Por: Radamés Graterol
Al final de la noche, después de leer algunos artículos de El Pitazo junto a mi abuelo de 90 años, Juan Bimba, le pregunté.
—Abuelo Juan Bimba, estudiosos de la ciencia política dicen que los partidos en Venezuela están en crisis, ¿usted cree eso?
—Hijo, ya los partidos no tienen la misma credibilidad y confianza —respondió mi abuelo desde su poltrona.
—¿Pero abuelo cree usted que sobrevivirán?
—Si honran a su herencia unidos, practican la democracia interna, renuevan su dirigencia, se conectan con la gente, acompañan a su pueblo, son transparentes, y no sucumben ante la corrupción, una vez más vencerán las sombras.
Y prosigue mi abuelo…
—Para fundar los partidos políticos tradicionales en Venezuela, muchos de sus dirigentes y militantes tuvieron que sufrir cárcel, torturas, exilio y hasta la propia muerte. Valientemente lucharon contra 27 años de tiranía del “bagre" general Juan Vicente Gómez, sus sucesores andinos, y de “ñapa" larga, enfrentaron 10 años, desde 1948 hasta 1958, de dictadura del general Marcos Pérez Jiménez.
«Durante esos largos periodos dictatoriales, los estudiantes de los liceos y de la Universidad Central de Venezuela, la mayoría tocados por el gusanito de la militancia en la génesis de los partidos Acción Democrática, PCV, COPEI y URD, eran perseguidos por elevar su voz, y ejercer protestas en aras de la justicia y la libertad plena. —seguía comentando mi abuelo con una profunda tristeza en su voz.
«Hijo, debemos reconocer que hubo unos respiritos con la muerte de Gómez en 1936; el gobierno del general Isaías Medina, entre 1941 y 1945, y el trienio de la Junta Revolucionaria de gobierno encabezado por Rómulo Betancourt, de 1945 a 1948. Pero esas luces fueron apagadas constantemente por el militarismo, que ilegalizaba partidos, disolvía sindicatos, cerraba centros de estudios, censuraba medios de comunicación, hacía fraudes electorales y daba golpes de estado para mantenerse en el poder.
—¿Se rindieron alguna vez, abuelo?
—Los valientes jóvenes de las generaciones del 28 y del 58, fundadores de los partidos, nunca se rindieron, a pesar de que los castigos incluían reclusión cruel en la cárcel, La Rotunda de Gómez, Guasina, o alguna otra mazmorra de la Seguridad Nacional con Pedro Estrada, el chacal de Güiria, como anfitrión. O una expulsión de nuestra amada Venezuela; o lo peor, morir acribillado, como ocurrió con Leonardo Ruíz Pineda, Secretario General Nacional de AD en 1952.
—¿Lucharon contra todo abuelo?
—Sí, ni los grillos de hierro que carcomieron sus tobillos, ni el filo de los rines que cortaron las plantas de sus pies, ni la electricidad que estremeció a hombres y mujeres de esas épocas, ni la muerte, pudieron detener a esta juventud gloriosa que contra todo pronóstico se unió, apartando diferencias ideológicas y sociales, para fundar sus partidos, y por consecuencia instaurar una democracia en 1958, con el derrocamiento de Marcos Pérez.
«Los partidos políticos en Venezuela como en otrora tienen el reto de sobrevivir en un régimen de autoritarismo electoral. Para triunfar, deben unirse , retomar lo mejor de sus doctrinas, renovar sus cuadros con elecciones, comunicar bien, canalizar las demandas de la sociedad, ejercermsus funciones con transparencia y, algo fundamental, educar a los electores.
Por el otro lado, el ciudadano, debe entender que son las organizaciones partidarias las que tienen el rol principal de representarnos, en vista de como reza el libro El futuro de los partidos políticos de la Fundación Konrad Adenauer: “No hay democracia viva y vibrante sin partidos políticos".
RADAMÉS GRATEROL | @radamesgraterol
Politólogo venezolano egresado de la Universidad Central de Venezuela. Profesor universitario, exalcalde y consultor político.
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