La violencia política boicoteó los últimos dos actos públicos del opositor Juan Guaidó. Las reuniones de la Plataforma Unitaria terminaron antes de empezar en medio de insultos, empujones y golpes dirigidos al opositor en los estados Zulia y Cojedes.
Personas vestidas de rojo son identificadas como los atacantes en videos difundidos por el equipo de Guaidó.
En el caso de Cojedes, una mujer muy parecida a la diputada oficialista Nosliw Rodríguez figura en los audiovisuales, aunque la parlamentaria declaró a los medios, este 14 de junio, que rechaza los hechos de violencia.
Estas agresiones, que fueron calificadas de atentados por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia y el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, buscan sembrar miedo y dividir más a la oposición, de acuerdo con politólogos consultados.
“Cuando ocurren estos hechos, quien está detrás lo que pretende es enviar un mensaje de terror a la población. El objetivo es sembrar miedo, quien promueve este tipo de hechos fomenta una concepción de enfrentamiento político en la cual la pugna es contra un enemigo y no contra un adversario, es un mensaje muy dañino para la democracia”, expresa el politólogo Piero Trepiccione.
En su opinión, este tipo de agresiones pueden proliferar y “convertirse en un elemento que afecta la convivencia democrática y que vuelva a repolarizar el país”.
Sobre el riesgo de que el opositor sea detenido, Trepiccione señala: “Ese riesgo está siempre implícito y estará más cerca o más lejos de ocurrir en la media en que un evento de esa naturaleza le sirva a (Nicolás) Maduro para seguir dividiendo y fragmentando a la oposición o si, por el contrario, estima que de consumarse un evento de esta naturaleza pudiera rearticular al mundo opositor”.
Para la profesora de Ciencias Políticas en el Valencia College de Orlando, Florida (EEUU), María Puerta Riera, el oficialismo apunta la estrategia a “exacerbar los conflictos internos en la oposición”. “Explota las diferencias para su beneficio porque lo que consigue, con todas estas arremetidas, es un factor de disputa en la escena opositora”.
La socióloga también destaca que el oficialismo intentó posicionar una narrativa en las redes sociales e hizo creer que el ataque era propinado por factores de la propia oposición en un intento por simular rechazo hacia el dirigente opositor.
Una pequeña parte de la opinión pública, expresada en Twitter, especuló que los ataques estaban relacionados con el hecho de que Maduro busca dar cierta relevancia a Guaidó porque es la oposición “que le conviene”. En otras palabras, busca preservar el statu quo.
Sobre esto, Puerta responde: “Al gobierno le interesa tener a alguien con quien pelear y visto que Guaidó está en tan malas condiciones, desde el punto de vista de aceptación, puede hacerlo. Le conviene tener a alguien a quien señalar como el contrario”, dijo.
A su juicio, el gobierno de Joe Biden “está amarrado a la política exterior que heredó de Donald Trump”, la cual considera fue muy perjudicial y terminó por convertir al gobierno interino en una entelequia.
“La aproximación para el problema venezolano no puede ser salir de Maduro porque eso no es factible sino buscar espacios para que la oposición pueda mover la inercia institucional, lo que hay desde Maduro es un control absoluto de las instituciones”, señala.
Puerta agrega un elemento adicional que tiene que ver con la reproducción de prácticas antidemocráticas en sectores de la oposición: “Hay rasgos de personalismo en la oposición, pretenden que el liderazgo tiene que ser único y tiene que imponerse al resto, no hay consciencia del liderazgo colectivo”.
En esto coincide el politólogo John Magdaleno que reaccionó en su cuenta de Twitter: “Me entristece ver cómo algunos sectores reproducen, consciente o inconscientemente, creencias, reglas y prácticas antidemocráticas. Sí, el autoritarismo venezolano lo ha inducido, pero de cada quien depende tomar conciencia sobre esto y aceptarlo o no. Yo no lo aceptaré jamás”.
“No voy a normalizar la violencia política. Una cosa es que se sienta rechazo, con sobradas razones, por algunos líderes, y otra muy distinta es que se justique, latente o explícitamente, que les agreda. Hacerlo comunica miseria política y espiritual”, añade.
La Comisión Delegada Legilativa, que encabeza Juan Guaidó, denunciará los ataques ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y la Misión de Determinación de Hechos sobre Venezuela de Naciones Unidas.
«A Maduro, no nos van a sacar de las calles, vamos a seguir con un comportamiento no violento, democrático, no porque somos pendejos sino porque entendemos bien nuestra responsabilidad. El resentimiento tuyo, Maduro, y el de Chávez fue el que destruyó a este país», declaró Guaidó en rueda de prensa este 14 de junio.
