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El Sevilla FC sigue siendo el rey de la Europa League. Tras más de 120 minutos de fútbol, el equipo español derrotó en penales al AS Roma este 31 de mayo y se convirtió en siete veces campeón de la competición en Budapest, Hungría.

En el tiempo reglamentario, ambas escuadras empataron a un tanto y regalaron una apasionante definición en la segunda competencia más importante del fútbol europeo a nivel de clubes.

Con este triunfo, los sevillanos aumentaron su gran legado en el torneo, del que también salieron ganadores en las ediciones de 2006, 2007, 2014, 2015, 2016 y 2020.

Los rojiblancos también aseguraron su participación en la Champions League de la próxima temporada y dieron una alegría a sus fanáticos, después de una campaña en la que casi descendieron a segunda división en la Liga Española.

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La Roma fue mejor en el primer tiempo

Desde que el árbitro pitó el comienzo del cruce, «La Loba» se notó más cómoda en el campo de juego. Los rojiamarillos presionaron en todo momento, pese a no dominar la posesión del balón, e impidieron que los andaluces encontrasen espacios para atacar.

No hubo oportunidades claras de gol hasta el minuto 34, cuando Bryan Cristante robó el esférico a Iván Rakitic, para iniciar una peligrosa contra con la que la Roma tomó la iniciativa ofensiva.

Cristante dió un pase profundo que la defensa del Sevilla no pudo interceptar y llegó hasta el argentino Paulo Dybala, quien remató de primera para mandar a guardar la pelota en el ángulo de la portería y puso por delante a los italianos.

A pocos momentos de terminar la primera mitad, el Sevilla comenzó a reaccionar con un disparo lejano de Ivan Rakitic desde fuera del área que impactó contra el travesaño y por poco no iguala el marcador.

Una final pareja hasta el último minuto

Tras el descanso los andaluces comenzaron a insistir más en empatar el partido haciendo honor al cántico que se escuchaba en las gradas de su afición en el Puskas Arena de Hungría: “¡El Sevilla nunca se rinde!”. 

A los 55′, el capitán sevillano Jesús Navas mandó un centro al área y, pese a que Lucas Ocampos no pudo definir, el defensa de la Roma Gianluca Mancini cometió un error para encajar un tanto en su propia portería.

Con la pizarra 1-1 y una Loba desmoralizada por el autogol, los rojiblancos comenzaron a llegar más a la arquería de los italianos. Sin embargo, al 66′, Tammy Abraham estuvo a nada de volver a adelantar a la loba, pero Bono puso las manos para evitar la diana.

El tiempo pasó y ninguno de los clubes parecía ceder; tanto que tras los 90′ oficiales el árbitro tuvo que mandar todo a la prórroga. Los hinchas que asistieron al Puskas Arena cantaban a todo pulmón, mientras que las dos oncenas volvían al campo.

El cansancio era notable en ambas plantillas, que ni en 30 minutos extras pudieron romper la paridad que prevaleció hasta que el referí pitó el final del alargue.

No quedaba otra que definir al nuevo campeón desde los 11 pasos. La tanda de penales la empezó el Sevilla y Lucas Ocampos completó la labor para comenzar con buen pie la serie.

Bryan Cristante hizo lo propio para la Roma y de momento la igualdad seguía reinando en la final de la Europa League. El Sevilla convirtió su segundo tiro de la mano de Erick Lamela y Gianluca Mancini tenía la responsabilidad de concretar su oportunidad para redimirse por su autogol.

Mancini remató, pero Bono, el arquero marroquí del Sevilla, voló y puso sus piernas para adelantar a su oncena por primera vez en el compromiso. El Sevilla solo debía seguir anotando para coronarse y el capitán Rakitic hizo el trabajo batiendo a Rui Patricio.

La Loba no podía permitirse volver a errar, pero Roger Ibáñez pateó muy pegado al travesaño y su disparo impactó contra uno de los postes, para que los andaluces solo necesitaran marcar un gol más y quedar siete veces campeones de la Europa League.

Por un momento la esperanza volvió a la plantilla y a la hinchada de la Roma, pues parecía que Rui Patricio tapó el penal de Gonzalo Montiel. Sin embargo, el árbitro determinó que el portero romano estaba adelantado y la acción tuvo que repetirse.

En su segunda oportunidad, Montiel no dudó y con un certero zapatazo mandó a guardar el esférico, para así coronar al Sevilla FC de España como los flamantes reyes de la Europa League, una vez más.