sector, en febrero de 2024 la Alianza por la Educación de Gritemos con Brío recordó que, durante la Memoria y Cuenta presentada a principios de enero, en el área de educación se asignó solo 10,25% del total del presupuesto nacional.
Qué pasó en Barinas durante el año escolar
Durante 2023, Barinas fue uno de los estados más afectados por la crisis educativa en todo el país. Al menos el 90 % de las escuelas barinesas dejaron de dar clases durante los primeros cuatro meses de ese año, informó entonces la presidenta de Sinvema en la entidad, Xiomara Morillo.
Este 16 de julio, Morillo dijo a Efecto Cocuyo, en entrevista telefónica, que Barinas «no escapó de la situación crítica que vive el magisterio nacional» y que allí los docentes laboraron máximo tres días en el primer semestre de 2024.
«Aquí la política del Estado fue solventar con bonos. Ya se percibió el bono vacacional, el bono recreacional y el ajuste salarial de los 28 días, tanto los docentes nacionales como los dependientes de la gobernación, pero esto no cubre las necesidades del magisterio barinés», explicó la profesora.
Comentó que, al igual que pasa en Zulia, la infraestructura de los planteles se encuentra en un «punto crítico» y no hay dotación de recursos de parte de los entes encargados.
«Lo que envía el Plan de Alimentación es arroz, pasta y granos. Por allá de vez en cuando envían pollo. Pésimo el programa, lo que estaba bien sustentado es lo que lleva el Programa de Naciones Unidas. Pero por parte del Estado, pésimo completamente», afirmó Morillo.
Denunció también que los docentes siguen sin contar con garantías de seguridad social:
«En el Ipasme (Instituto de Previsión y Asistencia Social para el personal del Ministerio de Educación) no se presta el servicio para el que fue creado. No funciona, cuando van los docentes no los atienden», reportó la presidenta de Sinvema Barinas.
Táchira culmina con las mismas fallas
Los estados andinos no escapan de los problemas que caracterizaron el año escolar 2023 – 2024 en el país. De acuerdo con el informe de Hum Venezuela en 2023, Táchira fue el tercer estado donde se registró mayor asistencia irregular de niños de tres a 17 años (72,6%).
La deserción estudiantil en la entidad, fronteriza con Colombia, preocupa a la sociedad civil. Clara Ramírez, directora encargada de FundaRedes, advirtió a inicios de 2024 el incremento de niños, niñas y adolescentes que se encuentran trabajando en las calles de San Cristóbal.
«Es competencia del Consejo de Protección y del Circuito Judicial de atención de Niños, Niñas y Adolescentes atender está problemática, ya que la permanencia de estos menores de edad en las calles, incrementa el riesgo de que puedan ser captados por algunas bandas criminales que, mediante ofertas engañosas, se aprovechen de su necesidad de obtener ingresos económicos», afirmó Ramírez en febrero.
Para julio, no hay cifras oficiales de cuántos niños abandonaron las escuelas durante el primer semestre del año. Las autoridades guardan silencio sobre el asunto y las organizaciones no gubernamentales trabajan con dificultad, por el poco acceso a información oficial.
Sobre la crisis educativa, Evencio Zenón, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Táchira (Siteet), aseguró a la prensa local que el año cerró con «una mayor incertidumbre».
Finalmente, la presidenta de la Federación Venezolana de Maestros (FVM), Carmen Teresa Márquez, declaró el 10 de julio que el período escolar fue «accidentado» y frustrante. Instó además a abordar inmediatamente las fallas, antes de que los niños vuelvan a las aulas al finalizar las vacaciones. A la fecha, el gobierno de Nicolás Maduro no ha respondido a estas peticiones.