Recientemente, el Fiscal Tarek William Saab expresaba que se iniciaría una campaña contra la pedofilia, bajo la etiqueta #PedofiliaesCrimen. Agregó que se desarrollará una línea de comunicación en redes y otra de sensibilización a través de actividades presenciales. De entrada, debemos señalar el apoyo a cualquier iniciativa que busque desnaturalizar cualquier forma de violencia hacia la niñez; aunque desconocemos el contenido de la misma.
Al hablar de pedófilos muchas personas lo asocian directamente con sacerdotes por los escándalos que se han hecho públicos, personas con enfermedades mentales o quienes tienen determinada orientación sexual.
No existe un perfil específico para identificar a un agresor sexual. De acuerdo con Luis Prada Moreno, médico forense del Instituto Nacional de Medicina Legal de Colombia, un pedófilo puede ser una persona de cualquier edad, sexo, condición social o económica, nivel educativo, profesión, raza, religión, condición física o cognitiva.
De acuerdo con Prada, existen algunas conductas del sujeto que pueden levantar sospecha y a las que se debe prestar atención, como por ejemplo:
Irene Alonso, terapeuta infantojuvenil española, aclara que hay quien distingue entre pedofilia (un concepto clínico que indica atracción por los niños definido en el Manual DSM-5 de la American Psychiatric Association; documento de referencia para los profesionales de la psiquiatría de todo el mundo) y pederastia, que supone el delito de abusar de ellos.
La Asociación Nacional contra el Abuso Infantil de Guatemala ubica dos tipos de pedófilos: los primarios quienes se caracterizan porque siempre y de forma exclusiva han mantenido relaciones sexuales con niños o niñas. Y los secundarios, quienes mantienen relaciones sexuales con adultos e incluso tener una pareja y familia.
La ley Orgánica para la Protección del Niño y Adolescente solo se refiere y tipifica el abuso sexual: «Quien realice actos sexuales con un niño o niña, o participe en ellos, será penado o penada con prisión de dos a seis años. Si el acto sexual implica penetración genital o anal, mediante acto carnal, manual o la introducción de objetos; o penetración oral aún con instrumentos que simulen objetos sexuales la prisión será de 15 a 20 años. Si él o la culpable ejerce sobre la víctima autoridad, responsabilidad de Crianza o vigilancia, la pena se aumentará de un cuarto a un tercio» (Artículo 259).
Constituye abuso cualquier relación o contacto en que un adulto se gratifique sexualmente con un niño, niña o adolescente. Puede ser a través de tocamientos, caricias, mostrarse desnudo u obligar a desnudarse, sacar fotos o videos de contenido sexual, obligar a ver películas, masturbación y no solo la penetración como todavía muchos piensan.
“No existe una relación sexual apropiada entre un niño y un adulto. El adulto es el único y exclusivo responsable de este tipo de relación” señala la especialista brasileña, Eva Silveira Faleiros.
La Oficina del BICE para América Latina ha recogido los mitos que lo justifican: “Los niños fantasean y mienten acerca de ser abusados sexualmente”; “Es más frecuente que niñas y niños sean abusados por extraños que por alguien que conocen”; “Solo ocurre en familias pobres y sin educación” ;“El abusador es, en general, un hombre mayor, alcoholizado, loco u homosexual” ; “El abuso sexual no daña. Es natural el amor entre niños y adultos”; “Es la intervención de instituciones la que causa un trama a los niños abusados” ;“Las niñas y niños son seductores y provocan que se les abuse”; “Las únicas abusadas son las niñas”.
En este texto me he atrevido a adelantar algunas ideas respecto al tema, bajo la premisa de que hay que proteger a nuestros niños y niñas de la violencia sexual.
***
Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Papá ¿dónde queda el Darién?
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Al hablar de pedófilos muchas personas lo asocian directamente con sacerdotes por los escándalos que se han hecho públicos, personas con enfermedades mentales o quienes tienen determinada orientación sexual.
No existe un perfil específico para identificar a un agresor sexual. De acuerdo con Luis Prada Moreno, médico forense del Instituto Nacional de Medicina Legal de Colombia, un pedófilo puede ser una persona de cualquier edad, sexo, condición social o económica, nivel educativo, profesión, raza, religión, condición física o cognitiva.
De acuerdo con Prada, existen algunas conductas del sujeto que pueden levantar sospecha y a las que se debe prestar atención, como por ejemplo:
Irene Alonso, terapeuta infantojuvenil española, aclara que hay quien distingue entre pedofilia (un concepto clínico que indica atracción por los niños definido en el Manual DSM-5 de la American Psychiatric Association; documento de referencia para los profesionales de la psiquiatría de todo el mundo) y pederastia, que supone el delito de abusar de ellos.
La Asociación Nacional contra el Abuso Infantil de Guatemala ubica dos tipos de pedófilos: los primarios quienes se caracterizan porque siempre y de forma exclusiva han mantenido relaciones sexuales con niños o niñas. Y los secundarios, quienes mantienen relaciones sexuales con adultos e incluso tener una pareja y familia.
La ley Orgánica para la Protección del Niño y Adolescente solo se refiere y tipifica el abuso sexual: «Quien realice actos sexuales con un niño o niña, o participe en ellos, será penado o penada con prisión de dos a seis años. Si el acto sexual implica penetración genital o anal, mediante acto carnal, manual o la introducción de objetos; o penetración oral aún con instrumentos que simulen objetos sexuales la prisión será de 15 a 20 años. Si él o la culpable ejerce sobre la víctima autoridad, responsabilidad de Crianza o vigilancia, la pena se aumentará de un cuarto a un tercio» (Artículo 259).
Constituye abuso cualquier relación o contacto en que un adulto se gratifique sexualmente con un niño, niña o adolescente. Puede ser a través de tocamientos, caricias, mostrarse desnudo u obligar a desnudarse, sacar fotos o videos de contenido sexual, obligar a ver películas, masturbación y no solo la penetración como todavía muchos piensan.
“No existe una relación sexual apropiada entre un niño y un adulto. El adulto es el único y exclusivo responsable de este tipo de relación” señala la especialista brasileña, Eva Silveira Faleiros.
La Oficina del BICE para América Latina ha recogido los mitos que lo justifican: “Los niños fantasean y mienten acerca de ser abusados sexualmente”; “Es más frecuente que niñas y niños sean abusados por extraños que por alguien que conocen”; “Solo ocurre en familias pobres y sin educación” ;“El abusador es, en general, un hombre mayor, alcoholizado, loco u homosexual” ; “El abuso sexual no daña. Es natural el amor entre niños y adultos”; “Es la intervención de instituciones la que causa un trama a los niños abusados” ;“Las niñas y niños son seductores y provocan que se les abuse”; “Las únicas abusadas son las niñas”.
En este texto me he atrevido a adelantar algunas ideas respecto al tema, bajo la premisa de que hay que proteger a nuestros niños y niñas de la violencia sexual.
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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
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