Políticas de seguridad social deficientes y la inestabilidad de la economía llevaron a las personas mayores de Venezuela a depender de terceros para poder sobrevivir o a buscar nuevas maneras de generar ingresos, destacó un estudio de la asociación civil Convite presentado este 16 de septiembre.
Según la Evaluación de condiciones de vida y salud de las personas mayores en Venezuela 2022, para la que se realizaron 3.058 encuestas en 18 estados, 67% de las personas mayores indicaron que perciben entre 10 y 50 dólares mensuales, pero la mayoría estimó que sus gastos superan los 100 dólares al mes, destinados principalmente a la alimentación.
Al preguntarles cómo logran cubrir otros gastos, 73% de las personas mayores reportaron que reciben apoyo de sus familiares.
«91% de las personas encuestadas respondieron que es costoso vivir y mantenerse económicamente en Venezuela, y la mayoría respondió que no sabe por cuánto tiempo más podrá sobrellevar la situación», dijo Yanireth Fernández, coordinadora de investigación de Convite.
El número de personas mayores que trabajan aumentó entre 2021 y 2022. Para este año, 38% de los encuestados destacaron que han vuelto a trabajar, principalmente en el sector informal, mientras que la cifra se mantuvo en 28% en 2021.
«Que exista un porcentaje de personas que se hayan incorporado nuevamente al ámbito laboral supone que el ingreso que recibían ya no les alcanza y que debieron salir del retiro para incorporarse nuevamente la ejercicio laboral, con las inseguridades que eso supone», destacó Francelia Ruiz, coordinadora de proyectos de Convite.
La mayoría de los encuestados está en condición de pensionados por el Seguro Social, mientras que 25% respondió estar en condición de jubilados. Igualmente hay un grupo que recibe bonos por la plataforma gubernamental del Sistema Patria.
Sin embargo, más de 2.000 personas respondieron que la seguridad social es deficiente y no los protege. Según los voceros de Convite, los bajos montos de las pensiones «esclavizan» a las personas mayores, quienes trabajaron para envejecer con dignidad.
«68% percibe la protección social como deficiente. Es una estadística que debe tomar en cuenta el Estado venezolano para que las personas mayores sean incorporadas en sus agendas políticas, programáticas. No solamente es niños, niñas y adolescentes, mujeres e indígenas, sino también las personas mayores. La población está envejeciendo», indicó Yanireth Fernández.
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La disminución de los ingresos continúa afectando la alimentación de las personas mayores en Venezuela: 55% de los encuestados expresaron que algunas veces han tenido que reducir sus porciones de comida para rendir los alimentos.
Aunque la mayoría afirmó que recibe la caja o bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), los alimentos les duran menos de dos semanas y no contienen todo lo que necesitan.
«Preguntamos qué extraña comer la persona mayor entrevistada y el pescado fue la respuesta principal, con 57%; luego la carne roja y las frutas. El pescado es lo más costoso y no rinde», añadió la coordinadora de investigación de la asociación civil.
Sobre el bienestar y la percepción de sí mismos, la mayoría de los encuestados aseguró que siente que aparenta más edad de la que tiene debido al desgaste y el estrés de lidiar con el día a día y no poder acceder a todo lo necesario.
La hipertensión, la insuficiencia venosa y las cardiopatías son las enfermedades más comunes entre las personas mayores. Según el estudio, 78% debe tomar algún tipo de medicamento, pero solo 8% puede adquirirlo con facilidad, mientras que 46% dice que lo compra con dificultad.
«Ya no hay un tema de escasez, sino de asequibilidad. El precio va subiendo y no siempre alcanza para comprarlos todos», explicó Fernández.
Además, 58% no va con la regularidad adecuada a sus controles médicos, pues solo va por emergencias o dolencias impostergables.
El estudio también reveló que 93% de los entrevistados no poseen póliza de salud privada, por lo cual acuden a hospitales o Centros de Diagnóstico Integral (CDI) en el sector público, o buscan atención en ambulatorios o dispensarios semiprivados que ofrecen consultas a menor costo.
Para Luis Francisco Cabezas, director de Convite, los resultados del estudio evidencian la transversalización del deterioro de las condiciones de vida de las personas mayores de todos los sectores sociales.
«Esta investigación arrojó una multidiversa forma de vulneración de derechos de las personas mayores. Venezuela sigue siendo el peor país del continente para envejecer. Hay unos vacíos de protección, hay un número importante de personas mayores que dicen que no podrían llevar sus vidas sin el apoyo de otros», expresó.
Según Francelia Ruiz, el Estado venezolano debe diseñar con urgencia un plan nacional de envejecimiento que permita envejecer con dignidad, con derechos garantizados y con calidad de vida.
Los representantes de Convite igualmente llamaron a ratificar la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Persona Mayores y a adaptar el ordenamiento jurídico interno para que se respeten sus derechos.
