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Texas-México-Caracas: el viaje de ida y vuelta de los deportados de Estados Unidos

VENEZUELA MIGRANTE · 16 NOVIEMBRE, 2022 12:53

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Alberto Padilla

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Luis Alfredo Bracho, de 36 años, llegó a pisar Estados Unidos durante cuatro días. Pero solo fue un espejismo. Lo encerraron en un centro de detención de migrantes y lo devolvieron por donde había venido, sin opción para quedarse.

“Sabíamos que nuestro destino era diferente. Pero teníamos que intentarlo. Si no, nos sentíamos perdedores”, dice desde la embajada de Venezuela en la Ciudad de México, donde el viernes 11 de noviembre aguardaba para ser devuelto en avión a Caracas

Después de cruzar casi todo el continente, los últimos días de travesía de Bracho transcurrieron en el piso de la calle Schiller, en la colonia Polanco, una de las más exclusivas de la capital mexicana. El contraste es fuerte. Por un lado, decenas de venezolanos, en su mayoría hombres jóvenes, exhaustos y con sus únicas pertenencias en bolsas de plástico. Por otro, los acaudalados vecinos de la zona, una de las más ricas de la Ciudad de México.

Ahí esperaban el transporte para un vuelo denominado “humanitario” y operado por Conviasa, la aerolínea nacional venezolana, para regresar a Caracas. La decisión de Joe Biden de cerrar la puerta a todo venezolano que llegase a Estados Unidos irregularmente le obliga a regresar sin cumplir su objetivo. Y está frustrado.

Te puede interesar: Juez anula norma que ordenaba la expulsión de migrantes en la frontera de EEUU

«No tenemos oportunidad»

 “A veces uno siente como algo cruzado en el corazón; uno ilusiona a la familia cuando le dice que va a cumplir un sueño”, dice sobre su decisión de cruzar América Latina. «Venimos de un país triste, no tenemos oportunidad, queremos apoyar a la familia”, afirma. 

Al menos 8 mil 605 personas nacidas en Venezuela fueron expulsadas a territorio mexicano entre el 12 de octubre y el 13 de noviembre, según datos recogidos por Acnur y la OIM.

La Oficina de Aduana y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) contabilizó en el año fiscal 2022 casi 190 mil “encuentros” con ciudadanos venezolanos. Las autoridades panameñas registraron unas 130 mil personas que atravesaron la selva del Darién, que une el país centroamericano con Colombia. 

El camino de Bracho es una larga ruta de ida y vuelta y también pasa por el Darién. Partió de Maracaibo, estado de Zulia, con la intención de llegar a Estados Unidos. Ya en México, cuando apenas le faltaba el último tramo, escuchó el anuncio del presidente Joe Biden. 

Cruzó a Estados Unidos por Piedras Negras, Coahuila, a principios del mes de noviembre. Pero apenas tuvo cuatro días en el norte. Las autoridades estadounidenses lo devolvieron a México. Allí, agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) lo metieron en un autobús y lo trasladaron a Morelia, capital del estado de Michoacán, ubicado a casi 1 mil 200 kilómetros al sur. 

Abandonar México en 20 días

Michoacán es un estado ubicado en la costa oeste de México, conocido por su producción de limón y aguacate y por ser el escenario en el que el expresidente Felipe Calderón declaró su denominada “guerra al narcotráfico” en 2006. “Quieren alejarnos lo más posible de la frontera”, explica Bracho. 

Allí, los deportados recibieron un documento del INM que les obliga a abandonar México en 20 días. Se le conoce como “oficio de salida” y los extranjeros lo utilizan para alcanzar la capital. Ahí, algunos solicitarán el retorno financiado por el gobierno venezolano o los vuelos fletados por las autoridades mexicanas. Otros se quedarán en territorio mexicano en busca de que mejoren las condiciones. 

Como Rafael Peralta, de Valencia, estado Carabobo. Tiene 27 años, está casado y es padre de tres hijos. Lleva en México 20 días. Cuenta que cuando escuchó la decisión de Biden “me entró la depresión” y apenas logró llegar a la capital. Dice que el viaje “fue muy rudo”, aunque el Darién lo pudo sortear en tres días. 

Por el momento su objetivo es regularizar su estancia en México y quedarse trabajando. 

