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Venezuela frente a la hepatitis: expertos piden dotar laboratorios y garantizar vacunas básicas

SALUD · 16 MAYO, 2022 15:07

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Mariana Souquett Gil | @nanasouquett

Foto por CDC

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Un nueva hepatitis aguda grave ha llamado la atención del mundo. Con varios casos probables reportados, una de sus características es su origen desconocido: no la causan los virus comunes de hepatitis. En Venezuela, expertos llaman a reforzar la vigilancia epidemiológica y aumentar las coberturas contra las otras hepatitis que sí son prevenibles por vacunas. 

María Graciela López, infectóloga pediatra y expresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), señala que lo primero que deben establecer las autoridades es la definición de caso probable: los signos y síntomas de la enfermedad, para que la comunidad médica pueda conocer cuándo sospechar de ella. 

La experta destaca que se trata de una inflamación del hígado rápida y severa. Según la definición de caso probable de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una hepatitis no generada por los virus de la A, B, C, D y E, en niños desde un mes hasta 16 años de edad, con valores de transaminasas (enzimas hepáticas sobre la función del hígado) iguales o por encima de 500 unidades internacionales por litro (UI/L). 

Los pacientes pueden presentar dolor abdominal, diarrea, vómitos, ictericia (coloración amarillenta) y, en menor proporción, fiebre.

Además de los síntomas, según López, quien trabaja en el principal hospital pediátrico de Venezuela, el J. M. de los Ríos, es importante la realización de los exámenes de laboratorio: las transaminasas y la serología para descartar los virus comunes que causan la hepatitis. Sin embargo, muchos laboratorios públicos de Venezuela no tienen capacidad para hacer estos estudios. 

«En la institución donde trabajo, las transaminasas no se hacen desde hace 2 años. Le toca al familiar gestionar los laboratorios en otra institución, o a nivel privado, o los mismos médicos a veces recolectamos dinero entre nosotros para apoyar al paciente», indica la experta. 

Servicios diagnósticos y vigilancia

Una de las principales exigencias de los especialistas es fortalecer los servicios diagnósticos y la vigilancia, no solo en el ente más capacitado, el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr), sino en toda la red del sistema público nacional de salud. 

Juan Félix García, infectólogo pediatra del J. M. de los Ríos y expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp), recuerda que la población de Venezuela convive con los virus comunes de la hepatitis todo el año, con énfasis en A, B y C, pero en ocasiones no hay los insumos necesarios para hacer estas pruebas a nivel público. 

«En algunos casos no hay reactivos suficientes y el paciente toma la muestra y la lleva a un laboratorio privado», añade García, quien afirma que hasta mediados de mayo no se había identificado ningún caso probable de esta hepatitis de origen desconocido en Venezuela. 

Algunos casos en distintos países, incluidos Estados Unidos y Argentina, han requerido un trasplante de hígado, pero en Venezuela los trasplantes de donante cadáver están suspendidos desde 2017 y los trasplantes de donante vivo se redujeron al mínimo en el sector público, situación que complejiza aún más el escenario para el país.

Conocer los datos epidemiológicos

Según María Graciela López, históricamente en el país el renglón más alto en los reportes de hepatitis ha sido la hepatitis inespecífica: inflamaciones del hígado que no pudieron ser clasificadas bajo una causa particular.

Tanto López como García aseguran que, ante esta nueva hepatitis de origen desconocido, el país debería estar alerta cuando se registre un aumento de casos bajo esa categoría, por lo cual piden que se divulguen datos, pues afirman que la vigilancia epidemiológica la realiza cada médico en su consultorio, tanto público como privado.

«Habría que conocer cuál es el basal del reporte mensual de las hepatitis en Venezuela para poder saber si estamos ante un aumento. Lo primero es tener la información epidemiológica, que el Ministerio de Salud divulgue la información», dice López. 

En el país no se publica el boletín epidemiológico desde 2017, cuando se divulgó el correspondiente a la última semana de 2016 
En el país no se publica el boletín epidemiológico desde 2017, cuando se divulgó el correspondiente a la última semana de 2016 

Luis Echezuría, pediatra epidemiólogo y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), resalta que aún no se han identificado factores comunes como fiestas, viajes o incluso vacunación contra COVID-19 entre los pacientes que han desarrollado estos cuadros severos de hepatitis: la gran mayoría de los casos no estaban vacunados contra COVID-19.

