La académica y consultora política considera que María Corina Machado ha dado nueva vida al acuerdo firmado entre el gobierno y la oposición en Barbados, que parecía languidecer tras la radicalización del discurso oficial y las órdenes de detención dictadas contra su equipo

Entrevista: César Batiz Redacción: Jesús Alberto Yajure

Mientras se preparaba esta entrevista, que inició a las cinco de la tarde del viernes, 15 de diciembre, y que tenía como objetivo hacer un balance de los eventos más significativos de este 2023 en el paisaje político en Venezuela, ocurrieron dos acontecimientos que debieron ser incorporados sobre la marcha a las consultas a la entrevistada, la académica y consultora política Carmen Beatriz Fernández, a fines de ponderar su significado y analizar a la luz de esos últimos minutos previos el impacto que tendrán en los meses subsiguientes.

Primero, la cuenta en la red social X de la Embajada de Estados Unidos para Venezuela, con sede física en Caracas, anunció esa tarde la comparecencia de María Corina Machado (Vente Venezuela), virtual candidata unitaria de la oposición a las presidenciales de 2024, al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para revisar su supuesta inhabilitación política, dictada por la Contraloría General de la República. Machado había reiterado que no acudiría al TSJ, que no se sometería a un procedimiento definido para revisar una inhabilitación de facto, que nunca le fue notificada oficialmente.

Minutos después, en medio de esta entrevista, llegó la confirmación: Machado había ido personalmente y sin avisar a la prensa, al TSJ para concurrir al proceso anunciado el 30 de noviembre por la representación de Noruega, país que participa como mediador en las negociaciones entre el gobierno de Venezuela y la oposición. Las partes firmaron en Barbados el 16 de septiembre dos preacuerdos que —en teoría— conducirían al levantamiento de inhabilitaciones políticas a opositores, mejoras a las condiciones electorales, y elecciones presidenciales en el segundo semestre de 2024. 

“Es una política que apela a la realpolitik", afirmó Fernández, directora de la firma DataStrategia, sobre la decisión Machado, a quien califica de fenómeno electoral. Fernández, quien tiene un Ph.D. en comunicación pública por la Universidad de Navarra, es urbanista por la Universidad Simón Bolívar (USB), con una maestría en administración de empresas en el Instituto de Estudios Superiores en Administración (IESA), está convencida de que el país da pasos con determinación hacia un cambio político en 2024. El camino, sin embargo, no estará lleno de flores.

En esta entrevista con César Batiz, director de El Pitazo, Fernández aborda los eventos más importantes ocurridos en el país durante 2023. Una lista —apenas mediana— incluye la caída en desgracia de Tarek El Aissami, las revelaciones del desfalco a Pdvsa, el hito de las negociaciones entre gobierno y la oposición materializado en los dos acuerdos firmados en Barbados, la presión ejercida por EE.UU. y la comunidad internacional y el alivio de sanciones económicas; la carrera de obstáculos de la Primaria opositora, el cambio de mando en el CNE que ahora preside Elvis Amoroso, ejecutor de las inhabilitaciones en su gestión como titular de la Contraloría; y el referendo consultivo sobre la disputa territorial con Guyana por el Esequibo. 

¿Cuál de estos eventos dejará mayor impronta en la vida de los venezolanos? ¿Qué pueden esperar de 2024? Acá algunas pistas, a 15 días de un nuevo año que, constitucionalmente y en lo pactado en Barbados por las partes y los auspiciantes del diálogo en Venezuela, deberá incluir elecciones presidenciales.

—¿Cuál es el balance que hace de este año? Mencionamos en la introducción algunos. ¿Cuáles crees que son los tres eventos más resaltantes de este año?

—Creo que lo más resaltante es un proceso y no un evento en particular. Lo más resaltante es el cambio del ánimo social en Venezuela. El cambio en la sociedad venezolana. Y oyéndote ese sumario que haces de 2023, recuerdo que al principio de 2023 tenías una sociedad totalmente postrada. Una sociedad a la que el régimen sentía que le había quebrado el espinazo. Que le había quebrado las posibilidades de sentir la viabilidad del cambio, las posibilidades del cambio político.

