Dos autobuses con 101 migrantes fueron enviados desde el estado de Texas hacia Washington, D.C. y llegaron a la capital norteamericana durante la mañana de este 15 de septiembre, en un viaje de casi cuarenta horas.
Esto ya es un hábito casi diario en ciudades como Washington, D.C. y Nueva York. La diferencia es que estos dos buses del 15 de septiembre se estacionaron en los alrededores de la residencia de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.
“Se bajan acá y esperan a que los ayuden”, recuerda una de las personas. Eso le dijo uno de los hombres que acompañaba el bus desde Texas.
A unos seis kilómetros de este lugar, voluntarios de diferentes organizaciones esperaban la llegada de los migrantes a Union Station, terminal habitual para estos autobuses en los últimos cuatro meses.
“Nos enteramos por redes sociales”, dijo uno de los voluntarios a Efecto Cocuyo. Acto seguido, las personas debieron trasladarse hacia la residencia de la vicepresidenta y atender a los migrantes.
Curiosamente, quienes sí estaban en los alrededores de la residencia de Kamala Harris eran equipos del canal Fox News, que fue el primero en reportar la llegada de los autobuses al lugar.
Luego de pasar varios minutos en el jardín que está frente a la residencia de Kamala Harris, los migrantes, en su mayoría venezolanos, se empezaron a preguntar sobre la presunta asistencia que le darían en el sitio.
“En Texas nos dijeron que nos viniéramos en esos buses, porque acá nos iban a ayudar y hasta nos dijeron que si veníamos en familia nos podían dar una casa”, recordó uno de los venezolanos. Junto a ellos, también llegaron algunas personas de Colombia, Cuba y Panamá, entre otros países.
Los voluntarios de distintas organizaciones se acercaron al sitio y comenzaron a llevarse a los migrantes a una iglesia que sirvió de refugio temporal para las personas recién llegadas a la capital norteamericana. Luego de un par de horas, cerca de las 10 de la mañana, ya no había migrantes en los alrededores de la residencia de Harris.
Lejos de terminar el trabajo duro, apenas empezaba. Ahora los voluntarios tendrían que organizarse para atender a los migrantes, darles ropa, comida y asistencia para quienes tengan otras ciudades como destino final. Un total de 20 venezolanos dijeron que se iban a Nueva York, otro grupo tenía Indianápolis como destino final y algunos partirían rumbo a Chicago.
La prioridad de los voluntarios es atender primero a las familias que tengan mujeres y niños. Las que deciden quedarse en la capital norteamericana pueden ser reubicadas en algún refugio disponible. Los migrantes que deseen irse a otras ciudades cercanas pueden comprar los pasajes de bus si cuentan con los recursos, de lo contrario pueden recibir ayuda por parte de los voluntarios.
“Nos dejaron botados ahí, sin más. Nos dijeron que llegamos a Washington y ya”, relató uno de los migrantes venezolanos poco antes de subirse a un vehículo que lo llevaría a uno de los refugios en la capital estadounidense.
Otros revelaron que, mientras viajaban en el autobús, un encargado de la seguridad de la unidad les dijo que los llevarían hasta la Casa Blanca. “Yo no sé si fue de chiste, pero uno de ellos nos dijo que nos dejarían ahí y yo no entendía nada”, recordó otra persona.
Horas después de la llegada de los buses a la residencia de Kamala Harris, el gobernador de Texas envió un comunicado de prensa en el que asumió la responsabilidad del envío de los buses y explicó sus razones.
Enyerber José Pacheco Liendo está en la entrada del refugio que los atendió en la mañana del 15 de septiembre en la capital norteamericana. Hace apenas unas horas llegó a la ciudad en uno de los buses enviados por el gobernador de Texas hacia los alrededores de la vicepresidenta del país.
Enyerber viajó con su esposa, su hijo y una bebé de apenas seis meses de edad. Cuando salieron de La Vega, en Caracas, la pequeña tenía solo dos meses de nacida.
“En Panamá, luego de pasar la selva, nos metieron en un refugio donde había mucha gente enferma. Ahí se me enfermó la niña con influenza A”, recordó Enyerber con ayuda de su esposa, quien le iba recordando algunos detalles.
El viaje siguió a Costa Rica, pero ahí la familia tuvo que frenar porque la vida de la bebé estaba en riesgo. “En San José (Costa Rica) pasamos como un mes, porque tenían que ponerle oxígeno a la niña. Casi la entuban, pero menos mal que no. Pasó 16 días con asistencia de oxígeno”, agregó Enyerber.