Según Echezuría, como no se conoce qué genera esta hepatitis, todavía no es posible mencionar medidas preventivas concretas. Científicos en el mundo investigan una posible asociación entre estos casos de hepatitis y la infección por un adenovirus (el F41), que generalmente causa cuadros respiratorios o digestivos leves, que ha sido detectado en varios de los enfermos.

También se investiga algún posible déficit genético o problemas de la inmunidad. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) igualmente resalta que otra línea de investigación es una posible relación entre el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, detectado en algunos casos. 

Para las Américas, además de descartar las hepatitis de la A a la E, la OPS llama a los Estados Miembros a considerar descartar también el diagnóstico de fiebre amarilla y de malaria en las áreas endémicas.

Vacunar contra las otras hepatitis en Venezuela

Una de las recomendaciones de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe), tras la aparición de estos casos de hepatitis de origen desconocido, es mantener al día los calendarios vacunales según los esquemas oficiales de cada país, con énfasis en las vacunas contra la hepatitis A y B y rotavirus.

Según los especialistas, una manera de evitar o reducir el riesgo de daño hepático es tener el esquema completo contra las hepatitis A y B. Pero en Venezuela, niños, niñas y adolescentes no están plenamente protegidos contra estos dos tipos de hepatitis prevenibles por vacunas. 

En el país no se ha incluido la vacuna contra la hepatitis A en el esquema de inmunización del Ministerio de Salud. La vacuna se pone desde los 12 meses. Esta situación la calificada los expertos como una deuda del país con su infancia, por lo que piden revisar la cartilla de vacunación nacional.

La Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp) sí la incluye en su esquema, pero solo se consigue en el sector privado, con precios entre 60 y 80 dólares la vacuna pediátrica y hasta 90 dólares la vacuna para adultos.

«La vacuna de hepatitis A no ha sido incluida en el calendario. No hay cifras de cobertura de hepatitis A, solo se consigue en privado, pero cada vez hay menos niños viéndose en el sector privado por los altos costos», añade López.

La experta recuerda que ya entre 2017 y 2019 hubo un brote significativo de hepatitis A en el país, que también causó fallecimientos. El virus de la hepatitis A se transmite por alimentos y agua contaminada, falta de higiene o contacto directo con una persona infectada.   

OMS recomienda la vacunación de todos los niños contra la hepatitis B
OMS recomienda la vacunación de todos los niños contra la hepatitis B

La vacuna contra la hepatitis B, enfermedad que se transmite por transmite por la sangre, por la vía sexual o de madre a hijo durante el parto, está incluida en el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) de Venezuela desde el año 2000. 

Sin embargo, según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y OPS-OMS, la vacuna contra la hepatitis B registró desabastecimiento en el país en 2020: la cobertura de su tercera dosis fue de 54%, aunque lo mínimo recomendable es por encima de 80%.

A nivel privado, los precios de la vacuna contra hepatitis B oscilan desde los 22 dólares hasta los 93 dólares si se opta por las vacunas penta o hexavalente, que también protegen contra otras enfermedades. 

Al nacer, durante las primeras 12 horas de vida, los bebés deben recibir una dosis de la vacuna contra hepatitis B, pero según los mismos datos de Unicef y OPS-OMS, para 2020 la cobertura de vacunación contra hepatitis B al nacer era de apenas 50% en Venezuela. 

En hospitales y centros de salud de Venezuela también se han registrado casos de hepatitis C por transfusiones sanguíneas poco seguras, escasez e intercambio de agujas en medio de la crisis sanitaria.  Tanto la hepatitis B como la hepatitis C pueden causar cirrosis y cáncer de hígado.

En el caso de las vacunas contra rotavirus, el PAI del Ministerio de Salud no las administra desde 2017, y en privado su precio puede alcanzar 100 dólares.

Los especialistas reiteran el llamado al Estado a priorizar a los niños, niñas y adolescentes: a reforzar la vigilancia epidemiológica, proveer vacunas y mejorar las coberturas, además de garantizar exámenes, tratamientos y atención segura. 

