Los rojos inhabilitados y colgados de un araguaney
En el Centeno, municipio Sucre, participaron adultos mayores. Foto: Mairet Chourio. Credit: Mairet Chourio

Donde estoy hace rato es 23 de octubre y no puedo evitar hacer un paralelismo histórico: otro 23 demoledor, como el 23 de enero de 1958 que sacó de juego a la dictadura de Pérez Jiménez. Esta “roja rojita” es más destructora y criminal, vista así desde otros escenarios del planeta, con la fatídica consecuencia de haber arruinado a Venezuela.

En este 2023, los autócratas reinantes echaron mano del arma más eficaz para este momento político: la inhabilitación de sus contrincantes más fuertes para intentar neutralizar la primera movilización esperada, la de las elecciones primarias que definieron a la candidata presidencial de la oposición.

En el camino se salieron de la contienda: Henrique Capriles y Freddy Superlano, el primero renunció porque no tenía números favorables en las encuestas; el segundo, con más tino, decidió apoyar a María Corina Machado quien siempre estuvo punteando las encuestas y había recorrido el país con una fe sorprendente, pese a todos los obstáculos.

Los rojos inhabilitados

Tanto ella como otros candidatos dijeron en el preámbulo del evento que era el pueblo el que tenía el poder para habilitar o inhabilitar. Ahora, ante los resultados de la primaria, obviamente es Nicolás Maduro el que resultó inhabilitado.

El refrán popular: “No te vistas que no vas”, que el chavismo le dedica a Machado en cada alocución, en realidad le viene de perlas al gobernante. El resultado obtenido por María Corina, con 93,13 % de los votos a favor, los deja colgados del araguaney, árbol nacional venezolano. La expresión del araguaney la usa una amiga exilada cuando se le despierta su afán nacionalista porque se le “prende” el Araguaney.

Las cinco horas adelantadas al horario nacional, y la intuición periodística que se agudiza estando tan lejos, me indujo a publicar anoche, en mi cuenta de X: “Un tsunami de venezolanos movilizados por el deseo de cambio y democracia, inmunes al miedo que pretendió esclavizarlos. Esto no lo para nadie y son otros los asustados”.

Luego comprobé lo que decía emocionada al ver las grandes colas, visibles en sectores populares; a los cientos de participantes, algunos hostigados hasta con bombas lacrimógenas, a las y los ancianos que resistían para votar.

También vi a personas discapacitadas guapeando para participar y otras aguantando debajo de la lluvia en las filas. Admiré  el “sí se puede” colectivo con el que se recibieron a Jesús María Casal, presidente de la Comisión Nacional de Primarias, al llegar a su centro de votación.

Ante lo difícil que aún queda por delante, creo que sería interesante evaluar la diferencia entre el número de los inscritos y los que votaron porque especular sobre sus razones es imposible. Pienso que se fue develando que ese proceso electoral era una especie de rebelión popular para enfrentar al régimen, que el electorado así lo intuyó con su sabiduría innata.

Las triquiñuelas del gobierno que, incluso censuró a los medios de comunicación para que no transmitieran las primarias, evidencian su miedo. Uno suelta la carcajada con el pretendido “héroe” de nombre Superbigote que se presenta dedicado amorosamente a su pueblo, propaganda que no creen ni sus adeptos.

En el proceso vivido durante este evento, uno va acumulando experiencias que impactan porque expresan el cambio. Reconozco que me impactó positivamente las respuestas de los lectores al mensaje en X de Gerardo Blyde que decía: “Este es un proceso largo qué ahora comienza a asomarse. ¡Seguimos!”.

Pues, Don Gerardo, ya empezó el asunto. Admiro su ecuanimidad y tacto para ir serruchándole el entramado que sostiene a la élite gobernante en el poder. Ambas son cualidades de un buen negociador.

Las respuestas positivas a su mensaje dan cuenta de que el venezolano no se desmoronó por el dolor y la debacle como lo dije entonces. Ese es un signo importante que indica que todavía hay ánimo para “echarle pierna”, pese al hambre y la inexistencia de todo para una sobrevivencia ciudadana, que se ha visto obligada hasta a cocinar con leña. Lo de este 22 de octubre tiene que animarnos a todos, los que pudimos huir y los que valerosamente resisten adentro.

Mucho de lo ocurrido ha sido impulsado por María Corina, por su voluntad y esfuerzo, y el de su gente. Ahora representa un nuevo liderazgo, algo que asusta mucho al chavismo, y confunde a la tradicional oposición que percibe que le queda poco espacio, por lo que podrían pretender asesinar lo logrado, el futuro del país, si comienzan a torpedear la unidad.

No he podido dejar de pronunciarme ante los resultados porque, después de un cafecito, los dedos comenzaron a animarse a teclear un texto, no podía ser indiferente en este momento. Estar en este país helado donde han ido a parar mis huesos, y con un cordón umbilical del que no he podido desprenderme, incrementan la necesidad comunicativa. No es poca cosa lo que ha pasado.

Por el poder que sé que tienen las palabras, demos gracias a los que se movilizaron, seguro que muchos se arrepentirán de no haberlo hecho y se incorporan a otro reto. Al resto les digo un vamos pa’ lante.

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

De la misma autora: El desolador equipaje emocional del exilio