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El acoso escolar sigue siendo un problema alarmante en Venezuela en pleno 2023 y aún no hay medidas efectivas de parte de las autoridades estatales para frenarlo, alertaron especialistas de la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap).

Al cierre de 2022, el Ministerio Público contabilizó 341 casos de acoso escolar en todo el país. No obstante, este año no hay cifras actualizadas, a pesar de que este tipo de violencia sigue registrándose en los centros educativos, a quienes se les dificulta manejarla. 

Por ello, y en el marco del Día Internacional contra el Acoso Escolar (próximo a conmemorarse el 2 de mayo), el lunes 24 de abril Efecto Cocuyo realizó un Space en Twitter con Abel Saraiba, coordinador del servicio psicológico de Cecodap, y la psicóloga Rosa Pellegrino, también miembro de la ONG.

Ambos insistieron en la importancia de entender el acoso escolar como una forma compleja de violencia que se debe atender desde distintas aristas. Indicaron que el Estado solo presta atención a las víctimas cuando son partes de vídeos e imágenes virales en redes sociales. 

«El año pasado el tema del acoso estuvo en la palestra pública al punto que el Ministerio Público presentó cifras (…) Sin embargo, estamos viendo como estos temas están respondiendo, sobre todo desde la actuación del Estado, a tendencias, casos que se hacen virales. Cuando estos temas salen de lo público quedan invisibilizados y dejamos de contar con datos. Esto es perjudicial», apuntó Saraiba. 

¿Cómo hacerle frente al acoso escolar?

El psicólogo comentó que el primer paso a seguir para solucionar el tema del acoso en las escuelas es reconocer que es un problema que existe en todo el territorio nacional.

«No hay ninguna institución dónde no se produzca acoso escolar, está ahí aunque no lo veas», expresó Saraiba. Añadió que uno de los principales errores que cometen los centros educativos y autoridades es centrarse en el eje «victima-victimario».

El acoso escolar requiere un abordaje amplio, reiteró, considerando a los diversos actores que intervienen dentro de esa dinámica: además del acosador y el acosado, están los testigos y sus familias, docentes, la familia de la víctima, la familia del victimario, el personal obrero de la institución, los directivos, personal de la salud (psicólogos), medios de comunicación y los miembros del sistema de protección. 

«Estamos ante la presencia de un entramado que, más que una línea recta, se parece a una tela de araña. Generalmente, cuando atacamos el eje víctima-victimario, nos quedamos cortos», dijo Saraiba. 

Explicó que hacen falta programas y servicios que permitan fortalecer la capacidad de la escuela y apoyar a la familia para poder generar cambios. Aseguró que es indispensable el acompañamiento del Estado, que debe hacerse responsable por medio de políticas públicas que realmente ayuden a prevenir y proteger a los niños, niñas y adolescentes. 

Recomendaciones contra el acoso escolar

Entre las recomendaciones de los especialistas para hacerle frente al acoso escolar en las instituciones están:

📍 Los docentes deben sensibilizarse sobre el tema. Cecodap denuncia que los pensum de las carreras de Educación no incorporan materias para la prevención de la violencia. Las escuelas tienen la tarea de capacitar a su personal al respecto.

📍 Hay que hacer trabajos de integración y convivencia dentro del aula. Si se hacen de forma permanente, esto ayuda a facilitar los procesos de relacionamiento entre los jóvenes. 

📍 Se necesita un sistema creíble de respuesta (un protocolo). Cuando hay reportes de acoso escolar, la institución debe asegurarse de atenderlos, hacerle seguimiento y garantizar la protección de los involucrados.

«Si la escuela no tiene protocolo contra la violencia, definitivamente va a actuar en función de caso por caso, corriendo un gravísimo riesgo de cometer grandes errores», puntualizó Saraiba.

¿Cómo saber si un niño está siendo acosado?

De acuerdo con Rosa Pellegrino, las señales más comunes que indican que un niño, niña o adolescente está siendo acosado en su escuela son: 

1️⃣ Alteraciones en el estado de ánimo. Desde decaimiento, llanto fácil hasta irritabilidad y tendencia marcada a frustrarse.

2️⃣ Aislamiento, incluso en el propio hogar. Puede venir acompañado de un sentimiento de culpa.

3️⃣ Cambios en la rutina de sueño. Las víctimas suelen dormir mucho o muy poco. 

4️⃣ Alteración en la alimentación. Empiezan a comer demasiado o el apetito desaparece. 

5️⃣ Autolesiones o intentos de suicidios. Estas son las señales más graves y requieren de atención psicológica inmediata. 

«Debemos identificar cuando el niño o el adolescente empiece a manifestar conductas que no eran usuales en él en el pasado (…). Son alarmas que tenemos que tomar en serio, porque después de no hacer caso de ese tipo de señales puede haber un desenlace muy lamentable», destacó Pellegrino.