En los alrededores de la embajada el ambiente es de euforia por el regreso. La mayoría de las personas que duermen en la calle son hombres solos que cargan con un largo viaje a sus espaldas. También, con una deuda que pensaban pagar con su trabajo en Estados Unidos y que ahora no saben cómo afrontar.

Cuenta Bracho que lleva gastados 5 mil 300 dólares, que pidió prestados a integrantes de su familia. Ahí hay una gran diferencia. “Si debes a tu familia puedes atrasar el pago, si debes a desconocidos te pueden quitar tus cosas”, dice.

Ahora que regresan queda la épica del trayecto. También los malos ratos, los asaltos, la violencia, el hambre. 

Para entrar a Estados Unidos, la población venezolana necesita tener un patrocinador desde el 12 de octubre

Asaltados por policías en Piedras Negras

Guillermo Rivas, de 27 años, cuenta que uno de sus peores momentos fue en Piedras Negras, cuando fue asaltado por policías. 

“Estábamos un grupo de jóvenes para ver como cruzábamos, llegó la policía, nos correteó y me atrapó”, explica. Recuerda que lo llevaron lejos del centro, a una zona apartada desde la que se veía el Río Bravo y la orilla de Estados Unidos. Ahí fue desnudado, revisado y le obligaron a correr sin ropa. 

Finalmente cruzó a Estados Unidos, pero tampoco duró más de cuatro días hasta que fue expulsado a Piedras Negras y, posteriormente a Morelia. No todos los deportados han sido trasladados a este punto de Michoacán. Otros fueron incluso alejados más, hasta San Pedro Tapanatepec, en el estado de Oaxaca, situado a casi 2 mil kilómetros al sur. 

Este ha sido un municipio clave para la población venezolana. O, en realidad, para buena parte de los extranjeros que atraviesan México con destino a la frontera de Estados Unidos. Ahí es donde se formó un cuello de botella donde miles de personas quedaron atoradas esperando un permiso que les permitiese avanzar a través de México.

También ahí muchos fueron expulsados cuando las autoridades migratorias rompían sus permisos en Monterrey, Nuevo León, o cualquier otro municipio cercano a la frontera. 

Por el momento, el INM ha fletado dos aviones con destino a Caracas. El gobierno venezolano, un número indeterminado. Este medio trató de ponerse en contacto con la embajada pero no recibió respuesta. 

VENEZUELA MIGRANTE · 16 NOVIEMBRE, 2022

Texas-México-Caracas: el viaje de ida y vuelta de los deportados de Estados Unidos

Texto por Alberto Padilla
Foto por Alberto Padilla

Luis Alfredo Bracho, de 36 años, llegó a pisar Estados Unidos durante cuatro días. Pero solo fue un espejismo. Lo encerraron en un centro de detención de migrantes y lo devolvieron por donde había venido, sin opción para quedarse.

“Sabíamos que nuestro destino era diferente. Pero teníamos que intentarlo. Si no, nos sentíamos perdedores”, dice desde la embajada de Venezuela en la Ciudad de México, donde el viernes 11 de noviembre aguardaba para ser devuelto en avión a Caracas

Después de cruzar casi todo el continente, los últimos días de travesía de Bracho transcurrieron en el piso de la calle Schiller, en la colonia Polanco, una de las más exclusivas de la capital mexicana. El contraste es fuerte. Por un lado, decenas de venezolanos, en su mayoría hombres jóvenes, exhaustos y con sus únicas pertenencias en bolsas de plástico. Por otro, los acaudalados vecinos de la zona, una de las más ricas de la Ciudad de México.

Ahí esperaban el transporte para un vuelo denominado “humanitario” y operado por Conviasa, la aerolínea nacional venezolana, para regresar a Caracas. La decisión de Joe Biden de cerrar la puerta a todo venezolano que llegase a Estados Unidos irregularmente le obliga a regresar sin cumplir su objetivo. Y está frustrado.

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«No tenemos oportunidad»

 “A veces uno siente como algo cruzado en el corazón; uno ilusiona a la familia cuando le dice que va a cumplir un sueño”, dice sobre su decisión de cruzar América Latina. «Venimos de un país triste, no tenemos oportunidad, queremos apoyar a la familia”, afirma. 

Al menos 8 mil 605 personas nacidas en Venezuela fueron expulsadas a territorio mexicano entre el 12 de octubre y el 13 de noviembre, según datos recogidos por Acnur y la OIM.