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Personas vestidas de rojo son identificadas como los atacantes en videos difundidos por el equipo de Guaidó.
En el caso de Cojedes, una mujer muy parecida a la diputada oficialista Nosliw Rodríguez figura en los audiovisuales, aunque la parlamentaria declaró a los medios, este 14 de junio, que rechaza los hechos de violencia.
Estas agresiones, que fueron calificadas de atentados por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia y el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, buscan sembrar miedo y dividir más a la oposición, de acuerdo con politólogos consultados.
“Cuando ocurren estos hechos, quien está detrás lo que pretende es enviar un mensaje de terror a la población. El objetivo es sembrar miedo, quien promueve este tipo de hechos fomenta una concepción de enfrentamiento político en la cual la pugna es contra un enemigo y no contra un adversario, es un mensaje muy dañino para la democracia”, expresa el politólogo Piero Trepiccione.
En su opinión, este tipo de agresiones pueden proliferar y “convertirse en un elemento que afecta la convivencia democrática y que vuelva a repolarizar el país”.
Sobre el riesgo de que el opositor sea detenido, Trepiccione señala: “Ese riesgo está siempre implícito y estará más cerca o más lejos de ocurrir en la media en que un evento de esa naturaleza le sirva a (Nicolás) Maduro para seguir dividiendo y fragmentando a la oposición o si, por el contrario, estima que de consumarse un evento de esta naturaleza pudiera rearticular al mundo opositor”.
Para la profesora de Ciencias Políticas en el Valencia College de Orlando, Florida (EEUU), María Puerta Riera, el oficialismo apunta la estrategia a “exacerbar los conflictos internos en la oposición”. “Explota las diferencias para su beneficio porque lo que consigue, con todas estas arremetidas, es un factor de disputa en la escena opositora”.
La socióloga también destaca que el oficialismo intentó posicionar una narrativa en las redes sociales e hizo creer que el ataque era propinado por factores de la propia oposición en un intento por simular rechazo hacia el dirigente opositor.
Una pequeña parte de la opinión pública, expresada en Twitter, especuló que los ataques estaban relacionados con el hecho de que Maduro busca dar cierta relevancia a Guaidó porque es la oposición “que le conviene”. En otras palabras, busca preservar el statu quo.
Sobre esto, Puerta responde: “Al gobierno le interesa tener a alguien con quien pelear y visto que Guaidó está en tan malas condiciones, desde el punto de vista de aceptación, puede hacerlo. Le conviene tener a alguien a quien señalar como el contrario”, dijo.
A su juicio, el gobierno de Joe Biden “está amarrado a la política exterior que heredó de Donald Trump”, la cual considera fue muy perjudicial y terminó por convertir al gobierno interino en una entelequia.
“La aproximación para el problema venezolano no puede ser salir de Maduro porque eso no es factible sino buscar espacios para que la oposición pueda mover la inercia institucional, lo que hay desde Maduro es un control absoluto de las instituciones”, señala.
Puerta agrega un elemento adicional que tiene que ver con la reproducción de prácticas antidemocráticas en sectores de la oposición: “Hay rasgos de personalismo en la oposición, pretenden que el liderazgo tiene que ser único y tiene que imponerse al resto, no hay consciencia del liderazgo colectivo”.
En esto coincide el politólogo John Magdaleno que reaccionó en su cuenta de Twitter: “Me entristece ver cómo algunos sectores reproducen, consciente o inconscientemente, creencias, reglas y prácticas antidemocráticas. Sí, el autoritarismo venezolano lo ha inducido, pero de cada quien depende tomar conciencia sobre esto y aceptarlo o no. Yo no lo aceptaré jamás”.
“No voy a normalizar la violencia política. Una cosa es que se sienta rechazo, con sobradas razones, por algunos líderes, y otra muy distinta es que se justique, latente o explícitamente, que les agreda. Hacerlo comunica miseria política y espiritual”, añade.
La Comisión Delegada Legilativa, que encabeza Juan Guaidó, denunciará los ataques ante la Fiscalía de la Corte Penal Internacional y la Misión de Determinación de Hechos sobre Venezuela de Naciones Unidas.
«A Maduro, no nos van a sacar de las calles, vamos a seguir con un comportamiento no violento, democrático, no porque somos pendejos sino porque entendemos bien nuestra responsabilidad. El resentimiento tuyo, Maduro, y el de Chávez fue el que destruyó a este país», declaró Guaidó en rueda de prensa este 14 de junio.