El 16 de noviembre se celebra el día del hombre, mejor dicho, de la salud de los hombres y más precisamente, de la salud física de los hombres y, para hacerlo más específico, el Día del cáncer de próstata.
Sin duda que es necesario un día para sensibilizar a la población sobre el problema del cáncer de próstata, la primera causa de muerte en cáncer masculino, en todo el mundo, y detenerse en las barreras más psicológicas que tecnológicas para detectarlo.
Queda pendiente todo lo otro que concierne a la salud masculina y mucho más acerca de los hombres como género sexual.
Los hombres y la salud
Los 40 se las traen. No solo es una edad en la que los hombres pueden ser más estables económicamente, que reducen la “brincadera” social de los 30, que, en algunos empieza la llamada crisis de la mediana edad y, al mismo tiempo, es una etapa donde se hace necesario prestarle más atención a la salud.
Aunque parezca mentira, a los 40, tan temprano, estando muchos en tan buena forma, en la plenitud de la vida, como dicen, la biología comienza el declive orgánico. Por ello, hay que empezar a prestar más atención al cuerpo, no solo en su apariencia, sino en su funcionamiento. A partir de esa década aumentan los riesgos en salud, como el posible crecimiento de la próstata.
Los riegos de la próstata
La próstata es una pequeña glándula localizada en la entrepierna masculina, muy cerca del recto y tiende a crecer con la edad. Pero el que crezca, lamentablemente, no aumenta el placer sexual que produce la estimulación de ese órgano. El que crezca no es señal de riesgo de cáncer. Ese tipo de cáncer es más frecuente en hombres mayores de 40 años, en todo el mundo.
La medicina recomienda que a partir de los 40 -más modernamente se dice que a partir de los 50- los hombres se hagan una evaluación anual de todo el organismo, y, particularmente, de la próstata. Ante esa solicitud surge un problema: la mayoría de los hombres se resisten a acudir al médico para exámenes de rutina o de tipo preventivo.
La fantasía de invulnerabilidad de los hombres les hace pensar que su fortaleza impide que se enfermen, lo que es visto como una señal de debilidad. Debido a su hombría, ellos no tienen porqué ir al médico, ellos pueden solos. Inclusive, estando enfermos, sintiéndose mal físicamente por cualquier motivo, los hombres se resisten a la consulta médica y mayor es la resistencia cuando se trata de un examen de próstata.
El examen de próstata
El examen de próstata se ha estigmatizado por considerarse ofensivo a la dignidad masculina tradicional. Cuestión cultural. El tacto rectal, mediante el cual el médico introduce un dedo en el ano para palpar la glándula- genera resistencia en algunos hombres dominados por el pensamiento popular de “hombre macho no se deja tocar el culo”.
La resistencia al tacto rectal impide la prevención del cáncer de próstata y, a veces, cuando lo permiten, ya es tarde: el cáncer se ha extendido a otros órganos y, probablemente, mueren por esa causa. Con ello se reafirma un principio en la prevención de la salud masculina: «ser macho, mata».
En la actualidad, el tacto rectal sólo se realiza como examen de confirmación ante los resultados de un primer indicador del estatus de la próstata: los valores del antígeno prostático que se obtienen a través de un examen de sangre. Si el antígeno es alto, se procede al tacto rectal si no, no. Pero, claro, para detectar esos valores es necesario que el hombre no tema hacerse un examen de sangre. Ante los procedimientos médicos, los hombres suelen ser menos valientes que las mujeres.
Próstata, del placer al temor
La próstata está ligada al sexo. Por un lado, es una glándula fundamental para la reproducción porque segrega sustancias que nutren a los espermatozoides y, por el otro, es un órgano conectado a los nervios del placer. El llamado «orgasmo prostático» es de los más deseados por cualquier hombre. Es el propio punto G masculino. Ese placer solo se obtiene por movimientos especiales que hay que aprender a realizar o por estimulación directa de la glándula, práctica que hombres heterosexuales ejecutan pero en absoluta intimidad. ¡shh!, que nadie lo sepa.
La próstata ha pasado a ser una de las partes del cuerpo más temidas debido a la gran cantidad de hombres que mueren por cáncer en esa glándula. Esto es una paradoja porque próstata es un término que proviene de una palabra griega que significa protección. Por eso, los hombres de cualquier orientación sexual tienen que proteger su cuerpo.
No hay cuidados específicos que garanticen la buena marcha de la próstata. Ella marcha por sí sola. Por ello, como en los automóviles, hay que hacer un chequeo de vez en cuando, en este caso anual.
Los hombres tienen que vencer el miedo y desechar creencias erradas sobre el examen de próstata. El cáncer en este órgano suele ser asintomático, silencioso. Inclusive, mientras se extiende a otros órganos y eso es lo que hay que evitar.
Afortunadamente, la detección temprana de cáncer en la próstata es de muy buen pronóstico para la cura. De allí la importancia del examen anual como prevención.