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Jóvenes protestan para que el financiamiento climático priorice a los países más pobres

CAMBIO CLIMÁTICO · 24 SEPTIEMBRE, 2022 08:37

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Margaret López


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Faltan más de 40 días para que inicie la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) y las protestas de los jóvenes alrededor del mundo ya volvieron a tomar fuerza para pedirles a los líderes globales que actúen, de una vez por todas, para frenar la crisis climática y se establezca un mecanismo de financiamiento climático que favorezca a los países más pobres.

Con pancartas que decían “Defendemos nuestro futuro”, “Queremos un nuevo acuerdo verde” y “No más promesas vacías”, los jóvenes del movimiento “Viernes por el futuro” (Fridays for Future, en inglés) salieron a tomar las calles el pasado viernes 23 de septiembre en puntos tan diversos del mundo como en Tokio (Japón), Turín (Italia), Berlín (Alemania), Daca (Bangladesh), Bogotá (Colombia), Buenos Aires (Argentina) e incluso, en Kyiv (Ucrania).

Cerca de 36.000 personas se juntaron en la protesta en las calles de Berlín para volver a alzar la voz por el planeta y por aquellos países que no tienen cómo financiar la adaptación a una energía limpia. Mientras que en la capital ucraniana apenas se juntaron dos jóvenes que izaron la bandera del movimiento “Viernes por el futuro” justo delante de un tanque de guerra abandonado.

Financiamiento climático

Los jóvenes protestaron incluso en la capital ucraniana de Kyiv | Foto: Fridays for Future

En todas las protestas se repitió la petición de que se priorice a la gente y no las ganancias económicas, en las decisiones que toman los líderes globales, las corporaciones y los políticos en el planeta entero.

Las movilizaciones de los jóvenes sensibilizados por la crisis climática tuvieron un año y medio de parón debido a la pandemia del COVID-19 y solo volvieron en septiembre de 2021. Ahora se centraron en uno de los aspectos más debatidos: quién debe dar el financiamiento climático en los países pobres del sur global.

El regreso del movimiento

La iniciativa de “Viernes por el futuro” empezó de la mano de la sueca Greta Thunberg, quien se apostó con una pancarta que decía “En huelga escolar por el clima” a las afueras del Parlamento de Suecia en 2018. Su exigencia era que su país redujera las emisiones de gases de efecto invernadero como los que emanan, por ejemplo, de la industria minera, del acero y la aviación.

Su solitaria protesta inspiró luego un movimiento que comenzó a agrupar a más adolescentes en etapa escolar y también a otros jóvenes universitarios y hasta científicos en la lucha porque se limite el aumento de temperatura global a 1,5 °C antes del año 2100.

En Berlín se unieron más de 36.000 personas en el viernes de protesta | Foto: Fridays for Future

Este compromiso de 1,5° C fue refrendado por más de 200 países en el Acuerdo de París en el año 2015, pero sus principios centrales siguen sin cumplirse. Para los científicos, esta es la temperatura que es el límite seguro del clima planetario, porque esto reduciría las olas de calor, las sequías y las lluvias torrenciales.

Los jóvenes conocen que los científicos ambientales también diseñaron planes para que los cambios en la agricultura, el transporte y las energías limpias permitan alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura, pero todavía falta que los países y sus líderes adopten estas estrategias.

La bandera de la justicia climática

Para los integrantes del movimiento “Viernes por el futuro”, sin embargo, no se trata solo de que se propulse el cambio, sino que los países más pobres puedan contar con el financiamiento que necesitan para concretar su adaptación climática.

“Estamos aquí para exigir reparaciones climáticas para las personas y zonas más afectadas. Los gobiernos del norte global deberían pagar por las pérdidas y los daños en nuestras comunidades, no por un sentido de solidaridad, sino porque es su responsabilidad histórica, y estamos aquí para reclamar esa deuda”, aseguró Edwin Namakanda, quien es activista climático en Uganda, en un comunicado público del movimiento.

La promesa de los países más ricos del mundo fue crear un fondo de 100.000 millones de dólares para financiar la adaptación en el continente africano y el resto de los países con menos recursos como ocurre en América Latina. El compromiso se firmó en el año 2009 y todavía no se cumple. No en vano, el punto del financiamiento climático se espera que sea uno de los más debatidos en la COP27, que se celebrará a partir del próximo 6 de noviembre en Egipto.  

