La Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) presenta este 21 de marzo hallazgos del Programa de Prevención del Suicidio, tras realizar con éxito su primer campamento psicosocial, una actividad de intervención y orientación que 10 profesionales y ocho estudiantes llevaron a cabo en dos comunidades de Mérida, la entidad con mayor incidencia de suicidios según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).
«Buscamos contribuir con la reducción de la tasa de suicidio en Venezuela. La única forma es a través de la promoción, del cultivo de la salud mental», dijo el sacerdote Danny Socorro, director de la Escuela de Psicología, durante la presentación.
El programa se sostiene con cuatro pilares: promoción, investigación, formación y cuidado. Durante el campamento, se organizaron 25 talleres de formación y 18 actividades recreativas. En total hubo 1087 beneficiarios directos. De estos, 118 fueron atendidas en consulta clínica y 306 personas participaron en entrevistas psicosociales.
Algunos de los motivos de consulta más comunes fueron acoso escolar, duelo por familiares fallecidos, diagnóstico de TDAH, violencia intrafamiliar, discriminación y exclusión y dificultades en la crianza de hijos.
«El comportamiento suicida en esta población no parece ser un evento impulsivo, aparece después de un proceso reflexivo», arrojó el estudio, que también señaló que la soledad es un elemento crucial y diferenciador entre los grupos de sujetos que han realizado intentos suicidas de los que no.
Cuáles son las cifras del estudio
Además, los resultados indican que el sufrimiento está mayormente asociado con pobres relaciones interpersonales, violencia intrafamiliar, pérdidas o separaciones, problemas económicos o desesperanza ante la incertidumbre a la que se ven sometidos por condiciones extremas.
Entre las cifras que arrojó el estudio, 78,15 % de los encuestados durante el campamento negó haber asistido antes a consulta psicológica. Mientras que 78,48 % expresó que su ingreso económico es insuficiente. Esta es una de las principales fuentes de estrés.
Y 20 % de la muestra presentó pensamientos suicidas. De los que contestaron que han tenido conducta suicida, el 48% pertenece al grupo etario de 30 años o menos.