Pedro Naranjo
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“Nunca se nos pasó por la cabeza que Estados Unidos, como aliado de la oposición venezolana y de las democracias de todo el mundo, defensor de los derechos humanos y de la libertad, hiciera lo que le hizo a mi hijo”, le dijo el general retirado Pedro Naranjo a AP sobre el caso de su hijo, Pedro Naranjo, un militar venezolano que fue deportado de EEUU y encarcelado a su llegada a Venezuela. 

Padre e hijo migraron hacia Estados Unidos en 2022, luego de que su padre fuera acusado de conspirar contra el gobierno de Nicolás Maduro. Los Naranjo cruzaron la selva del Darién y entraron por la frontera de Brownsville, en Texas, y se entregaron a la policía migratoria. 

“Nunca tuvimos un plan B”, dijo Naranjo en una entrevista telefónica desde Houston. Fue liberado tras 10 días bajo custodia estadounidense y ahora espera el resultado de su propia solicitud de asilo.

La semana pasada, un grupo autodenominado Ciudadanos Venezolanos Americanos Independientes se unió al representante republicano de Miami Carlos Jiménez para denunciar la deportación del joven Naranjo y su posterior detención a manos de Maduro. Dijo que envió una solicitud a la Casa Blanca el 12 de diciembre para bloquear la deportación, pero no recibió respuesta. El 14 de diciembre, después de no poder revocar una orden de deportación de un oficial de asilo, el menor de los Naranjo fue deportado, según su padre.

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Ernesto Ackerman, miembro del grupo, dijo que la deportación era similar a enviar a un agente antidroga estadounidense a manos de un cártel de la droga.

“Es como coger a un agente de la DEA y enviarlo al Chapo Guzmán”, dijo Ackerman, refiriéndose al narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán. “No veo ninguna diferencia”.

La deportación de Naranjo se produce en el contexto de los intentos de Estados Unidos de mejorar las relaciones con Caracas después de que la campaña de “máxima presión” de la administración Trump no lograra derrocar a Maduro. En noviembre, la Casa Blanca levantó algunas sanciones petroleras contra Venezuela y a mediados de diciembre le regresó a Alex Saab al gobierno de Maduro a cambio de la liberación de todos los estadounidenses presos en Venezuela. 

“El único delito que cometió fue ser un buen hijo”, dijo María Elena Machado, que ha visto a su hijo dos veces en prisión desde su regreso.

No está claro por qué se rechazó la solicitud de asilo de Naranjo. Su padre dijo que apeló ante un juez federal de inmigración en Pearsall, Texas, la determinación inicial del oficial de asilo de que no se enfrentaría a represalias si regresaba a Venezuela, pero perdió.

Según su padre, el menor de los Naranjo careció de abogado durante todo el proceso. Los solicitantes de asilo tienen derecho a llamar a un abogado antes de las entrevistas de selección, pero muchos defensores se quejan de que a los detenidos se les avisa con poca antelación, a menudo a horas intempestivas, y no pueden encontrar ayuda.

A su llegada a Venezuela, el menor de los Naranjo fue detenido de nuevo acusado de deserción. Ahora se encuentra recluido en la prisión militar de las afueras de Caracas junto a varios opositores al gobierno.

Mientras tanto, expertos en migración advierten que otros venezolanos merecedores de asilo podrían correr la misma suerte. “Esto no es una sorpresa”, dijo Julio Henríquez, un abogado de inmigración nacido en Venezuela en Boston. “Se veía venir en cualquier momento”.

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