La mayoría de los chilenos (casi 62 %) rechazó la propuesta de Constitución sometida a votación el pasado domingo 4 de septiembre. A juicio de internacionalistas, el pueblo dio una lección de democracia y madurez política a la región y al mundo, puesto que sí querían un nuevo texto fundamental pero no en los términos propuestos.
«Lo interesante de este proceso es que los chilenos no fue que dijeron no a una nueva Constitución sino a esa Constitución que le estaban proponiendo, lo dejaron claro: no vamos a aprobar la primera que se nos ponga en frente. Eso obliga al presidente (Gabriel) Boric a ser más amplio y tratar de entender qué es lo que quiere la gente», señaló el directivo del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (Covri) Iván Rojas Alvarez.
Por un abrumador 61,8 % frente a un 38,1 %, los chilenos rechazaron la propuesta de nueva Constitución elaborada por una convención elegida democráticamente tras la ola de protestas de 2019, durante la gestión de Sebastián Piñera. Tras el resultado, Boric se comprometió a impulsar un nuevo proceso constituyente en conjunto con el Congreso y las fuerzas sociales, por cuanto, recordó, el malestar que condujo al plebiscito sigue existiendo.
«El evento fue un hecho histórico de enorme trascendencia para Chile, la región y el mundo. El nivel de madurez política política de los chilenos fue impresionante, salieron todos, sectores de poder y humildes, el norte y el sur, los indígenas, el país en su conjunto. El número de votantes fue similar al plebiscito para la salida de la dictadura (de Pinochet)», resaltó el profesor universitario Félix Arellano.
El internacionalista advirtió que el Gobierno chileno estaba consciente de lo «ambiguo y contradictorio» que eran algunos planteamientos de la nueva Carta Magna y que la muestra fue que una vez aprobado se realizarían cambios. Sostuvo además que los 155 constituyentistas no exhibieron la independencia requerida, lo cual produjo un texto «extremista» y reflejó la desconexión con el país.
De acuerdo con analistas chilenos, entre las causas del rechazo a la propuesta constitucional estuvo la definición del Estado chileno como plurinacional, lo cual fue asociado a una división del país y no como inclusión a la población indígena. Otro aspecto fue el temor generalizado sobre que el nuevo texto no protegería el derecho a la propiedad de las viviendas, pese a que fue infundado, se afirma, por una campaña de desinformación.
«La gente esperaba más claridad en temas como los derechos sociales, propuestas para el futuro social y político del país y los indígenas pero la propuesta de Constitución terminó no satisfaciendo a nadie y el resultado fue un rechazo contundente», apuntó Arellano.
Advirtió que no se puede presentar a los chilenos una Constitución con desequilibrios por lo que Boric debe buscar el diálogo y el consenso antes de activar un nuevo proceso constituyente.
«Revivió Pinochet», fue la reacción inmediata del nuevo presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, a través de su cuenta de Twitter, en relación con el revés que sufrió el Gobierno de Chile.
En otro tuit, Petro hizo alusión a una frase emblemática de Salvador Allende, derrocado por Augusto Pinochet: «Sólo si las fuerzas democráticas y sociales se unen, será posible dejar atrás un pasado que mancha a toda América Latina y abrir las alamedas democráticas».
En la misma línea, en rechazo a lo que consideró es la vigencia de la «Constitución de Pinochet», el gobernante venezolano, Nicolás Maduro, aseguró que hizo falta un «liderazgo» en Chile que contara con apoyo popular y se pusiera al frente de la propuesta constitucional.
«En nuestros países, la derecha mintió tanto o más que en Chile contra el proyecto constitucional en el momento en que se iba a someter a referéndum, pero el proyecto estuvo claro y tuvo quien lo defendiera. Tuvo un liderazgo claro, firme, con apoyo popular, como el liderazgo del comandante Chávez en 1999, en Venezuela», comparó Maduro, dos días después del plebiscito chileno.
Para Arellano, la postura de Maduro es la propia de un gobierno autoritario con un discurso demagógico y populista. Con respecto a Petro, considera que incurre en un grave error al igual que lo fue la inasistencia de su representante a la sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se condenarían las violaciones de derechos humanos en Nicaragua.