De ahí vamos al evento, el detonante de eso fue la Primaria. No solo la Primaria del 22 de octubre, como episodio o evento puntual, sino todo el proceso de la Primaria, incluidas las giras a nivel nacional de diez o 12 candidatos que estaban enviando un mensaje al unísono, que era un mensaje de que el cambio político no era solo una necesidad sentida, sino de que era algo posible. Entonces esa posibilidad del cambio fue inyectada en la sociedad y hoy en día tienes una Venezuela muy distinta a la que tenías en enero de este año. Una sociedad que no solamente está convencida de la imperiosa necesidad del cambio político, que lo está desde hace algunos años, sino que ahora creen —la sociedad está convencida— de que el cambio no solo es necesario, sino que es posible por la vía democrática.

La Primaria es sin duda muy importante como proceso electoral del 22 de octubre. Pero, todo el proceso, en general, desde la campaña, pasando por todo lo que implicó, la Primaria es incluso más importante que el resultado electoral.

María Corina Machado acude al TSJ y reitera que no hay inhabilitación (video)

—De la primaria se ha dicho, o destacado, el trabajo de los candidatos, de animar a los electores; particularmente de María Corina Machado que sacó más del 91% de los votos. Se habló también de la participación ciudadana, del protagonismo del ciudadano, pues recordemos que fue una elección sin apoyo del CNE, sin apoyo del Plan República, y por supuesto de la Comisión Nacional de Primaria. ¿Cómo evalúas esto?

—Fíjate, la Primaria fue una maqueta de la democracia que es posible construir en Venezuela. Fue una simulación en pequeña escala de lo que puede construirse. Y en esa maqueta se resalta que [la Primaria] fue un proceso netamente civil, no solo cívico, sino civil. Es decir, la participación de los militares estuvo ausente. Eso creo que es muy importante, una democracia civil. Pero además tuvimos una maqueta de esa democracia necesaria, sin inhabilitados.

Es decir, con la participación de aspirantes que para el gobierno están inhabilitados. Pero en una democracia no debe haber inhabilitados por razones fútiles o razones netamente políticas. Tuviste un árbitro honorable. Un arbitraje honorable. Y eso implica rescatar una confianza en el sistema, rescatar una institucionalidad y rescatar la confianza en un árbitro electoral. Tuviste debates, tuviste a la diáspora votando. Una cosa que debería incorporarse, cuando uno de cada cuatro venezolanos vivimos fuera del país. Es necesario que el sistema político y el sistema electoral incorpore a esos venezolanos que tienen tanto derecho al voto como cualquiera.

Además, y esto lo veo muy importante como subproducto de la Primaria, tuviste un diseño de unos acuerdos, una capacidad de los actores políticos para sentarse y establecer unas mínimas reglas de funcionamiento y cumplirlas, que eso es fundamental en cualquier democracia. Es lo que llaman algunos autores ‘las normas no escritas de la democracia’. El que tú respetes los acuerdos, que seas capaz de establecer unas reglas de juego y respetes esas reglas. 

Todo eso lo vimos con la Primaria y creo que fue tremendamente positivo.

El tercer elemento —volviendo a tu pregunta— o mejor dicho, el tercer episodio, que creo que tendrá trascendencia el año que viene, es sin duda, el referendo. Ese sería el tercero. La Primaria como evento electoral del 22 de octubre. También [la Primaria] como proceso general, y el referendo [sobre la disputa territorial con Guyana por el Esequibo].

—Interesante esa clasificación que haces de estos tres eventos: Primaria como proceso, también como evento electoral y su resultado y el tema del Esequibo. Es un buen resumen de lo que movió. Hablando del tema del Esequibo, ha quedado en la mente de los venezolanos de que el referendo fue una respuesta a la Primaria y al resultado de la Primaria.

