Nueva esperanza en la prevención de la demencia

La audición es una habilidad que la mayoría de nosotros damos por sentada. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Alzheimer & Dementia sugirió que los adultos deberían prestar atención a los cambios al escuchar, ya que las dificultades auditivas podrían estar relacionadas con el desarrollo de demencia en el futuro.

En un estudio de más de 82.000 adultos mayores de 60 años, aquellos que tenían problemas para escuchar a otra persona en ambientes ruidosos tenían un mayor riesgo de desarrollar demencia. Este es un término general para afecciones caracterizadas por pérdida de memoria y dificultad con el lenguaje y otras habilidades de pensamiento.

Pero estos resultados también se muestran como una oportunidad de diagnóstico temprano. El estudio se sumó a la evidencia que sugiere que los problemas de audición no sólo son un síntoma de demencia sino, en realidad, un factor de riesgo que podría alertar a las personas, a sus familias o a los médicos sobre la aparición de la enfermedad antes de que comience cualquier deterioro. Aunque son preliminares, estos resultados sugieren que la discapacidad auditiva podría considerarse como un factor para la prevención de la demencia.

En 2017 se publicó un artículo científico donde la pérdida auditiva figuraba, junto con el tabaquismo y la inactividad entre los principales factores de riesgo modificables de demencia. Pero, ¿a qué se refieren con riesgo modificable?, estos factores de riesgo son elementos de nuestro estilo de vida y salud general que pueden mejorarse, reduciendo las probabilidades de sufrir problemas de salud.

En esta serie de trabajos publicados por la revista The Lancet se ha estimado que la pérdida auditiva podría tener la mayor carga de todos, de modo que las personas no tratadas en la mediana edad, tienen hasta cinco veces más probabilidades de desarrollar demencia.

Después de aproximadamente 11 años de estudio, 1.285 participantes desarrollaron demencia, según los registros médicos. “Los participantes que tenían peor audición presentaron casi el doble de riesgo de desarrollar demencia en comparación con aquellos que mostraron buena audición”, señalaron los científicos.

Para investigar más a fondo, los investigadores detrás de este estudio recurrieron al Biobanco del Reino Unido, una base de datos de investigación creada para descubrir los vínculos entre la genética, los factores ambientales y los resultados de salud en una gran parte de la población del Reino Unido.

El riesgo de demencia se analizó en un grupo de mujeres y hombres de 60 años o más que no padecían esta enfermedad y a quienes se les había evaluado la audición al comienzo del estudio. Los participantes fueron evaluados en su capacidad de escuchar a otra persona en ambientes ruidosos, reconociendo números que los médicos dictaban a viva voz, contra un ruido de fondo blanco.

Los investigadores también consideraron si las discapacidades auditivas de las personas estaban relacionadas con otros factores que influyen en el riesgo de demencia, como el aislamiento social y la depresión, los cuales podrían ocurrir si los individuos tienen problemas para oír. “Pero encontramos poca evidencia de que este fuera el caso”, escribieron los autores del artículo.

Este no fue el primer estudio que encontró un vínculo entre la pérdida auditiva y la demencia, pero el equipo dijo que fue uno de los primeros en investigar el riesgo de demencia y la capacidad auditiva de las personas en ambientes ruidosos que son más típicos de nuestro día a día.

De manera similar, estudios extensos realizados en Asia, también han reportado que las personas con problemas de audición tienen un mayor riesgo de demencia. Sin embargo, estos trabajos se basaron en datos autoinformados por los participantes del estudio o en registros médicos que indicaban pérdida auditiva. Las grandes investigaciones como esta, son herramientas poderosas para identificar factores genéticos, de salud y de estilo de vida relacionados con afecciones como la demencia.

 “Es importante tener en cuenta que con este tipo de diseño de estudio no se puede inferir causalidad”, afirmaron los autores, “pero esto se suma a la literatura existente donde la discapacidad auditiva podría ser un objetivo modificable para reducir el riesgo de desarrollar demencia”.

No olvidemos tampoco que esta investigación sugiere que proteger nuestros oídos contra daños auditivos, con tapones para los oídos, y ayudar a las personas a oír mejor con dispositivos auditivos, podría ayudar a mitigar este posible factor de riesgo de demencia que afecta a millones de personas en todo el mundo, pero se necesitarán ensayos clínicos antes de que se pueda decir más.

Sin embargo, esta es una nueva área de investigación que puede ofrecer esperanza en nuestra comprensión y prevención de la demencia.

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