Recientemente se cumplieron siete años sin comercio fronterizo colombo-venezolano, después de que el presidente Nicolás Maduro ordenara su cierre el 19 de agosto de 2015. Aunque el cierre fue inicialmente por 72 horas después de que tres miembros de las Fuerzas Armadas venezolanas y un civil resultaran heridos en la zona, los problemas entre ambas naciones se recrudecieron por las marcadas diferencias políticas, lo que condujo a una suspensión total de las relaciones bilaterales.
Recordemos que el presidente Duque —sumado al afán golpista internacional—, reconoció al opositor Juan Guaidó como mandatario legítimo de Venezuela, pese a que Guaidó nunca contó con poder real, decisión que dio al traste con toda posibilidad de relaciones diplomáticas y comerciales entre Colombia y Venezuela.
Sin embargo, la semana pasada fuimos testigos de un momento histórico, pues en un encuentro gremial e institucional binacional: Fedecámaras; Consecomercio; la Cámara de Comercio colombo-venezolana; el ministro de Industria y Turismo del gobierno de Petro, Germán Umaña; y el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti; sostuvieron una serie de reuniones en Cúcuta y Bucaramanga. Allí, se discutieron temas como flujo libre de transporte de carga, así como la circulación de mercadería, vehículos particulares y peatones por todos los pasos de la frontera binacional, simplificando los trámites administrativos y aduanales.
Entre las iniciativas derivadas del encuentro está la Rueda de Negocios Binacional, así como propuestas de actualización de la normativa jurídica del comercio binacional.
Venezuela y Colombia, combinadas, suman hoy un mercado de 80 millones de consumidores, llegando a transar entre ambos, hace apenas una década, sumas que superaron los 6 mil millones de dólares por año.
Tradicionalmente, Venezuela ha sido un exportador de materia prima a Colombia, mientras el vecino país suele comercializar productos terminados en nuestra tierra, debido a su desarrollado aparato industrial y los menores costos de producción.
La balanza comercial históricamente se ha inclinado a favor de Colombia, ya que Venezuela también contaba con otros enormes mercados — entre ellos el gringo —, como compradores tradicionales de nuestro petróleo, gas y derivados. Hoy preocupa a Fedecámaras, que el reinicio de intercambio bilateral pueda comprometer la ya muy golpeada industria nacional.
Grandes empresas de alimentos como Colombina, Nutresa, Aldor y Superalimentos, han manifestado abiertamente su intención de iniciar operaciones en Venezuela. Otro tanto ha pasado con empresas farmacéuticas y de logística. Asimismo, Latam, Avianca y Wingo, se encuentran a la espera de la autorización del INAC para iniciar vuelos entre Venezuela y Colombia.
El gobierno colombiano manifestó la posibilidad de comprar gas a nuestro país y predice un aumento de la actividad económica transfronteriza a US$ 1.200 millones de dólares a finales de este año, avizorando un potencial de crecimiento futuro que eleva esta cifra a US$ 7 mil millones. Esto implica un sustancial aumento del intercambio comercial actual, estimado en US$ 300 millones de dólares.
Si bien en las últimas semanas, Maduro y otros personeros del chavismo han expresado las intenciones de trabajar en conjunto con el nuevo gobierno colombiano, no queda claro por qué el gobierno venezolano no se ha manifestado respecto a la concreción de tempranos acuerdos comerciales, y que no enviara representantes a la reunión fronteriza gremial.
La Comisión Permanente de Política Exterior, Soberanía e Integración de la Asamblea Nacional se reunió el pasado jueves con el nuevo embajador de Venezuela en Colombia, Félix Plasencia, para presentar un plan de trabajo sobre el reinicio de las relaciones bilaterales.
Pareciera que el gobierno venezolano camina a un ritmo más lento que el colombiano, lo que no entendemos del todo dado que la apertura de relaciones comerciales con Colombia, miembro de la OTAN, sería una clara señal de las intenciones del ejecutivo nacional de poner a Venezuela en las huestes del mercado global.
Imaginamos que el debate del oficialismo debe rezar sobre la conveniencia o no de sonreír abiertamente a los gringos, a través de Colombia.
Consideramos que el restablecimiento de las relaciones con Colombia, no solo legitiman al gobierno de Maduro, quien manda en Venezuela —nos guste o no —, sino que pueden erigirse como un interesante habilitador para mitigar las sanciones financieras y comerciales que estrangulan el país.
Dada la crisis económica que atraviesa Venezuela, creemos que el gobierno debe privilegiar la agenda económica y social sobre cualquier interés político. En este momento, tanto el restablecimiento de relaciones con Colombia, como la apertura a mercados globales, favorecen la reactivación económica del país.
¿Qué estamos esperando?
