El compromiso de la comunidad internacional con la causa democrática venezolana se ha erosionado en opinión de la internacionalista Elsa Cardozo, quien forma parte de la mesa de análisis coyuntural del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG Ucab).
Los signos que evidencian esta erosión son el distanciamiento que asumió la Organización de Estados Americanos (OEA); el congelamiento del Grupo Internacional de Contacto, creado para promover una transición política negociada en Venezuela, y las decrecientes referencias a la violación de derechos humanos a las que solo ha hecho referencia recientemente el presidente de Chile, Gabriel Boric.
Cardozo expuso algunos escenarios, que comparte con el internacionalista Félix Arellano, en el evento Prospectiva II que organiza el CEPyG, este miércoles 20 de julio.
La profesora Cardozo explicó que hay un “entorno mundial turbulento” por los desafíos geopolíticos que representa la guerra en Ucrania, la recesión económica y el retroceso democrático continuado expresado en un avance de populismos y autoritarismos.
En este contexto, la agenda internacional se concentra en los temas de seguridad (integridad territorial, seguridad económica, energética y alimentaria).
“Hay otros temas que requieren atención y que se abren espacio un poco a la fuerza en tiempos de guerra, son temas que son difíciles de ignorar y tienen impacto en las sociedades como las migraciones forzadas y los refugiados, el cambio climático y dos temas centrales para la causa democrática venezolana que son los derechos humanos y la institucionalidad”, señaló.
La crisis venezolana pasa a un segundo plano en un escenario en el que China y Rusia desafían a un debilitado orden internacional y “prevalece el cálculo estratégico sobre las afinidades políticas”.
La guerra en Ucrania, provocada por la invasión de Rusia, limitará los apoyos a la oposición venezolana apunta Cadozo, pues las prioridades se concentran en temas de seguridad, económicos y de cooperación pensados en términos de contención de Vladimir Putin.
“Estados Unidos mantendrá un apoyo constante, pero concentrado y limitado por sus desafíos internos. Europa tendrá un compromiso limitado con tendencia a la reorientación de su incidencia”, afirmó.
Además de la guerra en Ucrania, Estados Unidos enfrenta temores de recesión económica; adicionalmente, el gobierno de Joe Biden tiene la presión de las próximas elecciones de medio término y las tensiones que se derivan de las presidenciales de 2024 por la campaña adelantada del partido Republicano.
Esto provocó que el país del norte reajustara su estrategia respecto a Venezuela y que abriera canales de comunicación con el gobierno de Nicolás Maduro: “Esto podría ser una manera de reconducir y mejorar los vínculos hemisféricos y contrarrestar la presencia, participación y negocios de Rusia en el sector petrolero que vuelve a tener una valoración económica y estratégica”.
Según Cardozo, el gobierno de facto de Maduro va a continuar con sus iniciativas de “normalización de sus relaciones exteriores”, apostará porque se produzcan cambios políticos en América Latina que lo favorezcan y cultivará apoyos geopolíticos extracontinentales lo que se evidenció con su gira por el norte de África, la periferia de Rusia y el Medio Oriente.
También va a aprovechar la revalorización estratégica y económica del petróleo y sobre la negociación con la oposición mantendrá una postura que no comprometa cambios políticos ni institucionales.
Otro gran objetivo será mantener el diálogo directo con la Casa Blanca.
En cuanto a la oposición venezolana, el sector que encabeza Juan Guaidó enfrenta un incremento de incertidumbre sobre sus apoyos y el riesgo de un continuado debilitamiento de interlocución y proyección internacional.
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El compromiso de la comunidad internacional con la causa democrática venezolana se ha erosionado en opinión de la internacionalista Elsa Cardozo, quien forma parte de la mesa de análisis coyuntural del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (CEPyG Ucab).
Los signos que evidencian esta erosión son el distanciamiento que asumió la Organización de Estados Americanos (OEA); el congelamiento del Grupo Internacional de Contacto, creado para promover una transición política negociada en Venezuela, y las decrecientes referencias a la violación de derechos humanos a las que solo ha hecho referencia recientemente el presidente de Chile, Gabriel Boric.
Cardozo expuso algunos escenarios, que comparte con el internacionalista Félix Arellano, en el evento Prospectiva II que organiza el CEPyG, este miércoles 20 de julio.
La profesora Cardozo explicó que hay un “entorno mundial turbulento” por los desafíos geopolíticos que representa la guerra en Ucrania, la recesión económica y el retroceso democrático continuado expresado en un avance de populismos y autoritarismos.
En este contexto, la agenda internacional se concentra en los temas de seguridad (integridad territorial, seguridad económica, energética y alimentaria).
“Hay otros temas que requieren atención y que se abren espacio un poco a la fuerza en tiempos de guerra, son temas que son difíciles de ignorar y tienen impacto en las sociedades como las migraciones forzadas y los refugiados, el cambio climático y dos temas centrales para la causa democrática venezolana que son los derechos humanos y la institucionalidad”, señaló.
La crisis venezolana pasa a un segundo plano en un escenario en el que China y Rusia desafían a un debilitado orden internacional y “prevalece el cálculo estratégico sobre las afinidades políticas”.
La guerra en Ucrania, provocada por la invasión de Rusia, limitará los apoyos a la oposición venezolana apunta Cadozo, pues las prioridades se concentran en temas de seguridad, económicos y de cooperación pensados en términos de contención de Vladimir Putin.
“Estados Unidos mantendrá un apoyo constante, pero concentrado y limitado por sus desafíos internos. Europa tendrá un compromiso limitado con tendencia a la reorientación de su incidencia”, afirmó.
Además de la guerra en Ucrania, Estados Unidos enfrenta temores de recesión económica; adicionalmente, el gobierno de Joe Biden tiene la presión de las próximas elecciones de medio término y las tensiones que se derivan de las presidenciales de 2024 por la campaña adelantada del partido Republicano.
Esto provocó que el país del norte reajustara su estrategia respecto a Venezuela y que abriera canales de comunicación con el gobierno de Nicolás Maduro: “Esto podría ser una manera de reconducir y mejorar los vínculos hemisféricos y contrarrestar la presencia, participación y negocios de Rusia en el sector petrolero que vuelve a tener una valoración económica y estratégica”.
Según Cardozo, el gobierno de facto de Maduro va a continuar con sus iniciativas de “normalización de sus relaciones exteriores”, apostará porque se produzcan cambios políticos en América Latina que lo favorezcan y cultivará apoyos geopolíticos extracontinentales lo que se evidenció con su gira por el norte de África, la periferia de Rusia y el Medio Oriente.
También va a aprovechar la revalorización estratégica y económica del petróleo y sobre la negociación con la oposición mantendrá una postura que no comprometa cambios políticos ni institucionales.
Otro gran objetivo será mantener el diálogo directo con la Casa Blanca.
En cuanto a la oposición venezolana, el sector que encabeza Juan Guaidó enfrenta un incremento de incertidumbre sobre sus apoyos y el riesgo de un continuado debilitamiento de interlocución y proyección internacional.