Con voz calmada, Enyerber dice que su destino final es Nueva York, el de él y 16 miembros de su familia. La mayoría de sus familiares ya están en la Gran Manzana y lo esperan a él, a su esposa, a su hijo y a la bebé, quienes tuvieron que retrasar su viaje debido a la enfermedad que contrajo la pequeña.
Enyerber se lleva la mano al cuello para señalar que esa era la altura del río cuando él y su familia cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos. “Pasamos a las 6 de la mañana, casi nos lleva el río, pero unos señores nos ayudaron y pudimos pasar. Luego nos entregamos a migración”, relata.
“Esta mañana nos dejaron en un lugar donde dicen que vive la vicepresidenta. No nos dijeron más nada. Luego llegó una señora que nos trajo para el refugio. Acá nos dieron comida y todas esas cosas. Pasamos dos días sin comer en el bus, sin bañarnos ni nada”, dijo Enyerber sobre su experiencia en el viaje desde Texas hasta Washington, D.C.
La familia pasará al menos una noche en la capital norteamericana, donde podrá dormir en una cama y asearse con regularidad. Los antiguo habitantes de La Vega solo deben esperar que los voluntarios les informen cuando se podrán ir a Nueva York, donde se reencontrarán con las otras 13 personas de su grupo familiar y dar por concluida la travesía.
La mayoría de los venezolanos que llegaron a Washington, D.C. tiene como destino final la ciudad de Nueva York. A las 2:00 de la tarde del 15 de septiembre, cerca de 20 criollos abordaron un bus en Union Station para viajar por unas cinco horas hasta la Gran Manzana, donde son recibidos por autoridades locales en la estación de buses de Port Authority.
La meta de las personas que llegan a Nueva York es conseguir algún tipo de refugio temporal y luego vivienda, pero la confusión sobre cómo funciona la ciudad y la barrera del idioma pueden jugar una mala pasada para quienes deciden establecerse en la Gran Manzana. Sin embargo, la asistencia de los voluntarios, algunos venezolanos, puede ser vital para que los migrantes sientan algo más de confianza en el inicio de su nueva vida.
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Dos autobuses con 101 migrantes fueron enviados desde el estado de Texas hacia Washington, D.C. y llegaron a la capital norteamericana durante la mañana de este 15 de septiembre, en un viaje de casi cuarenta horas.
Esto ya es un hábito casi diario en ciudades como Washington, D.C. y Nueva York. La diferencia es que estos dos buses del 15 de septiembre se estacionaron en los alrededores de la residencia de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.
“Se bajan acá y esperan a que los ayuden”, recuerda una de las personas. Eso le dijo uno de los hombres que acompañaba el bus desde Texas.
A unos seis kilómetros de este lugar, voluntarios de diferentes organizaciones esperaban la llegada de los migrantes a Union Station, terminal habitual para estos autobuses en los últimos cuatro meses.
“Nos enteramos por redes sociales”, dijo uno de los voluntarios a Efecto Cocuyo. Acto seguido, las personas debieron trasladarse hacia la residencia de la vicepresidenta y atender a los migrantes.
Curiosamente, quienes sí estaban en los alrededores de la residencia de Kamala Harris eran equipos del canal Fox News, que fue el primero en reportar la llegada de los autobuses al lugar.
Luego de pasar varios minutos en el jardín que está frente a la residencia de Kamala Harris, los migrantes, en su mayoría venezolanos, se empezaron a preguntar sobre la presunta asistencia que le darían en el sitio.
“En Texas nos dijeron que nos viniéramos en esos buses, porque acá nos iban a ayudar y hasta nos dijeron que si veníamos en familia nos podían dar una casa”, recordó uno de los venezolanos. Junto a ellos, también llegaron algunas personas de Colombia, Cuba y Panamá, entre otros países.
Los voluntarios de distintas organizaciones se acercaron al sitio y comenzaron a llevarse a los migrantes a una iglesia que sirvió de refugio temporal para las personas recién llegadas a la capital norteamericana. Luego de un par de horas, cerca de las 10 de la mañana, ya no había migrantes en los alrededores de la residencia de Harris.
Lejos de terminar el trabajo duro, apenas empezaba. Ahora los voluntarios tendrían que organizarse para atender a los migrantes, darles ropa, comida y asistencia para quienes tengan otras ciudades como destino final. Un total de 20 venezolanos dijeron que se iban a Nueva York, otro grupo tenía Indianápolis como destino final y algunos partirían rumbo a Chicago.
