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martes, 16 marzo, 2021

Cambios en la flexibilización traen incertidumbre para los viajeros

La flexibilización parcial con cerco sanitario establecida para esta semana del 15 al 21 de marzo, tomó por sorpresa a los usuarios frecuentes del transporte público que aseguran tener dificultades para movilizarse

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—¿Si están haciendo el trayecto completo, o hay que hacer transbordo?, pregunta desde afuera del bus una pasajera al chófer de la línea San Juan-Charallave que parte desde el terminal de San Casimiro, en el estado Aragua.

Así empieza el día para uno de los trabajadores del transporte de esta ruta que ante la consulta de la muchacha, el chófer solo alcanza a responder: «Eso es lo que vamos a intentar, mamita».

La normalidad que habían alcanzado los venezolanos con el sistema de 7×7 instaurado por el gobierno de Nicolás Maduro durante la pandemia por la COVID-19 se quebró nuevamente este 15 de marzo cuando el mandatario anunció que la semana en curso sería «de una flexibilización parcial, limitada, con cerco sanitario total sobre Caracas, La Guaira, Miranda y Bolívar».

Para los viajeros diarios que deben atravesar estados de la región central del país por trabajo, tratamientos médicos o para volver con sus familias este nuevo orden se transformó en una nueva adversidad que enfrentar y que se suma a la falta de efectivo, de transporte público y la inseguridad que día a día superan.

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María Morillo es enfermera y debe viajar de Cúa (estado Miranda) a Caracas (Distrito Capital) al menos tres veces por semana para atender a sus pacientes. Cuenta que a pesar de tener un salvoconducto por su profesión, en la estación de metro de La Rinconada le impiden el acceso al sistema y le toca usar el transporte superficial que es más escaso y que implica el pago de efectivo con el que no cuenta.

«No me dejan usar el metro sin razón alguna porque tengo mi documento que dice que soy trabajadora de la salud y esta semana con ese nuevo invento lo que hacen es empeorar las cosas y uno corre el riesgo de quedarse sin trabajo», dice Morillo.

El testimonio de la enfermera contrasta con el de Ana Robeida, una joven recepcionista que viaja a diario de San Sebastián (Aragua) a Caracas para poder cumplir con su trabajo en un consultorio odontológico.

Robeida considera que si hay una nueva cepa del Coronavirus en el país, entonces es necesario que se extremen los cuidados. Sin embargo, insistió en que cualquier medida debe considerar a la gente que deje moverse y que necesita manejar información sobre los mecanismos que se utilicen.

«Creo que decir las medidas un domingo en la tarde, antes de que arranquen no es bueno porque y la gente que está sin luz, sin señal en los pueblos y no se entera… Nos toca cada semana salir a ver con qué nos encontramos, pariendo efectivo y guantes y todo para que nos dejen trabajar», comentó la chica que se encontraba en el terminal de Charallave y debió pedir a los trabajadores del Ferrocarril de los Valles del Tuy que la dejaran pasar para no perder su trabajo.

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En Caracas

Los terminales en pleno funcionamiento, las alcabalas despejadas y los escasos controles acostumbrados en semana flexible cambian totalmente al entrar a ciudades de Miranda o Distrito Capital, donde la fuerte presencia policial entre municipios es la limitante para los ciudadanos.

Una funcionaria de PoliMiranda indicó a El Pitazo que las alcabalas entre municipios son conjuntas con cuerpos se seguridad locales y estadales y que se mantendrán desde muy temprano en las mañanas hasta las 5:00 pm.

En cuanto al transporte interurbano, la falta de autobuses que cubran rutas largas, sumado a los problemas para abastecer combustible y los accesos restringidos dificultan la movilización de personas como Margarita Delgado, que previendo el congestionamiento por los anuncios de Maduro, salió de su casa en Catia las 9:00 am, para llegar a su trabajo a tiempo.

Delgado aseguró haber pasado más de una hora en la parada de Plaza Venezuela para llegar a Coche. «No puedo irme en metro porque no tengo los 1.000 bolívares que necesito para pagar el pasaje y me toca dar la colaboración que pueda a los autobuses, pero cuando es radical quieren cobrarte un ojo de la cara, entonces todo es más difícil para el que no tiene», aseveró está trabajadora del Hospital de Coche.

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