Hormona de la maternidad y migraña: un vínculo sorprendente

Las migrañas, esos intensos dolores de cabeza que se manifiestan con una punzante persistencia, a menudo vienen acompañadas de náuseas y una marcada sensibilidad a estímulos como la luz, el sonido y el tacto. En Venezuela, cerca de 220 mil personas padecen de esta condición y aproximadamente uno de cada cuatro afectados experimenta al menos cuatro episodios severos mensualmente.

La incidencia de migrañas en mujeres es tres veces mayor que en hombres, una diferencia que se acentúa durante los años de fertilidad. Estos episodios suelen coincidir con el ciclo menstrual, un periodo en el que se observa un fluctuante patrón hormonal, con incrementos y descensos en los niveles de progesterona y estrógeno.

Es común que algunas mujeres experimenten dolores de cabeza exclusivamente durante su ciclo menstrual, lo que se conoce como migraña menstrual. Estas migrañas tienden a ser más severas y representan un reto más significativo para su manejo, en comparación con las que ocurren en otros periodos del ciclo menstrual. La frecuencia de estos episodios migrañosos puede aumentar el riesgo de desarrollar migrañas crónicas. Asimismo, si no se tratan adecuadamente, las migrañas pueden incrementar la posibilidad de sufrir dolores de cabeza recurrentes debido al uso excesivo de medicamentos.

Los científicos han dedicado esfuerzos significativos para explorar el papel de la progesterona en la regulación de la función neuronal, tanto en condiciones de salud como en patologías. A lo largo de los últimos años, el foco de estas investigaciones ha sido desentrañar las maneras en que esta hormona y sus receptores ejercen influencia en el cerebro.

Progesterona y sensibilidad

Un estudio reciente, utilizando ratones, ha revelado que la progesterona podría incrementar la susceptibilidad a sufrir migrañas en las mujeres. Este hallazgo abre nuevas vías para comprender las interacciones hormonales y su impacto en trastornos neurológicos específicos, proporcionando una base para futuras investigaciones y potenciales tratamientos.

El estudio inicial se centró en la variabilidad de la sensibilidad al dolor en ratones hembra durante su ciclo reproductivo. Los investigadores observaron que, a lo largo de los ciclos estrales de cuatro a cinco días, las hembras mostraron fluctuaciones hormonales notables. Mediante el aumento gradual del peso de alambres finos colocados en las patas traseras, evaluaron su sensibilidad táctil, tomando la retirada de la pata como señal de incomodidad.

Los resultados indicaron un incremento en la sensibilidad al dolor hacia el final del ciclo estral, etapa que coincide con la reducción de los niveles hormonales reproductivos, en contraste con el punto medio del ciclo, donde estos niveles son más altos. Además, mediante una ovariectomía en ratones, se eliminó la influencia de los cambios hormonales endógenos.

Se administró estrógeno seguido de progesterona o solución salina (como control), considerando la secuencia hormonal del ciclo reproductivo. Los resultados mostraron que la progesterona incrementa la sensibilidad al tacto, en comparación con la administración de la solución salina.

La progesterona ejerce una influencia significativa en el sistema nervioso central mediante la estimulación de proteínas específicas, denominadas receptores de progesterona, que se encuentran en el cerebro y que modifican la expresión genética de manera progresiva, indicaron los autores. Esta hormona también puede influir rápidamente en la función neuronal al transformarse en alopregnanolona. La investigación sugiere que los receptores de progesterona pueden desempeñar un papel importante en el efecto retardado que tiene la progesterona sobre la promoción del dolor.

Vía a terapias más eficaces

Tras descubrir receptores de progesterona en neuronas implicadas en las rutas del dolor migrañoso cerebral, los investigadores quisieron determinar si dichos receptores influían en la susceptibilidad a la migraña. Observaron que en ratones carentes de estos receptores en el cerebro, la progesterona no alteraba el umbral del dolor. En cambio, la activación de estos receptores con un fármaco específico incrementaba la sensibilidad al dolor. Se constató que la progesterona modulaba la respuesta al dolor mecánico y al frío, pero no a los estímulos luminosos.

Para profundizar en la comprensión de las migrañas, los científicos emplearon nitroglicerina. Se comprobó que la nitroglicerina provoca en animales efectos semejantes a los síntomas humanos de migraña y que los tratamientos farmacológicos estándar para la migraña mitigan dichos efectos en los modelos animales. Un descubrimiento revelador fue el efecto de la manipulación de los receptores de progesterona en ratones, debido a que aquellos con receptores activados tendían a desarrollar migrañas con mayor frecuencia.

Por otro lado, ratones sin estos receptores específicos mostraron una resistencia significativa al dolor inducido por la nitroglicerina, lo que sugiere una posible relación entre los receptores de progesterona y la predisposición a las migrañas. Durante el ciclo menstrual, las variaciones en los niveles de progesterona pueden activar estos receptores.

A medida que se profundiza en cómo los receptores de progesterona aumentan la sensibilidad al dolor, se espera descubrir enfoques novedosos para manejar las migrañas. Este hallazgo promete abrir caminos hacia la investigación y el desarrollo de terapias más eficaces contra esta afección, centrándose en el papel de la progesterona y sus receptores, desarrollando así tratamientos preventivos o terapéuticos.

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Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...