La prioridad de los voluntarios es atender primero a las familias que tengan mujeres y niños. Las que deciden quedarse en la capital norteamericana pueden ser reubicadas en algún refugio disponible. Los migrantes que deseen irse a otras ciudades cercanas pueden comprar los pasajes de bus si cuentan con los recursos, de lo contrario pueden recibir ayuda por parte de los voluntarios.
“Nos dejaron botados ahí, sin más. Nos dijeron que llegamos a Washington y ya”, relató uno de los migrantes venezolanos poco antes de subirse a un vehículo que lo llevaría a uno de los refugios en la capital estadounidense.
Otros revelaron que, mientras viajaban en el autobús, un encargado de la seguridad de la unidad les dijo que los llevarían hasta la Casa Blanca. “Yo no sé si fue de chiste, pero uno de ellos nos dijo que nos dejarían ahí y yo no entendía nada”, recordó otra persona.
Horas después de la llegada de los buses a la residencia de Kamala Harris, el gobernador de Texas envió un comunicado de prensa en el que asumió la responsabilidad del envío de los buses y explicó sus razones.
Enyerber José Pacheco Liendo está en la entrada del refugio que los atendió en la mañana del 15 de septiembre en la capital norteamericana. Hace apenas unas horas llegó a la ciudad en uno de los buses enviados por el gobernador de Texas hacia los alrededores de la vicepresidenta del país.
Enyerber viajó con su esposa, su hijo y una bebé de apenas seis meses de edad. Cuando salieron de La Vega, en Caracas, la pequeña tenía solo dos meses de nacida.
“En Panamá, luego de pasar la selva, nos metieron en un refugio donde había mucha gente enferma. Ahí se me enfermó la niña con influenza A”, recordó Enyerber con ayuda de su esposa, quien le iba recordando algunos detalles.
El viaje siguió a Costa Rica, pero ahí la familia tuvo que frenar porque la vida de la bebé estaba en riesgo. “En San José (Costa Rica) pasamos como un mes, porque tenían que ponerle oxígeno a la niña. Casi la entuban, pero menos mal que no. Pasó 16 días con asistencia de oxígeno”, agregó Enyerber.
Con voz calmada, Enyerber dice que su destino final es Nueva York, el de él y 16 miembros de su familia. La mayoría de sus familiares ya están en la Gran Manzana y lo esperan a él, a su esposa, a su hijo y a la bebé, quienes tuvieron que retrasar su viaje debido a la enfermedad que contrajo la pequeña.
Enyerber se lleva la mano al cuello para señalar que esa era la altura del río cuando él y su familia cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos. “Pasamos a las 6 de la mañana, casi nos lleva el río, pero unos señores nos ayudaron y pudimos pasar. Luego nos entregamos a migración”, relata.
“Esta mañana nos dejaron en un lugar donde dicen que vive la vicepresidenta. No nos dijeron más nada. Luego llegó una señora que nos trajo para el refugio. Acá nos dieron comida y todas esas cosas. Pasamos dos días sin comer en el bus, sin bañarnos ni nada”, dijo Enyerber sobre su experiencia en el viaje desde Texas hasta Washington, D.C.
La familia pasará al menos una noche en la capital norteamericana, donde podrá dormir en una cama y asearse con regularidad. Los antiguo habitantes de La Vega solo deben esperar que los voluntarios les informen cuando se podrán ir a Nueva York, donde se reencontrarán con las otras 13 personas de su grupo familiar y dar por concluida la travesía.
La mayoría de los venezolanos que llegaron a Washington, D.C. tiene como destino final la ciudad de Nueva York. A las 2:00 de la tarde del 15 de septiembre, cerca de 20 criollos abordaron un bus en Union Station para viajar por unas cinco horas hasta la Gran Manzana, donde son recibidos por autoridades locales en la estación de buses de Port Authority.
La meta de las personas que llegan a Nueva York es conseguir algún tipo de refugio temporal y luego vivienda, pero la confusión sobre cómo funciona la ciudad y la barrera del idioma pueden jugar una mala pasada para quienes deciden establecerse en la Gran Manzana. Sin embargo, la asistencia de los voluntarios, algunos venezolanos, puede ser vital para que los migrantes sientan algo más de confianza en el inicio de su nueva vida.