Con tres crónicas leídas por una veintena de personalidades, finalizó el homenaje Cabrujas: memoria viva, organizado por la dirección de cultura de la Universidad del Zulia y Cultura Chacao para recordar al dramaturgo, guionista, libretista, actor y director de teatro a 25 años de su fallecimiento.
Los textos fueron escogidos de acuerdo al momento histórico en el que fueron escritas y el impacto que tuvieron en el público, en sus lectores. La actividad arrancó con la lectura de El hombre de la franela rosada, que apareció publicada en el Diario de Caracas el 6 de diciembre de 1992.
En la lectura participaron periodistas como Marisabel Párraga, Unai Amenábar y Alonso Moleiro, entre otros. Párraga explicó que Cabrujas “era lo que todos los periodistas queríamos ser y, por supuesto, escribir".
El hombre de la franela rosada es una crónica sobre los hechos ocurridos el 27 de noviembre de 1992, cuando el “Movimiento 5 de julio" tomó a la fuerza Venezolana de Televisión, el canal del estado. A la derecha y en segundo plano estaba el personaje que Cabrujas inmortalizaría: un hombre de contextura gruesa, bigote y empuñando un fusil.
Para Moleiro, quien leyó un fragmento de la crónica, es necesario leer una crónica como esa recordando el contexto y la sociedad en la que fue escrita. “Cabrujas fue un hombre que venía de la izquierda y estaba acostumbrado a criticar con toda la libertado los partidos políticos y el sistema venezolano". Agregó, también, que el famoso hombre de la franela rosada “terminó por convertirse en un arquetipo de lo que se convertiría el chavismo varios años después".
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A esta crónica le siguió el perfil Fermín, publicado en el año 1991, donde describe el magnetismo y los sospechosos ademanes de Claudio Fermín, quien para el momento se desempeñaba como alcalde de Caracas.
Surgió una interesante anécdota en esta reunión virtual, contada por Carolina Espada Cabrujas, libretista y prima del ilustre pensador. Espada disfrutó la primera lectura que hiciera el mismísimo Cabrujas de este texto, justo antes de ser enviado para su publicación, y relata que escucharlos de su viva voz era un momento que podía hacerla reír hasta el llanto.
También cuenta que el mismísimo Claudio Fermín llamó a Cabrujas para felicitarlo por este escrito, y que verlos conversar por teléfono fue un momento increíble. “A la única persona a quien no le gustó esa crónica fue a la esposa de Fermín", afirmó Espada.
La viveza criolla, publicada en 1995, fue la última lectura de la cita vespertina. Leída por personalidades como Antonio Delli, Tania Sarabia y María Alejandra Martín, entre muchos otros, este texto consiste en un análisis exhaustivo de aquellos vicios que nuestro gentilicio considera como actos de valentía o “viveza", y que en verdad demuestran nuestras carencias y fallas como sociedad.