La Oficina de Aduana y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) contabilizó en el año fiscal 2022 casi 190 mil “encuentros” con ciudadanos venezolanos. Las autoridades panameñas registraron unas 130 mil personas que atravesaron la selva del Darién, que une el país centroamericano con Colombia. 

El camino de Bracho es una larga ruta de ida y vuelta y también pasa por el Darién. Partió de Maracaibo, estado de Zulia, con la intención de llegar a Estados Unidos. Ya en México, cuando apenas le faltaba el último tramo, escuchó el anuncio del presidente Joe Biden. 

Cruzó a Estados Unidos por Piedras Negras, Coahuila, a principios del mes de noviembre. Pero apenas tuvo cuatro días en el norte. Las autoridades estadounidenses lo devolvieron a México. Allí, agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) lo metieron en un autobús y lo trasladaron a Morelia, capital del estado de Michoacán, ubicado a casi 1 mil 200 kilómetros al sur. 

Abandonar México en 20 días

Michoacán es un estado ubicado en la costa oeste de México, conocido por su producción de limón y aguacate y por ser el escenario en el que el expresidente Felipe Calderón declaró su denominada “guerra al narcotráfico” en 2006. “Quieren alejarnos lo más posible de la frontera”, explica Bracho. 

Allí, los deportados recibieron un documento del INM que les obliga a abandonar México en 20 días. Se le conoce como “oficio de salida” y los extranjeros lo utilizan para alcanzar la capital. Ahí, algunos solicitarán el retorno financiado por el gobierno venezolano o los vuelos fletados por las autoridades mexicanas. Otros se quedarán en territorio mexicano en busca de que mejoren las condiciones. 

Como Rafael Peralta, de Valencia, estado Carabobo. Tiene 27 años, está casado y es padre de tres hijos. Lleva en México 20 días. Cuenta que cuando escuchó la decisión de Biden “me entró la depresión” y apenas logró llegar a la capital. Dice que el viaje “fue muy rudo”, aunque el Darién lo pudo sortear en tres días. 

Por el momento su objetivo es regularizar su estancia en México y quedarse trabajando. 

En los alrededores de la embajada el ambiente es de euforia por el regreso. La mayoría de las personas que duermen en la calle son hombres solos que cargan con un largo viaje a sus espaldas. También, con una deuda que pensaban pagar con su trabajo en Estados Unidos y que ahora no saben cómo afrontar.

Cuenta Bracho que lleva gastados 5 mil 300 dólares, que pidió prestados a integrantes de su familia. Ahí hay una gran diferencia. “Si debes a tu familia puedes atrasar el pago, si debes a desconocidos te pueden quitar tus cosas”, dice.

Ahora que regresan queda la épica del trayecto. También los malos ratos, los asaltos, la violencia, el hambre. 

Para entrar a Estados Unidos, la población venezolana necesita tener un patrocinador desde el 12 de octubre

Asaltados por policías en Piedras Negras

Guillermo Rivas, de 27 años, cuenta que uno de sus peores momentos fue en Piedras Negras, cuando fue asaltado por policías. 

“Estábamos un grupo de jóvenes para ver como cruzábamos, llegó la policía, nos correteó y me atrapó”, explica. Recuerda que lo llevaron lejos del centro, a una zona apartada desde la que se veía el Río Bravo y la orilla de Estados Unidos. Ahí fue desnudado, revisado y le obligaron a correr sin ropa. 

Finalmente cruzó a Estados Unidos, pero tampoco duró más de cuatro días hasta que fue expulsado a Piedras Negras y, posteriormente a Morelia. No todos los deportados han sido trasladados a este punto de Michoacán. Otros fueron incluso alejados más, hasta San Pedro Tapanatepec, en el estado de Oaxaca, situado a casi 2 mil kilómetros al sur. 

Este ha sido un municipio clave para la población venezolana. O, en realidad, para buena parte de los extranjeros que atraviesan México con destino a la frontera de Estados Unidos. Ahí es donde se formó un cuello de botella donde miles de personas quedaron atoradas esperando un permiso que les permitiese avanzar a través de México.

También ahí muchos fueron expulsados cuando las autoridades migratorias rompían sus permisos en Monterrey, Nuevo León, o cualquier otro municipio cercano a la frontera. 

Por el momento, el INM ha fletado dos aviones con destino a Caracas. El gobierno venezolano, un número indeterminado. Este medio trató de ponerse en contacto con la embajada pero no recibió respuesta. 

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