La ONG de la iglesia Caridades Católicas indicó este martes que ha recibido en un mes a más de 1.500 inmigrantes, en su gran mayoría venezolanos, «una cifra sin precedentes» que han llegado a su sede en Nueva York, desde la frontera entre México y Estados Unidos, en busca de asilo.
«Más de 1.500 hombres, mujeres y niños han llegado repentina e inesperadamente a nuestras puertas», y se les ha provisto de ayuda como comida, ropa y asistencia legal, afirmó en una conferencia de prensa Kevin Sullivan, director ejecutivo de Caridades Católicas en Nueva York.
El grupo es parte de la oleada de más de 4.000 inmigrantes que han llegado a Nueva York desde mayo, muchos de ellos en autobuses enviados por el gobernador republicano de Texas, Gregg Abbott, quien asegura que el «destino ideal» para los migrantes son las ciudades con alcaldes progresistas, y concretamente Washington y Nueva York.
La trabajadora social María Dueñas aseguró que en los años que lleva trabajando con la organización religiosa «nunca había visto» una emigración como esta de venezolanos a Nueva York, como la que han tenido en las últimas cuatro semanas.
El arzobispo Thymoty Dolan destacó por su parte que estos inmigrantes «no son casos, no son problemas, no son solo estadísticas, no son solo refugiados y solicitantes de asilo: son personas con nombre, esposos, esposas, hijos, y los amamos y les damos la bienvenida».
Caridades Católicas destacó que se trata de inmigrantes que huyen de la violencia y las dificultades económicas en América Central y del Sur, como la venezolana Jennifer Barico, que realizó una «muy difícil» travesía de dos meses desde que salió de su país, hasta llegar a Nueva York el pasado 8 de julio.
Barico dejó Venezuela -donde aún viven dos de sus hijas y nieta- en un largo viaje de dos meses donde, recordó, vio morir gente y enfrentaron todo tipo de problemas, incluida violencia sexual y corrupción de agentes policiales en varias fronteras a lo largo de su viaje por Colombia, Panamá, varios países centroamericanos más y México.
La venezolana de 44 años y que tiene cuatro hijos (dos en Venezuela), que desde su llegada el 15 de julio está en un refugio de mujeres, llegó a EE.UU con una deuda de 3.000 dólares que tuvo que tomar prestados para su viaje.
Venezolanos continúan llegando a Nueva York enviados por gobernador de Texas
Dueñas destacó la carga emocional con la llegan los inmigrantes tras un viaje en que ocurren violaciones grupales y secuestros en el que se pide dinero a cambio, con el que no cuentan. A veces -dijo- si una mujer no tiene dinero para salir de un secuestro, le hacen pagarlo con su cuerpo.
Indicó a los recién llegados se les está brindando asistencia en salud mental para lidiar «con esa carga emocional» tan grande.
La ONG denunció también que ha recibido más de 300 notificaciones para citas en corte de inmigración enviadas por la Patrulla Fronteriza, con la dirección de Caridades Católicas en Manhattan o su sede de El Bronx, lo cual es ilegal porque no es un lugar de residencia.
Además, muchos inmigrantes no se enteran de esta citación e incluso otros ni siquiera están en Nueva York, lo que supone un problema para éstos que buscan asilo ya que figuran como «no comparecidos».
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La ONG de la iglesia Caridades Católicas indicó este martes que ha recibido en un mes a más de 1.500 inmigrantes, en su gran mayoría venezolanos, «una cifra sin precedentes» que han llegado a su sede en Nueva York, desde la frontera entre México y Estados Unidos, en busca de asilo.
«Más de 1.500 hombres, mujeres y niños han llegado repentina e inesperadamente a nuestras puertas», y se les ha provisto de ayuda como comida, ropa y asistencia legal, afirmó en una conferencia de prensa Kevin Sullivan, director ejecutivo de Caridades Católicas en Nueva York.
El grupo es parte de la oleada de más de 4.000 inmigrantes que han llegado a Nueva York desde mayo, muchos de ellos en autobuses enviados por el gobernador republicano de Texas, Gregg Abbott, quien asegura que el «destino ideal» para los migrantes son las ciudades con alcaldes progresistas, y concretamente Washington y Nueva York.
La trabajadora social María Dueñas aseguró que en los años que lleva trabajando con la organización religiosa «nunca había visto» una emigración como esta de venezolanos a Nueva York, como la que han tenido en las últimas cuatro semanas.
El arzobispo Thymoty Dolan destacó por su parte que estos inmigrantes «no son casos, no son problemas, no son solo estadísticas, no son solo refugiados y solicitantes de asilo: son personas con nombre, esposos, esposas, hijos, y los amamos y les damos la bienvenida».
Caridades Católicas destacó que se trata de inmigrantes que huyen de la violencia y las dificultades económicas en América Central y del Sur, como la venezolana Jennifer Barico, que realizó una «muy difícil» travesía de dos meses desde que salió de su país, hasta llegar a Nueva York el pasado 8 de julio.
Barico dejó Venezuela -donde aún viven dos de sus hijas y nieta- en un largo viaje de dos meses donde, recordó, vio morir gente y enfrentaron todo tipo de problemas, incluida violencia sexual y corrupción de agentes policiales en varias fronteras a lo largo de su viaje por Colombia, Panamá, varios países centroamericanos más y México.
La venezolana de 44 años y que tiene cuatro hijos (dos en Venezuela), que desde su llegada el 15 de julio está en un refugio de mujeres, llegó a EE.UU con una deuda de 3.000 dólares que tuvo que tomar prestados para su viaje.
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Dueñas destacó la carga emocional con la llegan los inmigrantes tras un viaje en que ocurren violaciones grupales y secuestros en el que se pide dinero a cambio, con el que no cuentan. A veces -dijo- si una mujer no tiene dinero para salir de un secuestro, le hacen pagarlo con su cuerpo.
Indicó a los recién llegados se les está brindando asistencia en salud mental para lidiar «con esa carga emocional» tan grande.
La ONG denunció también que ha recibido más de 300 notificaciones para citas en corte de inmigración enviadas por la Patrulla Fronteriza, con la dirección de Caridades Católicas en Manhattan o su sede de El Bronx, lo cual es ilegal porque no es un lugar de residencia.
Además, muchos inmigrantes no se enteran de esta citación e incluso otros ni siquiera están en Nueva York, lo que supone un problema para éstos que buscan asilo ya que figuran como «no comparecidos».