Como una historia de película de acción de Hollywood se contó el presunto intento de fuga de Ernesto Sierra Dávila, un hombre al que apresaron por estar presuntamente implicado en el secuestro de Franyeli Guerrero en el estado Barinas.
La versión policial señaló que Sierra Dávila intentó fugarse de una camioneta donde iba de Barinas a Caracas, en compañía de varios funcionarios. El hecho ocurrió la noche del miércoles 25 de mayo, en el kilómetro 93 de la Autopista Regional del Centro, en el estado Aragua.
Según el escrito policial el hombre estaba esposado, supuestamente atacó al conductor del vehículo hasta que lo hizo estrellarse contra un camión. Después de realizar esta supuesta maniobra el detenido despojó a uno de los funcionarios de su arma de reglamento y generó un presunto enfrentamiento. En el intercambio de disparos, un policía resultó herido y Sierra Dávila falleció cuando lo llevaban a un centro hospitalario.
Se desconoce por qué los funcionarios que lo custodiaban no intervinieron cuando el detenido estaba supuestamente atacando al conductor. Tampoco se explica cómo un hombre que está esposado despoja a un funcionario de su arma de fuego.
El Ministerio Público (MP) abrió una investigación para saber si los hechos ocurrieron como los funcionarios lo describieron en su reporte policial. Se designaron a las fiscalías 34ª Nacional y 20ª de Aragua, para investigar la muerte de Sierra Dávila, que deja muchos tramos abiertos que los expertos en el área criminalística consideran inconsistentes.
Para Oscar Bracho, funcionario de la extinta Policía Técnico Judicial (PTJ), la versión conocida hasta el momento no goza de credibilidad absoluta porque hay muchos detalles que no hacen que la versión policial sea verídica.
El exfuncionario señala que el caso estaba radicado en el estado Barinas y a la orden de un Tribunal de Control de ese estado. Para Bracho al excicpc lo llevaban a Caracas sin autorización de un juzgado.
“Desde el punto de vista de investigación penal o procesal, no hay motivos para trasladar al detenido fuera de esa jurisdicción, por lo cual es irregular (el traslado)”, señala el expolicía científico.
Carlos Martínez*, funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB,) coincide con Bracho y asegura que tampoco cree posible la versión policial que reza el parte dado por los funcionarios policiales. “Basado en mis años de servicio y experiencia policial no es creíble la versión que allí se señala”, explica.
Por el secuestro de Franyeli Guerrero, una joven de Barinas que permaneció 140 días en cautiverio y por quien exigían 750 mil dólares para liberarla, detuvieron al menos a cuatro personas, entre ellos Sierra Dávila, quien presuntamente sería el autor intelectual.
Llama la atención que a los demás detenidos no los trasladaron a Caracas y que solo Sierra Dávila lo intentaran llevar a la capital del país para que diera detalles del secuestro a las autoridades.
Sierra Dávila, de 40 años de edad, perteneció al Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), era abogado, y presuntamente era dueño de algunas fincas en el estado Barinas.
“Debe o debió haber un motivo para no trasladar a los demás detenidos, de allí surge la duda sobre el traslado y su desenlace, con la muerte del detenido”, se cuestiona Bracho, quien trabajó por más de 20 años en la extinta PTJ.
El traslado de Sierra Dávila se realizó a las 10 de la noche, procedimiento que según Martínez es muy poco habitual en casos como este.
“Es muy poco habitual que eso pase, solo cuando se trata de un caso de muy alto perfil o político, pero en este caso era un secuestro como otros, según lo que se describe”, indica el funcionario de la PNB.
Para Bracho pudo haber una falla de los protocolos de seguridad. El exfuncionario asegura que se deben cumplir las máximas medidas de aseguramiento del detenido, en especial de la movilidad dentro de la unidad que lo transporta.
“El procesado está preso y su apellido es candado, por lo que se debe de cumplir las máximas medidas como la colocación de esposas correctamente y la vigilancia por parte de un funcionario que esté desarmado para poder hacer bien el traslado con seguridad”, indica.
El investigador explica que el detenido en ningún momento se debe quedar solo para así evitar que atente contra su integridad o la de los funcionarios que lo acompañan.
Bracho asegura que las experiencias dentro del vehículo donde ocurrió el hecho ,y las circunstancias en la que los funcionarios relataron el suceso, se deben comprobar con el apoyo de Criminalística para llegar a la verdad y reconstruir el hecho, además de tomar las correcciones necesarias o aplicar una sanción penal si es el caso.
Martínez señala que a Sierra Dávila lo esposaron con los brazos o manos hacia adelante, procedimiento que es muy poco común en los protocolos actuales de seguridad. “No creo que haya pasado de la manera que describen”, reitera.
El funcionario activo de la PNB señala que a pesar de que el hombre era exfuncionario policial, y que tenía adiestramiento para realizar maniobras, duda que Sierra Dávila haya podido hacer todo lo que se dice en el informe policial.
“Los tiempos de respuesta para repeler está acción deberían ser los mismos, por tanto para mí no es creíble esa versión que se sabe de manera extraoficial”, asegura.
(*) nombre ficticio para proteger la identidad de la fuente.