SALUD · 22 JULIO, 2022

Venezuela frente a la hepatitis: expertos piden dotar laboratorios y garantizar vacunas básicas

Texto por Mariana Souquett Gil | @nanasouquett
Foto por CDC

Un nueva hepatitis aguda grave ha llamado la atención del mundo. Con varios casos probables reportados, una de sus características es su origen desconocido: no la causan los virus comunes de hepatitis. En Venezuela, expertos llaman a reforzar la vigilancia epidemiológica y aumentar las coberturas contra las otras hepatitis que sí son prevenibles por vacunas. 

María Graciela López, infectóloga pediatra y expresidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), señala que lo primero que deben establecer las autoridades es la definición de caso probable: los signos y síntomas de la enfermedad, para que la comunidad médica pueda conocer cuándo sospechar de ella. 

La experta destaca que se trata de una inflamación del hígado rápida y severa. Según la definición de caso probable de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una hepatitis no generada por los virus de la A, B, C, D y E, en niños desde un mes hasta 16 años de edad, con valores de transaminasas (enzimas hepáticas sobre la función del hígado) iguales o por encima de 500 unidades internacionales por litro (UI/L). 

Los pacientes pueden presentar dolor abdominal, diarrea, vómitos, ictericia (coloración amarillenta) y, en menor proporción, fiebre.

Además de los síntomas, según López, quien trabaja en el principal hospital pediátrico de Venezuela, el J. M. de los Ríos, es importante la realización de los exámenes de laboratorio: las transaminasas y la serología para descartar los virus comunes que causan la hepatitis. Sin embargo, muchos laboratorios públicos de Venezuela no tienen capacidad para hacer estos estudios. 

«En la institución donde trabajo, las transaminasas no se hacen desde hace 2 años. Le toca al familiar gestionar los laboratorios en otra institución, o a nivel privado, o los mismos médicos a veces recolectamos dinero entre nosotros para apoyar al paciente», indica la experta. 

Servicios diagnósticos y vigilancia

Una de las principales exigencias de los especialistas es fortalecer los servicios diagnósticos y la vigilancia, no solo en el ente más capacitado, el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr), sino en toda la red del sistema público nacional de salud. 

Juan Félix García, infectólogo pediatra del J. M. de los Ríos y expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp), recuerda que la población de Venezuela convive con los virus comunes de la hepatitis todo el año, con énfasis en A, B y C, pero en ocasiones no hay los insumos necesarios para hacer estas pruebas a nivel público. 

«En algunos casos no hay reactivos suficientes y el paciente toma la muestra y la lleva a un laboratorio privado», añade García, quien afirma que hasta mediados de mayo no se había identificado ningún caso probable de esta hepatitis de origen desconocido en Venezuela. 

Algunos casos en distintos países, incluidos Estados Unidos y Argentina, han requerido un trasplante de hígado, pero en Venezuela los trasplantes de donante cadáver están suspendidos desde 2017 y los trasplantes de donante vivo se redujeron al mínimo en el sector público, situación que complejiza aún más el escenario para el país.

Conocer los datos epidemiológicos

Según María Graciela López, históricamente en el país el renglón más alto en los reportes de hepatitis ha sido la hepatitis inespecífica: inflamaciones del hígado que no pudieron ser clasificadas bajo una causa particular.

Tanto López como García aseguran que, ante esta nueva hepatitis de origen desconocido, el país debería estar alerta cuando se registre un aumento de casos bajo esa categoría, por lo cual piden que se divulguen datos, pues afirman que la vigilancia epidemiológica la realiza cada médico en su consultorio, tanto público como privado.

«Habría que conocer cuál es el basal del reporte mensual de las hepatitis en Venezuela para poder saber si estamos ante un aumento. Lo primero es tener la información epidemiológica, que el Ministerio de Salud divulgue la información», dice López. 

En el país no se publica el boletín epidemiológico desde 2017, cuando se divulgó el correspondiente a la última semana de 2016 
En el país no se publica el boletín epidemiológico desde 2017, cuando se divulgó el correspondiente a la última semana de 2016 

Luis Echezuría, pediatra epidemiólogo y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), resalta que aún no se han identificado factores comunes como fiestas, viajes o incluso vacunación contra COVID-19 entre los pacientes que han desarrollado estos cuadros severos de hepatitis: la gran mayoría de los casos no estaban vacunados contra COVID-19.