«Parece que habla el Petro del pasado, el radical, sin paciencia para interpretar los resultados en Chile. En cuanto a Venezuela, no se puede comparar porque son realidades distintas, a favor del proceso venezolano de 1999 puedo decir a diferencia de los constituyentistas chilenos, hubo más consulta, con la sociedad, los partidos, no huyeron de la gente», acotó.
Rojas Alvarez también sostuvo que las posiciones expresadas por las administraciones de Colombia y Venezuela, según las cuales, el pueblo de Chile «eligió mal» son «equivocadas» y «reduccionistas», porque no entienden que de cualquier modo habrá una nueva Constitución en Chile, pero no cualquiera.
«Independientemente del resultado, fue un proceso político transparente, que la gente haya podido expresarse demuestra fortaleza institucional y no debilidad o falta de apoyo a una parcialidad política sino a una propuesta puntual para cambiar el Estado», dijo.
Indicó además que durante el proceso constituyente venezolano de 1999, los resultados de aprobación a la nueva Carta Magna fueron reflejo de la popularidad y empuje del nuevo presidente Hugo Chávez. En cambio en Chile, diferenció, la población no votó a favor o en contra de Boric sino contra artículos de la propuesta constitucional.
«La gente estaba atenta al contenido específico y no de una persona, eso demuestra un alto nivel de civismo que distingue al chileno de otros procesos en la región, donde otras propuestas de reforma constitucional tienden a generar contextos políticos favorables a las nuevas élites gobernantes», añadió.
Gobierno de Maduro rechaza inclusión en lista de EEUU de países productores de drogas
Cámara de Comercio de Barranquilla acepta junta directiva de Monómeros que propuso Maduro
Txomin Las Heras: Las conversaciones con el ELN no serán fáciles, ni rápidas #CocuyoClaroyRaspao
Nueva directiva de Monómeros que incluye a representantes de Maduro «aún no es un hecho»
Huracán Fiona causa fuertes lluvias y vientos en República Dominicana
Funeral de Isabel II: dónde será enterrada la reina (y cuáles son otros monarcas que están sepultados allí)
Maestros son prioridad en plan educativo de Venezuela, dice ministra ante ONU
Inameh prevé que se mantengan las temperaturas de hasta 39° C en Falcón
Este domingo #18Sep se reportaron 75 nuevos casos de COVID-19 en Venezuela
La mayoría de los chilenos (casi 62 %) rechazó la propuesta de Constitución sometida a votación el pasado domingo 4 de septiembre. A juicio de internacionalistas, el pueblo dio una lección de democracia y madurez política a la región y al mundo, puesto que sí querían un nuevo texto fundamental pero no en los términos propuestos.
«Lo interesante de este proceso es que los chilenos no fue que dijeron no a una nueva Constitución sino a esa Constitución que le estaban proponiendo, lo dejaron claro: no vamos a aprobar la primera que se nos ponga en frente. Eso obliga al presidente (Gabriel) Boric a ser más amplio y tratar de entender qué es lo que quiere la gente», señaló el directivo del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (Covri) Iván Rojas Alvarez.
Por un abrumador 61,8 % frente a un 38,1 %, los chilenos rechazaron la propuesta de nueva Constitución elaborada por una convención elegida democráticamente tras la ola de protestas de 2019, durante la gestión de Sebastián Piñera. Tras el resultado, Boric se comprometió a impulsar un nuevo proceso constituyente en conjunto con el Congreso y las fuerzas sociales, por cuanto, recordó, el malestar que condujo al plebiscito sigue existiendo.
«El evento fue un hecho histórico de enorme trascendencia para Chile, la región y el mundo. El nivel de madurez política política de los chilenos fue impresionante, salieron todos, sectores de poder y humildes, el norte y el sur, los indígenas, el país en su conjunto. El número de votantes fue similar al plebiscito para la salida de la dictadura (de Pinochet)», resaltó el profesor universitario Félix Arellano.
