Pidieron la libertad de los demás presos políticos
Se desconoce si la libertad es plena o es una excarcelación

Seis hombres salieron vestidos de amarillo de la comandancia de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en La Yaguara. Sus trajes reflejan que tres meses atrás habían sido condenados a 16 años de prisión, pero a la 1 de la tarde de este miércoles 20 de diciembre fueron liberados tras un canje entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos.

Alcides Bracho, Alonso Meléndez, Emilio Negrín, Gabriel Blanco, Néstor Astudillo y Reynaldo Cortés fueron recibidos por familiares y amigos a las afueras del comando policial donde pasaron más de 500 días detenidos por la presunta comisión de los delitos de conspiración y asociación para delinquir, a pesar de que nunca hubo pruebas que sostuvieran esta versión, según el equipo de defensa.

Entre abrazos y pancartas de bienvenidos a la libertad, los seis luchadores se abrazaban con sus seres queridos tras estar fuera de los barrotes de un calabozo policial donde además convivían con presos comunes.

“Mi mamá tenía la esperanza de que salieras. Inclusos íbamos a montar la Navidad y dijo que no porque teníamos que esperar que llegaras tu Alcides”, dijo Jeanette Astudillo, hermana de Néstor Astudillo.

La liberación los tomó por sorpresa, aunque ya algunos familiares sabían que todos estaban en la lista de presos políticos a liberar tras las negociaciones en Barbados, entre el Gobierno y la Plataforma Unitaria de Democrática de la oposición venezolana.

Cómo fue la liberación

Eran las 11 de la mañana cuando los seis sindicalistas y John Álvarez, quien fue el único de esa causa en quedar en prisión, fueron llamados y trasladados a la oficina del director de ese centro de detención preventiva.

Hasta ese momento los luchadores sociales no sabían que ocurriría, no se imaginaban que iban a salir en libertad, pero un funcionario policial les informó que sus días de presidio habían concluido dentro de ese calabozo y le entregó sus documentes de identidad.

Ese funcionario leyó una lista que tenía aproximadamente 10 nombres de los prisioneros por razones políticas que iban a liberar este día.

“Nos dio mucha alegría saber que íbamos a estar en libertad, pero también sentimos pesar porque John Álvarez no fue liberado. El funcionario le dijo: Álvarez tienes que volver a su celda”, dijo Reynaldo Cortés durante una entrevista con Efecto Cocuyo.

Al salir de la prisión los luchadores sociales lo hicieron con sus trajes de condenados, alguno de los liberados estaba en bermudas y cholas y en sus manos tenían bolsas con ropa y otros accesorios personales.

Alcides Bracho, Alonso Meléndez, Emilio Negrín y Gabriel Blanco fueron los primeros en retirarse del lugar, sus familiares lo esperaban en casa, mientras que Reynaldo Cortés y Néstor Astudillo fueron los últimos en irse.

Pidieron libertad para todos

Si en algo coincidieron todos al salir de la prisión fue en exigir la liberación de los más de 300 presos políticos en Venezuela.

“Me siento con mucha felicidad, pero son sentimientos encontrados porque quedan compañeros allí como Álvarez, y vamos a la casa a abrazar a los hijos. Me siento agradecido, vienen tiempos de libertad y de democracia, apostemos a que, si podemos estar todos juntos, el año que viene es de libertades”, expresó Alcides Bracho.

Alonso Meléndez recordó que estuvieron detenidos injustamente por un año y medio y que afortunadamente ahora están en libertad.

“Tenemos que luchar por la libertad, por John Álvarez, Darío Estrada. El mensaje es Navidad sin presos políticos y libertad para todos”.

Reynaldo Cortés, dirigente sindical en el estado Guárico, recordó que no fue fácil convivir con la población penal común por todo lo que implica ser un político y estar preso sin haber cometido algún delito.

“Pudimos estar allí a pesar de nuestras dificultades de salud, hoy estamos en libertad con los mismos sueños de un país en democracia, con la esperanza de unos salarios ajustados a la Constitución, con los mismos sueños de cambiar al mundo”, dijo Cortés.

Por su parte Néstor Astudillo, quien fue recibido por su hermana, aseguró que fueron víctimas de un proceso de secuestro por ser detenidos de forma arbitraria tras luchar por los derechos laborales de la sociedad venezolana.

“Estuvimos presos por llevar una lucha en Venezuela por los sectores laborales. Hoy más que nunca, a minutos de nuestra libertad, estamos más convencidos que nunca que el proceso que estábamos llevando por la libertad del país fue correcto”.

Argot carcelario

Para Reynaldo Cortés uno de los desafíos más importantes durante su reclusión fue la adaptación a las normas que establecen los privados de libertad en la cárcel.

Contó que afortunadamente la población penal que allí convive no tuvo problemas con los sindicalistas detenidos, pero que al llegar por primera vez a ese centro de detención preventiva un hombre le recitó las “normas” para convivir dentro de ese recinto.

“A todos nos decían profesor, era muy difícil porque uno no está nada acostumbrado a eso, a las formas de expresión que se usan en las cárceles del país”, detalló.

Cortés explicó que dentro de la cárcel incumplir una de esas normas que establecen los privados de libertad podría ser sinónimo de problemas, pero afortunadamente nunca fue su caso.

El dirigente guariqueño comentó que mientras estuvo recluido dormía en un chinchorro y sus compañeros lo hacían en colchonetas.

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