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Tras tres días durmiendo en la acera frente al hotel Watson, en el bajo Manhattan, los migrantes venezolanos, colombianos y ecuatorianos que protesta por haber sido sacados del hotel que les servía de refugio, buscan un acuerdo con la administración del alcalde de Nueva York, Eric Adams, que ponga fin al conflicto.

El grupo fue enviado a un albergue provisional para hombres en un terminal de cruceros, pero se niegan a permanecer ahí pues consideran que el lugar no reúne las condiciones para vivir, ya que carece de calefacción, hay pocos baños, las camas están muy pegadas y tienen que cruzar la calle para bañarse, además de quedar lejos y estar oscuro.

«No exigimos un cuarto de hotel, sino un lugar digno para vivir», señalaron varios de los migrantes .

En el lugar donde permanencen, en la calle, ya no hay casetas de campaña luego de una advertencia de la policía que se mantiene en el lugar desde el lunes y colocó barricadas para asegurar mantener el orden. Maletas, ropa, sillas y cobijas se observa en el lugar donde aguardan en busca de respuestas.

Conversaciones prosiguen

Representantes de la Oficina de Asuntos del Inmigrante conversaron en horas de la mañana con los afectados en un intento de lograr un acuerdo para que se trasladaran al nuevo refugio.

«Este (el hotel) es un sitio transitorio, estamos tratando de ayudarles, tenemos que trasladarlos para acomodar (en este lugar) a familias con niños que siguen llegando», les indicó el reverendo Eric Salgado, que trabaja para la Oficina de Asuntos del Inmigrante, que se trasladó al lugar, así como el jefe de personal de esa agencia, Miguel Santana.

Al lugar también se presentó poco más tarde el comisionado de Asuntos del Inmigrante, el mexicano Manuel Castro -quien llegó a esta ciudad como indocumentado- y, tras escuchar las quejas, acordaron trasladarse al terminal para discutir allí las preocupaciones del grupo.

«Ahí solo podemos estar cinco meses, ¿qué va a pasar después?», gritó uno.

Los migrantes, parte de la ola de unos 42.000 que han llegado a la ciudad desde el pasado mayo, recibieron la notificación de que deberían dejar el hotel entre el sábado y este martes, y se les asignó un día y hora. Hoy salieron los últimos y la mayoría optó por trasladarse a Brooklyn, en un autobús provisto por la ciudad y otros trataban de encontrar una solución a su situación fuera de un albergue. 

Nuevo presupuesto

Por su parte, la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, dio a conocer su propuesta de nuevo presupuesto para el estado de 227 mil millones de dólares, que incluye mil millones para ayudar a la ciudad con los gastos en que ha incurrido para brindar servicios a los miles de migrantes que han llegado desde mayo de 2022.

El dinero es parte de los 21 mil millones de dólares del presupuesto de 2024 que asignó a la ciudad, que vive una crisis humanitaria y económica con la llegada de  más de 43.000 migrantes, en su mayoría enviados en autobuses por el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, que trata así de trasladar a Nueva York y otros estados demócratas la crisis migratoria de la frontera de México con EE.UU.