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Como una historia de película de acción de Hollywood se contó el presunto intento de fuga de Ernesto Sierra Dávila, un hombre al que apresaron por estar presuntamente implicado en el secuestro de Franyeli Guerrero en el estado Barinas.
La versión policial señaló que Sierra Dávila intentó fugarse de una camioneta donde iba de Barinas a Caracas, en compañía de varios funcionarios. El hecho ocurrió la noche del miércoles 25 de mayo, en el kilómetro 93 de la Autopista Regional del Centro, en el estado Aragua.
Según el escrito policial el hombre estaba esposado, supuestamente atacó al conductor del vehículo hasta que lo hizo estrellarse contra un camión. Después de realizar esta supuesta maniobra el detenido despojó a uno de los funcionarios de su arma de reglamento y generó un presunto enfrentamiento. En el intercambio de disparos, un policía resultó herido y Sierra Dávila falleció cuando lo llevaban a un centro hospitalario.
Se desconoce por qué los funcionarios que lo custodiaban no intervinieron cuando el detenido estaba supuestamente atacando al conductor. Tampoco se explica cómo un hombre que está esposado despoja a un funcionario de su arma de fuego.
El Ministerio Público (MP) abrió una investigación para saber si los hechos ocurrieron como los funcionarios lo describieron en su reporte policial. Se designaron a las fiscalías 34ª Nacional y 20ª de Aragua, para investigar la muerte de Sierra Dávila, que deja muchos tramos abiertos que los expertos en el área criminalística consideran inconsistentes.
Para Oscar Bracho, funcionario de la extinta Policía Técnico Judicial (PTJ), la versión conocida hasta el momento no goza de credibilidad absoluta porque hay muchos detalles que no hacen que la versión policial sea verídica.
El exfuncionario señala que el caso estaba radicado en el estado Barinas y a la orden de un Tribunal de Control de ese estado. Para Bracho al excicpc lo llevaban a Caracas sin autorización de un juzgado.
“Desde el punto de vista de investigación penal o procesal, no hay motivos para trasladar al detenido fuera de esa jurisdicción, por lo cual es irregular (el traslado)”, señala el expolicía científico.
Carlos Martínez*, funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB,) coincide con Bracho y asegura que tampoco cree posible la versión policial que reza el parte dado por los funcionarios policiales. “Basado en mis años de servicio y experiencia policial no es creíble la versión que allí se señala”, explica.
Por el secuestro de Franyeli Guerrero, una joven de Barinas que permaneció 140 días en cautiverio y por quien exigían 750 mil dólares para liberarla, detuvieron al menos a cuatro personas, entre ellos Sierra Dávila, quien presuntamente sería el autor intelectual.
Llama la atención que a los demás detenidos no los trasladaron a Caracas y que solo Sierra Dávila lo intentaran llevar a la capital del país para que diera detalles del secuestro a las autoridades.
Sierra Dávila, de 40 años de edad, perteneció al Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), era abogado, y presuntamente era dueño de algunas fincas en el estado Barinas.
“Debe o debió haber un motivo para no trasladar a los demás detenidos, de allí surge la duda sobre el traslado y su desenlace, con la muerte del detenido”, se cuestiona Bracho, quien trabajó por más de 20 años en la extinta PTJ.
El traslado de Sierra Dávila se realizó a las 10 de la noche, procedimiento que según Martínez es muy poco habitual en casos como este.
“Es muy poco habitual que eso pase, solo cuando se trata de un caso de muy alto perfil o político, pero en este caso era un secuestro como otros, según lo que se describe”, indica el funcionario de la PNB.
Para Bracho pudo haber una falla de los protocolos de seguridad. El exfuncionario asegura que se deben cumplir las máximas medidas de aseguramiento del detenido, en especial de la movilidad dentro de la unidad que lo transporta.
“El procesado está preso y su apellido es candado, por lo que se debe de cumplir las máximas medidas como la colocación de esposas correctamente y la vigilancia por parte de un funcionario que esté desarmado para poder hacer bien el traslado con seguridad”, indica.
El investigador explica que el detenido en ningún momento se debe quedar solo para así evitar que atente contra su integridad o la de los funcionarios que lo acompañan.
Bracho asegura que las experiencias dentro del vehículo donde ocurrió el hecho ,y las circunstancias en la que los funcionarios relataron el suceso, se deben comprobar con el apoyo de Criminalística para llegar a la verdad y reconstruir el hecho, además de tomar las correcciones necesarias o aplicar una sanción penal si es el caso.
Martínez señala que a Sierra Dávila lo esposaron con los brazos o manos hacia adelante, procedimiento que es muy poco común en los protocolos actuales de seguridad. “No creo que haya pasado de la manera que describen”, reitera.
El funcionario activo de la PNB señala que a pesar de que el hombre era exfuncionario policial, y que tenía adiestramiento para realizar maniobras, duda que Sierra Dávila haya podido hacer todo lo que se dice en el informe policial.
“Los tiempos de respuesta para repeler está acción deberían ser los mismos, por tanto para mí no es creíble esa versión que se sabe de manera extraoficial”, asegura.
(*) nombre ficticio para proteger la identidad de la fuente.