—Sin duda lo fue. Porque el 22 de octubre la Primaria, como ese acto electoral, tuvo ese resultado. Se dieron todos los pronósticos de los que hacemos análisis político y de toda la clase política. No solo del oficialismo, sino también de la clase política de oposición. Todos erraron en sus cálculos y predicciones, y evidentemente, la gran ganadora de ese proceso fue María Corina Machado. Y se convirtió en un fenómeno electoral, pero también se convirtió en la actriz fundamental de la vida política nacional. A partir del 22 de octubre todo lo que pasa en política en Venezuela, incluidas las negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y el gobierno de Maduro, y entre Maduro y la oposición tiene que ver con la figura de María Corina. 

Yo recuerdo un poco la contienda 1998, donde todo el juego de los actores tiene que ver con el front runner, el actor más destacado, en este caso María Corina Machado. 


María Corina Machado se convirtió en un fenómeno electoral, pero también se convirtió en la actriz fundamental de la vida política nacional. A partir del 22 de octubre todo lo que pasa en política en Venezuela, incluidas las negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y el gobierno de Maduro y entre Maduro y la oposición tiene que ver con la figura de María Corina

Carmen Beatriz Fernández, académica, consultora política, CEO de Dataestrategia

—Y en 1998 era Hugo Chávez.

—Hugo Chávez, claro. Son figuras que en determinados momentos —y esto es lo que es un fenómeno electoral— la avalancha, digamos, que generó María Corina en la elección del 22 de octubre, que fue mucho lo que se preveía, ese rol destacado que se hace que todos los demás actores se acomoden en función de lo que pasó ese día. Y uno de esos acomodos fue la convocatoria al referendo por el Esequibo. Evidentemente, ese referéndum tuvo varios objetivos, pero uno de ellos era intentar anular el impacto de la Primaria. No solamente en términos de control de la discusión de la agenda de la discusión pública, sino también tratar de anularla desde la perspectiva cuantitativa, tratar de hacer ver que era mucho más importante la participación en el referendo de lo que fue la participación en la Primaria, cosa que no se logró.

—Hace un rato, antes de profundizar en este tema de la Primaria, mencionaste a María Corina Machado, al gobierno de Estados Unidos, la negociación, y —por supuesto— al gobierno de Nicolás Maduro. Y mientras preparábamos esta entrevista supimos por un tuit desde la cuenta de la Embajada Estados Unidos para Venezuela, que ahora tiene sede en Bogotá, en el cual se felicita a los venezolanos, entre estos a María Corina Machado, que han acudido al TSJ para apelar sus inhabilitaciones. ¿Tienes alguna interpretación de lo que está ocurriendo?

—Primero, no cabe ninguna duda de que la comunidad internacional y particularmente los Estados Unidos son unos actores tremendamente influyentes e igualmente relevantes en lo que está pasando y termina por pasar en Venezuela. La capacidad de influencia de Estados Unidos no es menor. Y esto lo reconoce el gobierno de Maduro cuando está permanentemente e insistiendo en esos canales de negociación bilaterales. Fue el gobierno de Maduro el que trató que las conversaciones fueran bilaterales, en el entendido de que eso representaba una ventaja, al no tener que triangular con la oposición. Entonces tenemos hoy dos procesos de negociación: las bilaterales con Estados Unidos y el proceso de Barbados con la oposición. 

—¿Y no es lo mismo?

—No. Yo creo que Maduro y la nomenclatura se sienten más cómodos con este esquema. Sienten que las negociaciones del tema petrolero [es mejor] tratarlas de manera bilateral porque le resta peso a la oposición.


El gobierno de Biden tiene la zanahoria y el garrote. Y los usa ambos. Pero el gobierno de Maduro negocia con la oposición también. Lo que pasa es que la oposición no tiene los incentivos ni los desincentivos que tiene Estados Unidos para ofrecer. Y estos los ofrece la comunidad internacional y particularmente los Estados Unidos

Carmen Beatriz Fernández, académica, consultora política, CEO de Dataestrategia

—Pero también da la impresión de que el gobierno de Maduro no está negociando con la oposición, sino con el gobierno de Biden y Estados Unidos.