Según Echezuría, como no se conoce qué genera esta hepatitis, todavía no es posible mencionar medidas preventivas concretas. Científicos en el mundo investigan una posible asociación entre estos casos de hepatitis y la infección por un adenovirus (el F41), que generalmente causa cuadros respiratorios o digestivos leves, que ha sido detectado en varios de los enfermos.

También se investiga algún posible déficit genético o problemas de la inmunidad. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) igualmente resalta que otra línea de investigación es una posible relación entre el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, detectado en algunos casos. 

Para las Américas, además de descartar las hepatitis de la A a la E, la OPS llama a los Estados Miembros a considerar descartar también el diagnóstico de fiebre amarilla y de malaria en las áreas endémicas.

Vacunar contra las otras hepatitis en Venezuela

Una de las recomendaciones de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (Slipe), tras la aparición de estos casos de hepatitis de origen desconocido, es mantener al día los calendarios vacunales según los esquemas oficiales de cada país, con énfasis en las vacunas contra la hepatitis A y B y rotavirus.

Según los especialistas, una manera de evitar o reducir el riesgo de daño hepático es tener el esquema completo contra las hepatitis A y B. Pero en Venezuela, niños, niñas y adolescentes no están plenamente protegidos contra estos dos tipos de hepatitis prevenibles por vacunas. 

En el país no se ha incluido la vacuna contra la hepatitis A en el esquema de inmunización del Ministerio de Salud. La vacuna se pone desde los 12 meses. Esta situación la calificada los expertos como una deuda del país con su infancia, por lo que piden revisar la cartilla de vacunación nacional.

La Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (Svpp) sí la incluye en su esquema, pero solo se consigue en el sector privado, con precios entre 60 y 80 dólares la vacuna pediátrica y hasta 90 dólares la vacuna para adultos.

«La vacuna de hepatitis A no ha sido incluida en el calendario. No hay cifras de cobertura de hepatitis A, solo se consigue en privado, pero cada vez hay menos niños viéndose en el sector privado por los altos costos», añade López.

La experta recuerda que ya entre 2017 y 2019 hubo un brote significativo de hepatitis A en el país, que también causó fallecimientos. El virus de la hepatitis A se transmite por alimentos y agua contaminada, falta de higiene o contacto directo con una persona infectada.   

OMS recomienda la vacunación de todos los niños contra la hepatitis B
OMS recomienda la vacunación de todos los niños contra la hepatitis B

La vacuna contra la hepatitis B, enfermedad que se transmite por transmite por la sangre, por la vía sexual o de madre a hijo durante el parto, está incluida en el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) de Venezuela desde el año 2000. 

Sin embargo, según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y OPS-OMS, la vacuna contra la hepatitis B registró desabastecimiento en el país en 2020: la cobertura de su tercera dosis fue de 54%, aunque lo mínimo recomendable es por encima de 80%.

A nivel privado, los precios de la vacuna contra hepatitis B oscilan desde los 22 dólares hasta los 93 dólares si se opta por las vacunas penta o hexavalente, que también protegen contra otras enfermedades. 

Al nacer, durante las primeras 12 horas de vida, los bebés deben recibir una dosis de la vacuna contra hepatitis B, pero según los mismos datos de Unicef y OPS-OMS, para 2020 la cobertura de vacunación contra hepatitis B al nacer era de apenas 50% en Venezuela. 

En hospitales y centros de salud de Venezuela también se han registrado casos de hepatitis C por transfusiones sanguíneas poco seguras, escasez e intercambio de agujas en medio de la crisis sanitaria.  Tanto la hepatitis B como la hepatitis C pueden causar cirrosis y cáncer de hígado.

En el caso de las vacunas contra rotavirus, el PAI del Ministerio de Salud no las administra desde 2017, y en privado su precio puede alcanzar 100 dólares.

Los especialistas reiteran el llamado al Estado a priorizar a los niños, niñas y adolescentes: a reforzar la vigilancia epidemiológica, proveer vacunas y mejorar las coberturas, además de garantizar exámenes, tratamientos y atención segura. 

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