Se dice que es necesario beber mucha agua, hasta ocho vasos al día, para mantenerse hidratado, lo que genera importantes beneficios para la salud. Esto puede ayudar a evitar el dolor en las articulaciones y conservar la temperatura corporal, además de prevenir el estreñimiento o los cálculos renales. Una hidratación adecuada favorece el correcto funcionamiento de los riñones y evita un estrés adicional sobre el organismo, según indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Un nuevo estudio publicado en la revista eBioMedicine proporciona algunas buenas razones para mantenerse bien hidratado, pudiendo mencionarse una disminución en el padecimiento de enfermedades crónicas y una mayor probabilidad de disfrutar de una vida más larga. Esto se basa en los resultados obtenidos de una investigación que involucró a 11.255 adultos, que fueron entrevistados en el transcurso de 25 años.

Las pruebas clínicas en los voluntarios proporcionaron medidas de sodio en el suero sanguíneo, que se utilizó como indicador de su ingesta de líquidos. Por lo general, cuanta más agua se bebe, menor es el nivel de sodio en el torrente sanguíneo. Todos los participantes del estudio tenían concentraciones de sodio en la sangre consideradas dentro del rango normal, el cual se encuentra establecido entre 135 a 145 milimoles por litro. Pero los hallazgos sugirieron que aquellos con niveles en el extremo superior de ese rango, es decir por encima de 145 milimoles por litro, tenían un 50% más de probabilidad de mostrar signos de envejecimiento físico más allá de lo que se esperaría para su edad cronológica, en comparación con las personas con niveles más bajos de sodio en la sangre. También presentaron un riesgo aproximadamente de 20% mayor de muerte prematura. Adicionalmente, según determinó el estudio, los voluntarios tenían una probabilidad elevada de desarrollar ciertas enfermedades como: insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, enfermedad pulmonar crónica, diabetes e incluso demencia.

La ingesta de líquidos no fue el único factor que los investigadores controlaron, también tomaron en consideración variables como la edad, grupo étnico y el sexo biológico, además de excluir a los participantes del estudio con afecciones relacionadas a la diabetes o con hábitos de fumar, que podrían afectar sus niveles de sodio.

Un trabajo de investigación anterior ya había señalado un vínculo entre los niveles más altos de sodio en la sangre y un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca. En el estudio, las muestras de suero sanguíneo con niveles más altos de sodio, también tenían más probabilidades de contener niveles elevados de hasta quince marcadores diferentes de salud, relacionados con la presión arterial, el colesterol, niveles de azúcar en la sangre y envejecimiento prematuro. Por ejemplo, aquellos pacientes con niveles de sodio por encima de 145 mmol/L tenían entre un 10 y un 15% más probabilidades de ser biológicamente mayores que su edad cronológica, en comparación con aquellos que mostraban rangos más bajos.

Vale la pena señalar que este estudio se concentró más en los riesgos para la salud ocasionados por la deshidratación, que en los efectos positivos por estar bien hidratado, aunque los dos enfoques estarían relacionados. Los autores sugieren que medir los niveles de sodio en la sangre apoyaría a los médicos durante el diagnóstico de los pacientes. Aquellos que están en la zona de peligro en lo que respecta a la ingesta de líquidos, podrían tomar medidas para ingerir más agua, no solo bebiéndola directamente sino también a través del consumo de jugos, verduras y frutas. El objetivo es garantizar que los pacientes ingieran suficientes líquidos durante el día.

También existen otros factores, además de la hidratación que puede influir en el nivel de sodio en la sangre de una persona. Hay medicamentos que pueden conducir a la pérdida de líquidos, como los diuréticos que se prescriben para tratar la presión arterial alta. Por otro lado, aquellos con problemas neurológicos u otras discapacidades, también pueden tener niveles de sodio en la sangre más altos que el promedio, debido a sus patologías.

Dada la importancia de este tema, resulta alarmante que aproximadamente la mitad de la población mundial no llega a la ingesta diaria recomendada de agua, que normalmente se ha fijado en alrededor de 1,5 litros al día. Hay una variedad de razones para eso, entre ellas el acceso al agua potable. Garantizar que todas las comunidades tengan un suministro de agua potable al alcance de la mano, debería ser la prioridad número uno para mantener a toda la población saludable. A nivel mundial, esto puede tener un gran impacto, la disminución del contenido de agua corporal es el factor más común que aumenta el sodio en sangre.

Sin embargo, los autores del estudio advirtieron que se necesita más investigación para determinar si una buena hidratación puede ayudar a retrasar el envejecimiento, prevenir enfermedades o prolongar la vida. La relación entre consumir agua y las enfermedades crónicas relacionadas con la edad sigue siendo altamente especulativa.

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