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El padre Enrique Martínez y su primera misa en el destierro, cómo fue su experiencia en la prisión 

ESPECIALES · 12 FEBRERO, 2023 10:50

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Luz Mely Reyes | @LuzMelyReyes

Foto por Luz Mely Reyes

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Al padre Enrique Martínez lo halló la dictadura de Daniel Ortega el 13 de octubre de 2022. Desde aquel momento permaneció en prisión. El jueves 9 de febrero, un día antes de ser sometido a juicio, formó parte del vuelo del destierro que llevó a los Estados Unidos a 222 nicaragüenses. En ese viaje iban seis sacerdotes católicos. 

El sábado, con 72 horas en libertad, el sacerdote celebró su primera misa en meses. Pudo comulgar, como las decenas de feligreses desterrados que se congregaron en este oficio especial, y relatar algo de su vivencia tras las rejas, especialmente cuando por una única vez pudo ingerir un trozo de hostia. 

El hotel Westin, ubicado a 10 minutos del aeropuerto de Dulles, Washington, se ha convertido en un centro de operaciones para atender al contingente de personas desterradas. Hay carteles pegados en las paredes, escritos en pliegos de papel bond que indican los servicios que se ofrecen (médicos, legales, reunificación familiar, Wifi, asignación de boletos, alimentación, entre otros). El sábado 11 de febrero se sumó un nuevo aviso que decía: misa. 

A las siete de la noche se congregaron aproximadamente 100 personas en un salón. Rostros conocidos, como el de la activista Suyen Barahona Cuán, quien se reencontró con su esposo y con su hijo de seis años; el gerente del diario La Prensa, Juan Lorenzo Hollman, quien estaba con sus dos hijas. También había personas no tan visibles mediáticamente, como Dominga Cruz,  campesina y madre de un joven activista sandista. A ella la acusaron de ciberdelitos. 

En el rito el padre Martínez fue asistido por el sacerdote salvadoreño Mauricio Portillo, un joven cura que al presentarse ante la feligresía nicaragüense comentó que era del mismo pueblo que monseñor Arnulfo  Romero, declarado santo en 2018.

El régimen de Daniel Ortega desterró a 222 presos políticos de Nicaragua

“El Señor no se toca” 

Luego de la eucaristía, el padre Martínez relató que mientras estuvo preso solo una vez pudo tomar la hostia. Recordó que aquella única  vez un familiar, en una de las pocas visitas que recibió, pudo llevarle el pan consagrado escondido entre la ropa.

«Cuando lo vi, allí en su cuerpo, alma, en su divinidad. Allí estaba el Señor; pobre y humilde en aquella pequeña hostia». Recibir la comunión, sin embargo, requirió firmeza. 

«No lo podía consumir allí (en el área de visita), porque estaban las cámaras y la policía. Me fui al baño y de rodillas lo recibí, tal vez en el lugar más indigno; luego, me pregunté cómo lo llevaba a los demás. Cuando se terminó la visita, el policía me dice ‘desvístase’ y no pudiendo ocultarlo lo puse en la camisa. Él sacudió la camisa y cayó el santísimo, lo tomé en la mano, el policía me preguntó: ‘¿qué tienes allí?’ ” 

—¿Usted es católico?

—No. 

— Esto es para nosotros, el Señor – dijo el sacerdote, mientras el funcionario se lo quiso arrebatar

No, esto no se toca. Al Señor no lo toca. 

Ante la reacción del padre Enrique Martínez,  el policía llamó a un superior, quien conminó al sacerdote a consumir el resto de la hostia. “Y para los efecto, yo no he visto nada”, le dijo.

El sacerdote se negó una vez más, el superior llamó a otro más superior y finalmente le dejaron llevar el pan católico a su celda.  

“Allí estuvo Cristo, en aquella celda. Pasamos en oración aquella noche y el día siguiente hicimos comunión”.

Te sugerimos: «Vístanse que vamos a una actividad especial», así les dijeron a los presos políticos de Nicaragua

Dios nos ayuda y la patria nos necesita

De las decenas de testimonios que se van compartiendo en el centro de operaciones, muchos refieren que rezar el rosario y orar contribuyó no solo a no perder la cabeza, sino a unirse con otros presos.  Sobre ellos, dijo el padre Martínez que se habían convertido en apóstoles. El sacerdote hizo un comentario sobre la necesidad de unión entre los nicaragüenses. 

“Busquemos cómo unirnos y no busquemos pretextos; por el bien superior de la patria, una patria esclava, de migrantes, una patria que está dispersa, cuando tenemos el país más bello del mundo. Mantengámonos unidos. No nos olvidemos que somos cristianos y nicaragüenses, que Dios nos ayuda y la patria nos necesita”.

