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La capa de ozono es una de las regiones más importantes de la atmósfera de nuestro planeta. 

Ha sido llamada “escudo” y no es en vano: nos protege a todos de la radiación ultravioleta proveniente del Sol, que podría dañar todo material genético.

Pero, ¿sabías que hace 35 años estaba agotándose? 

En Solaz te contamos la importancia de la capa de ozono y cómo un acuerdo mundial frenó, en gran parte, su destrucción.

La capa protectora de la Tierra

Dicen que no todos los héroes llevan capa, pero nuestro planeta tiene una muy poderosa y a la vez muy frágil: la capa de ozono es una región de la atmósfera terrestre, específicamente en la estratosfera, que concentra un gas llamado ozono.

Diversos planetas, como Marte y Venus, tienen una, pero no con una función como la que cumple en la Tierra.

El ozono es un gas que contiene tres átomos de oxígeno, mientras que el oxígeno que respiramos todos los días tiene solo dos átomos.

¿Cómo funciona la capa de ozono?

Ya sabemos que el ozono es un gas, pero ¿qué hace exactamente? Recibir toda la radiación ultravioleta (UV) del Sol, razón por la que usamos protector solar.

Al ser una capa, las moléculas de dos átomos se rompen y se vuelven a unir formando ozono nuevamente. Entonces, como el ozono recibe la mayoría de radiación, el impacto solar que recibimos es muchísimo menor.

Esa es la razón por la que también es denominada “escudo protector”, porque actúa así, como un escudo protector de la peligrosa radiación UV de tipo C y la mayor parte de la tipo B, entrando al planeta solo la de tipo A (la menos energética).

Aún así, debemos usar protector solar.

La vida en el planeta sería distinta sin la capa de ozono. O, tal vez, no la habría. La radiación solar puede dañar las células vivas y su material genético, es decir, modificar nuestro ADN.

El agujero de la capa de ozono

Lo que los científicos denominan el “agujero de ozono” es un adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida, explican desde la NASA.

Descubierto en 1985, el agujero es resultado de las emisiones humanas de gases de cloroflourocarbonos (CFC), utilizados como refrigerantes y en aerosoles como laca para cabello y que, posteriormente, fueron eliminados con la adopción del Protocolo de Montreal en 1987.

Sin embargo, ese agujero no es estático, sino dinámico. Y esa dinámica fluctúa de manera regular entre septiembre y mediados de octubre, meses en los que aumenta su tamaño.

Los cambios en el tamaño del agujero de la capa de ozono dependen, en gran medida, de los vientos que se forman en la Antártida y que se producen por las diferenciasde temperatura entre latitudes, así como por la propia rotación terrestre.

En resumen, si el vórtice polar es fuerte, actúa como una barrera, evitando el intercambio entre latitudes polares y templadas. En invierno, por ejemplo, las masas de aire permanecen aisladas en las latitudes polares, de modo que el agujero de la capa de ozono se reduce.

Si bien este agujero es fluctuante, debe mantenerse en niveles mínimos para evitar la degradación del ozono y, por tanto, de la capa.

En 2021, las observaciones satelitales de la NASA determinaron que el agujero de ozono alcanzó un máximo de 24,8 millones de kilómetros cuadrados —aproximadamente el tamaño de América del Norte— antes de comenzar a reducirse a mediados de octubre. 

Aunque el agujero de ozono antártico de 2021 es más grande que el promedio, es sustancialmente más pequeño que los agujeros de ozono de finales de la década de 1990 y principios de la década del 2000, informó la agencia estadounidense.

Un protocolo salvó la capa 

Hace 35 años, un total de 197 países firmó el Protocolo de Montreal, uno de los acuerdos medioambientales más exitosos para frenar el agotamiento de la capa de ozono.

Un estudio de la Universidad de Lancaster, la NASA y otras instituciones, publicado en Nature en 2021, reveló que proteger la capa de ozono -gracias al Protocolo de Montreal- ha evitado que el planeta se caliente 0,85 °C adicionales y que además protege a las plantas y su capacidad para extrer carbono de la atmósfera.

Para demostrarlo, el equipo usó modelos que simularan dos escenarios hipotéticos: el mundo proyectado y el mundo evitado. Según los resultados, “el mundo proyectado es similar al camino en el que estamos actualmente”.

Pero en los modelos del mundo evitado, “una capa de ozono empobrecida permitiría que la radiación ultravioleta (UV) más dañina llegara a la superficie, inhibiendo a las plantas de almacenar carbono en sus tejidos y en el suelo. Como resultado, se estima que los niveles de CO2 atmosférico serían un 30% más altos de lo que probablemente serían bajo la trayectoria actual de la Tierra. En consecuencia, la Tierra probablemente sería 0,85 °C más caliente en ese escenario”.

Cada 16 de septiembre, desde 1994, se conmemora el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono por proclamación de la Asamblea General de Naciones Unidas ante la firma del «protocolo que nos garantizó el presente».