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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Recientemente se cumplieron siete años sin comercio fronterizo colombo-venezolano, después de que el presidente Nicolás Maduro ordenara su cierre el 19 de agosto de 2015. Aunque el cierre fue inicialmente por 72 horas después de que tres miembros de las Fuerzas Armadas venezolanas y un civil resultaran heridos en la zona, los problemas entre ambas naciones se recrudecieron por las marcadas diferencias políticas, lo que condujo a una suspensión total de las relaciones bilaterales.
Recordemos que el presidente Duque —sumado al afán golpista internacional—, reconoció al opositor Juan Guaidó como mandatario legítimo de Venezuela, pese a que Guaidó nunca contó con poder real, decisión que dio al traste con toda posibilidad de relaciones diplomáticas y comerciales entre Colombia y Venezuela.
Sin embargo, la semana pasada fuimos testigos de un momento histórico, pues en un encuentro gremial e institucional binacional: Fedecámaras; Consecomercio; la Cámara de Comercio colombo-venezolana; el ministro de Industria y Turismo del gobierno de Petro, Germán Umaña; y el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti; sostuvieron una serie de reuniones en Cúcuta y Bucaramanga. Allí, se discutieron temas como flujo libre de transporte de carga, así como la circulación de mercadería, vehículos particulares y peatones por todos los pasos de la frontera binacional, simplificando los trámites administrativos y aduanales.
Entre las iniciativas derivadas del encuentro está la Rueda de Negocios Binacional, así como propuestas de actualización de la normativa jurídica del comercio binacional.
Venezuela y Colombia, combinadas, suman hoy un mercado de 80 millones de consumidores, llegando a transar entre ambos, hace apenas una década, sumas que superaron los 6 mil millones de dólares por año.
Tradicionalmente, Venezuela ha sido un exportador de materia prima a Colombia, mientras el vecino país suele comercializar productos terminados en nuestra tierra, debido a su desarrollado aparato industrial y los menores costos de producción.
La balanza comercial históricamente se ha inclinado a favor de Colombia, ya que Venezuela también contaba con otros enormes mercados — entre ellos el gringo —, como compradores tradicionales de nuestro petróleo, gas y derivados. Hoy preocupa a Fedecámaras, que el reinicio de intercambio bilateral pueda comprometer la ya muy golpeada industria nacional.
Grandes empresas de alimentos como Colombina, Nutresa, Aldor y Superalimentos, han manifestado abiertamente su intención de iniciar operaciones en Venezuela. Otro tanto ha pasado con empresas farmacéuticas y de logística. Asimismo, Latam, Avianca y Wingo, se encuentran a la espera de la autorización del INAC para iniciar vuelos entre Venezuela y Colombia.
El gobierno colombiano manifestó la posibilidad de comprar gas a nuestro país y predice un aumento de la actividad económica transfronteriza a US$ 1.200 millones de dólares a finales de este año, avizorando un potencial de crecimiento futuro que eleva esta cifra a US$ 7 mil millones. Esto implica un sustancial aumento del intercambio comercial actual, estimado en US$ 300 millones de dólares.
Si bien en las últimas semanas, Maduro y otros personeros del chavismo han expresado las intenciones de trabajar en conjunto con el nuevo gobierno colombiano, no queda claro por qué el gobierno venezolano no se ha manifestado respecto a la concreción de tempranos acuerdos comerciales, y que no enviara representantes a la reunión fronteriza gremial.
La Comisión Permanente de Política Exterior, Soberanía e Integración de la Asamblea Nacional se reunió el pasado jueves con el nuevo embajador de Venezuela en Colombia, Félix Plasencia, para presentar un plan de trabajo sobre el reinicio de las relaciones bilaterales.
Pareciera que el gobierno venezolano camina a un ritmo más lento que el colombiano, lo que no entendemos del todo dado que la apertura de relaciones comerciales con Colombia, miembro de la OTAN, sería una clara señal de las intenciones del ejecutivo nacional de poner a Venezuela en las huestes del mercado global.
Imaginamos que el debate del oficialismo debe rezar sobre la conveniencia o no de sonreír abiertamente a los gringos, a través de Colombia.
Consideramos que el restablecimiento de las relaciones con Colombia, no solo legitiman al gobierno de Maduro, quien manda en Venezuela —nos guste o no —, sino que pueden erigirse como un interesante habilitador para mitigar las sanciones financieras y comerciales que estrangulan el país.
Dada la crisis económica que atraviesa Venezuela, creemos que el gobierno debe privilegiar la agenda económica y social sobre cualquier interés político. En este momento, tanto el restablecimiento de relaciones con Colombia, como la apertura a mercados globales, favorecen la reactivación económica del país.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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