—El gobierno de Biden tiene la zanahoria y el garrote. Y los usa ambos. Pero el gobierno de Maduro negocia con la oposición también. Lo que pasa es que la oposición no tiene los incentivos ni los desincentivos que tiene Estados Unidos para ofrecer. Y estos los ofrece la comunidad internacional y particularmente los Estados Unidos.

Pero, volviendo al tuit. Creo que debe interpretarse como un intento de forzar a que no se cierre el juego de la negociación. De alguna manera es parecido a lo que hizo el gobierno de Maduro el día 30 de noviembre, a última hora, cuando ya se vencía ese deadline, esa fecha límite, esa entrega de boleta, en la que el gobierno de Maduro debía mostrar algún resultado. Recordemos que el 30 de noviembre, justo cuando vencía ese plazo, fue cuando se definió esa suerte de canal institucional para apelar las inhabilitaciones. Creo que Maduro en ese momento, o la nomenclatura, el alto gobierno, lo que quisieron hacer fue no cerrar los canales. Y este tuit de la Embajada de Estados Unidos lo que está haciendo es lo mismo: no se cierra la posibilidad de la negociación. Y eso es saludable. Que exista ese canal y se aspire a preservarlo.

Embajada de EE. UU. felicitó a María Corina Machado por acudir al TSJ: aplaudimos su valentía

—Me llega información ahora mismo de que fuentes de Vente Venezuela confirmaron a Noticiero Digital que María Corina Machado acudió al TSJ.

—Bueno, eso lo que está enviando es un mensaje de que Barbados sigue vivo. Es el mismo mensaje que envió el gobierno de Maduro el 30 de noviembre.

—Pero el gobierno, sabiéndose debilitado, entendiendo que con unas mínimas condiciones de equidad, perdería las elecciones, ¿le conviene mantener vivo a Barbados?

—A todos nos conviene mantener vivos los acuerdos de Barbados. Si no existiese Barbados habría que crear otro espacio. Siempre es conveniente que exista algún canal, por débil que este sea, de negociación y de entendimiento. Ahora, tú dices algo cierto: Maduro llega a 2024, que es el año electoral constitucionalmente, y cuando además constitucionalmente debería hacerse la elección presidencial en diciembre, pero además hay un preacuerdo firmado en Barbados de que se lanzarían o adelantarían un semestre estas elecciones.

Entonces, Maduro está llegando muy débil, más débil que nunca, en términos de afecto popular. Las encuestas hoy te hablan de un diez, 12 o 15 por ciento [de aprobación]. Eso quiere decir que hoy la mayoría del chavismo está clamando por un cambio político. Ya no solo la mayoría del país, sino la mayoría del chavismo. Porque hoy todavía uno de cada cuatro o cinco venezolanos se define a sí mismo como chavista, y de esos ya un 60 % está pidiendo cambio.

Entonces, evidentemente Maduro llega en muy mala forma desde el punto de vista del afecto popular. ¿Y cuando no tienes apoyo popular qué sostiene un gobierno? O lo sostiene tu legitimidad funcional, de buen gobierno, que no es el caso —evidentemente— o lo legitima la tercera opción, que es la legitimidad de las bayonetas, que son los militares. Hoy en día, esa legitimidad de los militares creo que también se ha debilitado por todo el tema del referendo por el Esequibo. No solo por ese tema [del territorio], que es tan álgido para los militares, sino por la visibilidad que tuvo la soledad de Maduro en esa convocatoria por el referendo. Los militares fueron testigos de excepción.

—Cuando vemos estos últimos acontecimientos, podemos decir que hay una claudicación de algún sector? ¿María Corina cedió al acudir al TSJ o el gobierno —que no le conviene una elección— está claudicando con el tema de las inhabilitaciones?

—María Corina había dicho que no iría al TSJ porque ella no se daba por inhabilitada, porque no había recibido nunca una notificación formal de esa inhabilitación. Ahora, cuando acepta ir al TSJ lo que está haciendo es mandando un mensaje o haciéndonos ver que es una política que apela a la realpolitik, cosa que parece sensata. Y que suele pasar. No es María Corina la excepción. En la medida en que los políticos van acercándose a la posibilidad real del poder se ponen mucho más centrados o mucho más moderados.