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Políticas de seguridad social deficientes y la inestabilidad de la economía llevaron a las personas mayores de Venezuela a depender de terceros para poder sobrevivir o a buscar nuevas maneras de generar ingresos, destacó un estudio de la asociación civil Convite presentado este 16 de septiembre.
Según la Evaluación de condiciones de vida y salud de las personas mayores en Venezuela 2022, para la que se realizaron 3.058 encuestas en 18 estados, 67% de las personas mayores indicaron que perciben entre 10 y 50 dólares mensuales, pero la mayoría estimó que sus gastos superan los 100 dólares al mes, destinados principalmente a la alimentación.
Al preguntarles cómo logran cubrir otros gastos, 73% de las personas mayores reportaron que reciben apoyo de sus familiares.
«91% de las personas encuestadas respondieron que es costoso vivir y mantenerse económicamente en Venezuela, y la mayoría respondió que no sabe por cuánto tiempo más podrá sobrellevar la situación», dijo Yanireth Fernández, coordinadora de investigación de Convite.
El número de personas mayores que trabajan aumentó entre 2021 y 2022. Para este año, 38% de los encuestados destacaron que han vuelto a trabajar, principalmente en el sector informal, mientras que la cifra se mantuvo en 28% en 2021.
«Que exista un porcentaje de personas que se hayan incorporado nuevamente al ámbito laboral supone que el ingreso que recibían ya no les alcanza y que debieron salir del retiro para incorporarse nuevamente la ejercicio laboral, con las inseguridades que eso supone», destacó Francelia Ruiz, coordinadora de proyectos de Convite.
La mayoría de los encuestados está en condición de pensionados por el Seguro Social, mientras que 25% respondió estar en condición de jubilados. Igualmente hay un grupo que recibe bonos por la plataforma gubernamental del Sistema Patria.
Sin embargo, más de 2.000 personas respondieron que la seguridad social es deficiente y no los protege. Según los voceros de Convite, los bajos montos de las pensiones «esclavizan» a las personas mayores, quienes trabajaron para envejecer con dignidad.
«68% percibe la protección social como deficiente. Es una estadística que debe tomar en cuenta el Estado venezolano para que las personas mayores sean incorporadas en sus agendas políticas, programáticas. No solamente es niños, niñas y adolescentes, mujeres e indígenas, sino también las personas mayores. La población está envejeciendo», indicó Yanireth Fernández.
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La disminución de los ingresos continúa afectando la alimentación de las personas mayores en Venezuela: 55% de los encuestados expresaron que algunas veces han tenido que reducir sus porciones de comida para rendir los alimentos.
Aunque la mayoría afirmó que recibe la caja o bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), los alimentos les duran menos de dos semanas y no contienen todo lo que necesitan.
«Preguntamos qué extraña comer la persona mayor entrevistada y el pescado fue la respuesta principal, con 57%; luego la carne roja y las frutas. El pescado es lo más costoso y no rinde», añadió la coordinadora de investigación de la asociación civil.
Sobre el bienestar y la percepción de sí mismos, la mayoría de los encuestados aseguró que siente que aparenta más edad de la que tiene debido al desgaste y el estrés de lidiar con el día a día y no poder acceder a todo lo necesario.
La hipertensión, la insuficiencia venosa y las cardiopatías son las enfermedades más comunes entre las personas mayores. Según el estudio, 78% debe tomar algún tipo de medicamento, pero solo 8% puede adquirirlo con facilidad, mientras que 46% dice que lo compra con dificultad.
«Ya no hay un tema de escasez, sino de asequibilidad. El precio va subiendo y no siempre alcanza para comprarlos todos», explicó Fernández.
Además, 58% no va con la regularidad adecuada a sus controles médicos, pues solo va por emergencias o dolencias impostergables.
El estudio también reveló que 93% de los entrevistados no poseen póliza de salud privada, por lo cual acuden a hospitales o Centros de Diagnóstico Integral (CDI) en el sector público, o buscan atención en ambulatorios o dispensarios semiprivados que ofrecen consultas a menor costo.
Para Luis Francisco Cabezas, director de Convite, los resultados del estudio evidencian la transversalización del deterioro de las condiciones de vida de las personas mayores de todos los sectores sociales.
«Esta investigación arrojó una multidiversa forma de vulneración de derechos de las personas mayores. Venezuela sigue siendo el peor país del continente para envejecer. Hay unos vacíos de protección, hay un número importante de personas mayores que dicen que no podrían llevar sus vidas sin el apoyo de otros», expresó.
Según Francelia Ruiz, el Estado venezolano debe diseñar con urgencia un plan nacional de envejecimiento que permita envejecer con dignidad, con derechos garantizados y con calidad de vida.
Los representantes de Convite igualmente llamaron a ratificar la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Persona Mayores y a adaptar el ordenamiento jurídico interno para que se respeten sus derechos.