Ciudadanos encuentran en la venta de chatarra una forma de obtener ingresos para enfrentar la crisis que atraviesa el país. Desde automóviles viejos, tuberías, partes de la estructura de instituciones educativas, así como de las instalaciones petroleras y eléctricas abandonadas son desmembradas para vender el metal. El Gobierno es el principal comprador y se reserva la venta al exterior de este “material estratégico". El Pitazo recogió información en ocho estados