Puerto Cabello.- Sin ningún tipo de seguridad industrial, al punto de poner en riesgo la propia vida, realizan sus labores los trabajadores al servicio de la empresa Almaca, encargada del negocio de exportación de chatarra desde los patios 9A y 9B de Bolivariana de Puertos (Bolipuertos) en Puerto Cabello, estado Carabobo.
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Un grupo de trabajadores de la referida contratista, bajo condición de mantener su identidad en reserva por temor a represalias, refirieron a El Pitazo que Almaca los pone a recoger todo tipo de chatarra -muchas pesan varias toneladas- sin ningún tipo de seguridad porque no les proporcionan equipo para movilizar esa carga, todo es a pulso.
“No nos dan guantes, tampoco botas de seguridad y mucho menos una braga. No tenemos un contrato y cada vez que reclamamos nos maltratan y nos amenazan con despedirnos, lo que han cumplido en muchas ocasiones", indicó uno de los trabajadores afectados.
A los trabajadores de estas chatarreras los explotan. Les prometen comida pero el almuerzo les llega a las 4:00 pm. Están muy vigilados. Si algún obrero descansa un minuto lo botan, revelaron los obreros.
“Nuestra faena inicia a las 7:00 am y después de tanto peso que hacemos es lógico que tomemos un minuto para descansar, no somos máquinas. No tenemos descanso. Cuando nos ingresaron se nos dijo que la jornada era hasta las 5:00 de la tarde pero casi siempre nos obligan a trabajar hasta las 8:00 de la noche", denunciaron los afectados.
A los que cargan la chatarra, la contratista les ofreció el pago de horas extras pero no lo realizan y si osan reclamarlo se pueden quedar sin trabajo en el acto: los botan.
Los trabajadores narraron que uno de los mayores peligros que afrontan a diario es cuando la grúa que levanta los contenedores, que deben pesar 27 toneladas, deja caer los hierros que ellos le introducen.
A cualquier obrero le pudiera caer encima uno de estos amasijos de hierro. Cuando han intentado reclamar ese riesgo, la empresa en reprimenda no les paga la semana de trabajo.
“En octubre del año pasado, un compañero tuvo un accidente cuando descargaba una gandola. Se fracturó cinco costillas, la clavícula, la mandíbula y se perforó un pulmón. Y a inicios de este año un chamo se “voló" un dedo", afirmaron los trabajadores.
Ante tales hechos no se puede reclamar. Los supervisores responden que ese es un negocio del gobierno. Nosotros sí reclamamos porque ellos se están llenando de plata con ese negocio de la chatarra y lo mínimo que deben hacer es cumplir con la Ley del Trabajo, insisten los trabajadores.
“Los dueños de la empresa se aprovechan de nosotros porque necesitamos el trabajo. Nos dicen que si nos quejamos, afuera hay muchos esperando el trabajo de nosotros. Son unos miserables porque juegan con nuestra necesidad", sentenciaron los afectados.