—Entonces no se concreta la habilitación express de María Corina Machado, pero se avanza en ese proceso y eso está claro… Se avanza en ese proceso de negociación.

—No diría que se está avanzando. Creo que más bien el proceso de negociación se paró. Había sospechas de que podía estar muriendo y esto lo que hace es revivirlo. Sigue existiendo ese espacio de posibilidad de acuerdo.

—Me llamó la atención esto que mencionas hace poco que la mayoría del chavismo quiere un cambio político. Pero necesariamente ese cambio político significa que viene alguien de la oposición a gobernar o, lo que se ha dicho después del referendo: que están buscando un candidato distinto a Maduro. 

—Eso viene sonando. Y venía sonando en cuchicheos, casi en susurros, y después del referendo del Esequibo. Ese referendo del Esequibo fue casi un revocatorio, ¿no? pero empezó a ser mucho más notable, más visible. Sin embargo, a mí me cuesta pensar que el chavismo vaya con un candidato distinto a Maduro, porque lo que representa Maduro no es solamente la popularidad de un mandatario democrático y normal, lo que representa Maduro es un sistema anclado sobre otros incentivos, que no son los favores populares. Ese liderazgo que tiene Maduro sobre ese sistema es difícil de sustituir. Yo apostaría a que Maduro va a elecciones como el candidato.


Maduro está llegando muy débil, más débil que nunca, en términos de afecto popular. Las encuestas hoy te hablan de un diez, 12 o 15 por ciento [de aprobación]. Eso quiere decir que hoy la mayoría del chavismo está clamando por un cambio político. Ya no solo la mayoría del país, sino la mayoría del chavismo. Porque hoy todavía uno de cada cuatro o cinco venezolanos se define a sí mismo como chavista, y de esos ya un 60 % está pidiendo cambio

Carmen Beatriz Fernández, académica, consultora política, CEO de Dataestrategia

—Entremos ahora en el año 2024, de elecciones. ¿Qué posibilidades ves tú de que realmente se realice la elección presidencial? O crees que no se va a realizar, o que se realizará junto a otras elecciones, y en este caso en qué fecha crees que se va a hacer?

—Hay una frase que resuena mucho por estos días, es una frase de un literato británico, que dice que el patriotismo es el último refugio de los canallas. Y yo creo que en Venezuela y en todo este tema del Esequibo se ha venido trabajando la hipótesis de que meternos en un lío con la Guayana Esequiba podría representar una excusa para abortar un proceso elección presidencial. Creo que ese puede haber sido uno de los objetivos sobre el referendo del Esequibo. Lo que pasa es que ese referendo salió tan mal, desde el punto de vista de los objetivos que perseguían sus proponentes, que si no está descartado, debe estar a punto de ser descartado. Más aún después de este encuentro que tuvo Maduro ayer con el presidente de Guyana.

¿Dónde estamos, entonces, si este último refugio patriótico falla? Yo creo que además falla, porque a Maduro con este encuentro le hacen una emboscada. Llevan a Maduro sus propios aliados, como Díaz Canel [mandatario en Cuba], como Lula [presidente de Brasil], como gente que se supone que es amiga o partidaria de Maduro

La reunión de ayer aborta esa posibilidad de que los problemas escalen a una magnitud que justifique abortar las elecciones. Yo creo que Maduro está obligado, constitucionalmente a hacerlas [las elecciones]. Pero tiene presiones de todas partes para hacer las elecciones. Se van a dar en 2024, la duda es si se hacen en diciembre o se van a adelantar un semestre como se propuso o como se pre acordó en Barbados.Yo creo que a las elecciones se va. Ahora, ¿en qué condiciones? ¿Vamos a tener elecciones limpias, libres y justas? Muy probablemente no. Es probable que lo que tengamos es algo muy lejos de unas elecciones óptimas. Vamos a tener claramente unas elecciones sub óptimas, donde el escenario Nicaragua pueda estar contemplado: unas elecciones donde las inhabilitaciones no se levanten. Eso es lo que está calibrando hoy el alto gobierno.