Foto principal: Kentaro Yamamoto | Fridays for Future

CAMBIO CLIMÁTICO · 24 SEPTIEMBRE, 2022

Jóvenes protestan para que el financiamiento climático priorice a los países más pobres

Texto por Margaret López

Faltan más de 40 días para que inicie la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) y las protestas de los jóvenes alrededor del mundo ya volvieron a tomar fuerza para pedirles a los líderes globales que actúen, de una vez por todas, para frenar la crisis climática y se establezca un mecanismo de financiamiento climático que favorezca a los países más pobres.

Con pancartas que decían “Defendemos nuestro futuro”, “Queremos un nuevo acuerdo verde” y “No más promesas vacías”, los jóvenes del movimiento “Viernes por el futuro” (Fridays for Future, en inglés) salieron a tomar las calles el pasado viernes 23 de septiembre en puntos tan diversos del mundo como en Tokio (Japón), Turín (Italia), Berlín (Alemania), Daca (Bangladesh), Bogotá (Colombia), Buenos Aires (Argentina) e incluso, en Kyiv (Ucrania).

Cerca de 36.000 personas se juntaron en la protesta en las calles de Berlín para volver a alzar la voz por el planeta y por aquellos países que no tienen cómo financiar la adaptación a una energía limpia. Mientras que en la capital ucraniana apenas se juntaron dos jóvenes que izaron la bandera del movimiento “Viernes por el futuro” justo delante de un tanque de guerra abandonado.

Financiamiento climático

Los jóvenes protestaron incluso en la capital ucraniana de Kyiv | Foto: Fridays for Future

En todas las protestas se repitió la petición de que se priorice a la gente y no las ganancias económicas, en las decisiones que toman los líderes globales, las corporaciones y los políticos en el planeta entero.

Las movilizaciones de los jóvenes sensibilizados por la crisis climática tuvieron un año y medio de parón debido a la pandemia del COVID-19 y solo volvieron en septiembre de 2021. Ahora se centraron en uno de los aspectos más debatidos: quién debe dar el financiamiento climático en los países pobres del sur global.

El regreso del movimiento

La iniciativa de “Viernes por el futuro” empezó de la mano de la sueca Greta Thunberg, quien se apostó con una pancarta que decía “En huelga escolar por el clima” a las afueras del Parlamento de Suecia en 2018. Su exigencia era que su país redujera las emisiones de gases de efecto invernadero como los que emanan, por ejemplo, de la industria minera, del acero y la aviación.

Su solitaria protesta inspiró luego un movimiento que comenzó a agrupar a más adolescentes en etapa escolar y también a otros jóvenes universitarios y hasta científicos en la lucha porque se limite el aumento de temperatura global a 1,5 °C antes del año 2100.

En Berlín se unieron más de 36.000 personas en el viernes de protesta | Foto: Fridays for Future

Este compromiso de 1,5° C fue refrendado por más de 200 países en el Acuerdo de París en el año 2015, pero sus principios centrales siguen sin cumplirse. Para los científicos, esta es la temperatura que es el límite seguro del clima planetario, porque esto reduciría las olas de calor, las sequías y las lluvias torrenciales.

Los jóvenes conocen que los científicos ambientales también diseñaron planes para que los cambios en la agricultura, el transporte y las energías limpias permitan alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura, pero todavía falta que los países y sus líderes adopten estas estrategias.

La bandera de la justicia climática

Para los integrantes del movimiento “Viernes por el futuro”, sin embargo, no se trata solo de que se propulse el cambio, sino que los países más pobres puedan contar con el financiamiento que necesitan para concretar su adaptación climática.

“Estamos aquí para exigir reparaciones climáticas para las personas y zonas más afectadas. Los gobiernos del norte global deberían pagar por las pérdidas y los daños en nuestras comunidades, no por un sentido de solidaridad, sino porque es su responsabilidad histórica, y estamos aquí para reclamar esa deuda”, aseguró Edwin Namakanda, quien es activista climático en Uganda, en un comunicado público del movimiento.

La promesa de los países más ricos del mundo fue crear un fondo de 100.000 millones de dólares para financiar la adaptación en el continente africano y el resto de los países con menos recursos como ocurre en América Latina. El compromiso se firmó en el año 2009 y todavía no se cumple. No en vano, el punto del financiamiento climático se espera que sea uno de los más debatidos en la COP27, que se celebrará a partir del próximo 6 de noviembre en Egipto.  

Foto principal: Kentaro Yamamoto | Fridays for Future

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