Misa en el destierro
Aproximadamente cien feligreses asistieron a la misa celebrada en el centro de operaciones que atiende a los ex presos políticos de Nicaragua

ESPECIALES · 12 FEBRERO, 2023

El padre Enrique Martínez y su primera misa en el destierro, cómo fue su experiencia en la prisión 

Texto por Luz Mely Reyes | @LuzMelyReyes
Foto por Luz Mely Reyes

Al padre Enrique Martínez lo halló la dictadura de Daniel Ortega el 13 de octubre de 2022. Desde aquel momento permaneció en prisión. El jueves 9 de febrero, un día antes de ser sometido a juicio, formó parte del vuelo del destierro que llevó a los Estados Unidos a 222 nicaragüenses. En ese viaje iban seis sacerdotes católicos. 

El sábado, con 72 horas en libertad, el sacerdote celebró su primera misa en meses. Pudo comulgar, como las decenas de feligreses desterrados que se congregaron en este oficio especial, y relatar algo de su vivencia tras las rejas, especialmente cuando por una única vez pudo ingerir un trozo de hostia. 

El hotel Westin, ubicado a 10 minutos del aeropuerto de Dulles, Washington, se ha convertido en un centro de operaciones para atender al contingente de personas desterradas. Hay carteles pegados en las paredes, escritos en pliegos de papel bond que indican los servicios que se ofrecen (médicos, legales, reunificación familiar, Wifi, asignación de boletos, alimentación, entre otros). El sábado 11 de febrero se sumó un nuevo aviso que decía: misa. 

A las siete de la noche se congregaron aproximadamente 100 personas en un salón. Rostros conocidos, como el de la activista Suyen Barahona Cuán, quien se reencontró con su esposo y con su hijo de seis años; el gerente del diario La Prensa, Juan Lorenzo Hollman, quien estaba con sus dos hijas. También había personas no tan visibles mediáticamente, como Dominga Cruz,  campesina y madre de un joven activista sandista. A ella la acusaron de ciberdelitos. 

En el rito el padre Martínez fue asistido por el sacerdote salvadoreño Mauricio Portillo, un joven cura que al presentarse ante la feligresía nicaragüense comentó que era del mismo pueblo que monseñor Arnulfo  Romero, declarado santo en 2018.

El régimen de Daniel Ortega desterró a 222 presos políticos de Nicaragua

“El Señor no se toca” 

Luego de la eucaristía, el padre Martínez relató que mientras estuvo preso solo una vez pudo tomar la hostia. Recordó que aquella única  vez un familiar, en una de las pocas visitas que recibió, pudo llevarle el pan consagrado escondido entre la ropa.

«Cuando lo vi, allí en su cuerpo, alma, en su divinidad. Allí estaba el Señor; pobre y humilde en aquella pequeña hostia». Recibir la comunión, sin embargo, requirió firmeza. 

«No lo podía consumir allí (en el área de visita), porque estaban las cámaras y la policía. Me fui al baño y de rodillas lo recibí, tal vez en el lugar más indigno; luego, me pregunté cómo lo llevaba a los demás. Cuando se terminó la visita, el policía me dice ‘desvístase’ y no pudiendo ocultarlo lo puse en la camisa. Él sacudió la camisa y cayó el santísimo, lo tomé en la mano, el policía me preguntó: ‘¿qué tienes allí?’ ” 

—¿Usted es católico?

—No. 

— Esto es para nosotros, el Señor – dijo el sacerdote, mientras el funcionario se lo quiso arrebatar

No, esto no se toca. Al Señor no lo toca. 

Ante la reacción del padre Enrique Martínez,  el policía llamó a un superior, quien conminó al sacerdote a consumir el resto de la hostia. “Y para los efecto, yo no he visto nada”, le dijo.

El sacerdote se negó una vez más, el superior llamó a otro más superior y finalmente le dejaron llevar el pan católico a su celda.  

“Allí estuvo Cristo, en aquella celda. Pasamos en oración aquella noche y el día siguiente hicimos comunión”.

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Dios nos ayuda y la patria nos necesita

De las decenas de testimonios que se van compartiendo en el centro de operaciones, muchos refieren que rezar el rosario y orar contribuyó no solo a no perder la cabeza, sino a unirse con otros presos.  Sobre ellos, dijo el padre Martínez que se habían convertido en apóstoles. El sacerdote hizo un comentario sobre la necesidad de unión entre los nicaragüenses. 

“Busquemos cómo unirnos y no busquemos pretextos; por el bien superior de la patria, una patria esclava, de migrantes, una patria que está dispersa, cuando tenemos el país más bello del mundo. Mantengámonos unidos. No nos olvidemos que somos cristianos y nicaragüenses, que Dios nos ayuda y la patria nos necesita”.

Misa en el destierro
Aproximadamente cien feligreses asistieron a la misa celebrada en el centro de operaciones que atiende a los ex presos políticos de Nicaragua

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