Ese referendo salió tan mal, desde el punto de vista de los objetivos que perseguían sus proponentes, que si no está descartado debe estar a punto de ser descartado. Más aún después de este encuentro que tuvo Maduro ayer con el presidente de Guyana

Carmen Beatriz Fernández, académica, consultora política, CEO de Dataestrategia

—Hablas de la participación de Cuba en esta emboscada. Si Cuba y Díaz Canel participan de esta emboscada de ayer, y esto impulsa a Maduro a que su salida sea una elección, Díaz Canel no va querer una elección porque sería el fin del régimen en Cuba.

—Claro. Ellos tienen poco juego. Díaz Canel tiene —y está consciente— de que tiene muy poco juego. Pero evidentemente todavía tienen juego. Y lo que no quiere la comunidad internacional es que Maduro tenga como única opción morir matando.

—La semana pasada entrevistamos al periodista Pedro Pablo Peñaloza y dijo algo que quedó sonando con mucha fuerza: que luego del referendo el país estaba más cerca de Nicaragua que del Esequibo, por la radicalización. Estas son líneas realistas, pero desesperanzadoras. Entonces, ¿qué opciones tiene la oposición, o el sector de la población, organizaciones de la sociedad civil, la academia, que desean la reconstrucción de la democracia?

—Yo creo que Venezuela está encaminada a un cambio político. Es ineludible y de eso está convencido hasta el propio oficialismo. El cambio político viene, lo que ellos están tratando es de que venga en unas condiciones lo más amortiguadas posibles para sí mismos, que salgan lo mejor librados posibles. Ese es el juego.

Cuando hablamos del escenario Nicaragua, nos referimos a que Daniel Ortega inhabilitó a los siete contendores que podían ganarle. Había una lista, un benchmark de actores políticos, y todos los que tenían más del 25 % [de intención de voto] que tenía Ortega fueron inhabilitados. Ese escenario, si se repitiera vis-á-vis en Venezuela, aún así Maduro perdería. Es decir, Maduro tiene mucho menos juego que Ortega. Entre otras cosas, porque además de ser más impopular que Ortega, está enfrentado en una sociedad que es mucho más democrática que la nicaragüense. La democracia en Venezuela, o los restos de ella, lo más valioso que tiene es la cultura democrática del venezolano y esa avidez o esa terquedad para levantarte una y mil veces y que cuando la nomenclatura cree que tiene ese espinazo quebrado, esa columna de la sociedad quebrada, que esa sociedad se levante nuevamente con nuevos empeños democráticos que es lo que hemos visto en 2023. Entonces esa terquedad, esa resiliencia democrática es tremendamente valiosa en cualquier sociedad. Y eso es lo que no tiene Cuba, Nicaragua, lo que no tiene el norte de África. Eso nos diferencia y diferencia al régimen venezolano y otros regímenes totalitarios. Cuando la dictadura cierra todas las puertas, la democracia se mete por la ventana.

—Iba a preguntar por la esperanza. Has dicho que en Venezuela viene un cambio político, irremediablemente, ojalá sea hacia la democracia y no hacia un retroceso, o un autoritarismo yendo hacia el totalitarismo. El amor que tienen los venezolanos hacia la democracia. ¿Debemos esperar los venezolanos un 2024 con esperanza de un cambio político?

—No va a ser fácil ni todo lo bonito que debería ser, pero creo que vamos hacia un cambio, definitivamente.

—Te espero por acá el año que viene por esta fecha para hacer un balance, y evaluamos este año y vemos si hacemos un checklist sobre la esperanza y qué pasó con las inhabilitaciones, pero debo confesar que después de los acontecimientos de la semana pasada, la esperanza disminuyó, pero hoy envías un mensaje distinto. Queremos tener esperanza. ¿Nos vemos el año que viene?

—Reto aceptado. Ojalá sea el post electoral, por esta fecha, así estaríamos evaluando la elección presidencial.

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