El internacionalista advirtió que el Gobierno chileno estaba consciente de lo «ambiguo y contradictorio» que eran algunos planteamientos de la nueva Carta Magna y que la muestra fue que una vez aprobado se realizarían cambios. Sostuvo además que los 155 constituyentistas no exhibieron la independencia requerida, lo cual produjo un texto «extremista» y reflejó la desconexión con el país.
De acuerdo con analistas chilenos, entre las causas del rechazo a la propuesta constitucional estuvo la definición del Estado chileno como plurinacional, lo cual fue asociado a una división del país y no como inclusión a la población indígena. Otro aspecto fue el temor generalizado sobre que el nuevo texto no protegería el derecho a la propiedad de las viviendas, pese a que fue infundado, se afirma, por una campaña de desinformación.
«La gente esperaba más claridad en temas como los derechos sociales, propuestas para el futuro social y político del país y los indígenas pero la propuesta de Constitución terminó no satisfaciendo a nadie y el resultado fue un rechazo contundente», apuntó Arellano.
Advirtió que no se puede presentar a los chilenos una Constitución con desequilibrios por lo que Boric debe buscar el diálogo y el consenso antes de activar un nuevo proceso constituyente.
«Revivió Pinochet», fue la reacción inmediata del nuevo presidente de Colombia, el izquierdista Gustavo Petro, a través de su cuenta de Twitter, en relación con el revés que sufrió el Gobierno de Chile.
En otro tuit, Petro hizo alusión a una frase emblemática de Salvador Allende, derrocado por Augusto Pinochet: «Sólo si las fuerzas democráticas y sociales se unen, será posible dejar atrás un pasado que mancha a toda América Latina y abrir las alamedas democráticas».
En la misma línea, en rechazo a lo que consideró es la vigencia de la «Constitución de Pinochet», el gobernante venezolano, Nicolás Maduro, aseguró que hizo falta un «liderazgo» en Chile que contara con apoyo popular y se pusiera al frente de la propuesta constitucional.
«En nuestros países, la derecha mintió tanto o más que en Chile contra el proyecto constitucional en el momento en que se iba a someter a referéndum, pero el proyecto estuvo claro y tuvo quien lo defendiera. Tuvo un liderazgo claro, firme, con apoyo popular, como el liderazgo del comandante Chávez en 1999, en Venezuela», comparó Maduro, dos días después del plebiscito chileno.
Para Arellano, la postura de Maduro es la propia de un gobierno autoritario con un discurso demagógico y populista. Con respecto a Petro, considera que incurre en un grave error al igual que lo fue la inasistencia de su representante a la sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se condenarían las violaciones de derechos humanos en Nicaragua.
«Parece que habla el Petro del pasado, el radical, sin paciencia para interpretar los resultados en Chile. En cuanto a Venezuela, no se puede comparar porque son realidades distintas, a favor del proceso venezolano de 1999 puedo decir a diferencia de los constituyentistas chilenos, hubo más consulta, con la sociedad, los partidos, no huyeron de la gente», acotó.
Rojas Alvarez también sostuvo que las posiciones expresadas por las administraciones de Colombia y Venezuela, según las cuales, el pueblo de Chile «eligió mal» son «equivocadas» y «reduccionistas», porque no entienden que de cualquier modo habrá una nueva Constitución en Chile, pero no cualquiera.
«Independientemente del resultado, fue un proceso político transparente, que la gente haya podido expresarse demuestra fortaleza institucional y no debilidad o falta de apoyo a una parcialidad política sino a una propuesta puntual para cambiar el Estado», dijo.
Indicó además que durante el proceso constituyente venezolano de 1999, los resultados de aprobación a la nueva Carta Magna fueron reflejo de la popularidad y empuje del nuevo presidente Hugo Chávez. En cambio en Chile, diferenció, la población no votó a favor o en contra de Boric sino contra artículos de la propuesta constitucional.
«La gente estaba atenta al contenido específico y no de una persona, eso demuestra un alto nivel de civismo que distingue al chileno de otros procesos en la región, donde otras propuestas de reforma constitucional tienden a generar contextos políticos favorables a las nuevas élites gobernantes», añadió.