Por tercer día consecutivos trabajadores y jubilados de Ipostel, el instituo de correos de Venezuela, protestron a las afueras de la sede principal de Caracas, en la avenida José Ángel Lamas de San Martín para exigir reivindicaciones salariales y sociales.
Acompañados de dirigentes sindicales de siete estados del país (Anzoátegui, Bolívar, Carabobo, Guárico, Miranda, Vargas y Yaracuy) también denunciaron los atropellos y persecución a los que son sometidos por exigir transparencia en la institución.
«No podemos como trabajadores renunciar a nuestros propios derechos sobre la base que no hay la posibilidad de aumentar el salario. Tenemos que darle una vuelta a todo esto, el gobierno nacional debe exigirle a los dirigentes de las instituciones que incluyan a la clase obrera en la toma de decisiones», explicó Alvin García, dirigente del estado Bolívar.
El incumplimiento de 14 cláusulas del contrato colectivo, más de cuatro años sin HCM, sin dotaciones de medicinas ni bolsas de comida y con un salario de 220 bolívares mensuales, los trabajadores demandaron la destitución de la directiva de Ipostel.
«Uno tiene que buscar aquí y allá para sobrevivir porque con 22 años que tengo en Ipostel gano 110 quincenal, qué hago con eso, he tenido que salir con mi esposa a vender porquecitos en la calle», dijo Daniel Suárez, repartidor postal.
A este miércoles 2 de noviembre, el salario de 220 bolívares mensuales equivalen a 25,61 dólares mensuales a la tasa oficial de 8,59 bolívares del Banco Central de Venezuela (BCV) y se reduce a 24,17 dólares al cambio del dólar paralelo, que cerró la cotización en 9,10 bolívares, en la cuenta Instagram Monitor Dólar Venezuela.
Los despidos injustificados y amedrentamientos son partes de las quejas de los trabajadores con los directivos.
«El (jefe) de Seguridad carga una pistola encima y quiere intimidarnos. Mi uniforme lleva gorra y cuando entro a la institución me dicen que tengo que quitármela, entonces para que nos dan gorras. Cuando vienen las autoridades no podemos estar cerca, despejan todo para que ella llegue», detalló Suárez.
Para los jubilados la situación es aún más crítica. De las 203 personas que Ipostel jubiló este año en el mes de junio, aún no les han cancelado nada.
«Jubilándome con un cargo alto de coordinadora de correo 3, lo que me depositan son 400 bolívares mensuales y me están excluyendo de todos los beneficios del contrato colectivo que deben garantizarme así este jubilada, sino fuera por mis hijas que me ayudan, no sé como haría», comentó Grace Canelón, de 50 años de edad.
Activos y jubilados estarían dispuestos a seguir en la calle de no recibir respuestas oficial del gobierno nacional.
«Entregamos un documento central elaborado por la clase obrera donde le expresamos al Presidente y Vicepresidenta de la República, toda una serie de denuncias que afectan la operatividad el instituto y a sus trabajadores. Aquí no falla la clase obrera, aquí los que fallan son los que dirigen las instituciones que están prácticamente puestos ahí para generar a atropellos y aprovechar esos puestos a beneficio propio», añadió Alvin García.
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Por tercer día consecutivos trabajadores y jubilados de Ipostel, el instituo de correos de Venezuela, protestron a las afueras de la sede principal de Caracas, en la avenida José Ángel Lamas de San Martín para exigir reivindicaciones salariales y sociales.
Acompañados de dirigentes sindicales de siete estados del país (Anzoátegui, Bolívar, Carabobo, Guárico, Miranda, Vargas y Yaracuy) también denunciaron los atropellos y persecución a los que son sometidos por exigir transparencia en la institución.
«No podemos como trabajadores renunciar a nuestros propios derechos sobre la base que no hay la posibilidad de aumentar el salario. Tenemos que darle una vuelta a todo esto, el gobierno nacional debe exigirle a los dirigentes de las instituciones que incluyan a la clase obrera en la toma de decisiones», explicó Alvin García, dirigente del estado Bolívar.
El incumplimiento de 14 cláusulas del contrato colectivo, más de cuatro años sin HCM, sin dotaciones de medicinas ni bolsas de comida y con un salario de 220 bolívares mensuales, los trabajadores demandaron la destitución de la directiva de Ipostel.
«Uno tiene que buscar aquí y allá para sobrevivir porque con 22 años que tengo en Ipostel gano 110 quincenal, qué hago con eso, he tenido que salir con mi esposa a vender porquecitos en la calle», dijo Daniel Suárez, repartidor postal.
A este miércoles 2 de noviembre, el salario de 220 bolívares mensuales equivalen a 25,61 dólares mensuales a la tasa oficial de 8,59 bolívares del Banco Central de Venezuela (BCV) y se reduce a 24,17 dólares al cambio del dólar paralelo, que cerró la cotización en 9,10 bolívares, en la cuenta Instagram Monitor Dólar Venezuela.
Los despidos injustificados y amedrentamientos son partes de las quejas de los trabajadores con los directivos.
«El (jefe) de Seguridad carga una pistola encima y quiere intimidarnos. Mi uniforme lleva gorra y cuando entro a la institución me dicen que tengo que quitármela, entonces para que nos dan gorras. Cuando vienen las autoridades no podemos estar cerca, despejan todo para que ella llegue», detalló Suárez.
Para los jubilados la situación es aún más crítica. De las 203 personas que Ipostel jubiló este año en el mes de junio, aún no les han cancelado nada.
«Jubilándome con un cargo alto de coordinadora de correo 3, lo que me depositan son 400 bolívares mensuales y me están excluyendo de todos los beneficios del contrato colectivo que deben garantizarme así este jubilada, sino fuera por mis hijas que me ayudan, no sé como haría», comentó Grace Canelón, de 50 años de edad.
Activos y jubilados estarían dispuestos a seguir en la calle de no recibir respuestas oficial del gobierno nacional.
«Entregamos un documento central elaborado por la clase obrera donde le expresamos al Presidente y Vicepresidenta de la República, toda una serie de denuncias que afectan la operatividad el instituto y a sus trabajadores. Aquí no falla la clase obrera, aquí los que fallan son los que dirigen las instituciones que están prácticamente puestos ahí para generar a atropellos y aprovechar esos puestos a beneficio propio», añadió Alvin García.