Caracas.- Moisés Caballero, de 25 años, es uno de los 176 detenidos durante las protestas poselectorales anunciados por el Foro Penal en Caracas. Permanece en un área de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en la Zona 7, de Boleíta. Su esposa asegura que iba a comprar un refresco cuando fue apresado el martes 30 de julio.
El detenido es obrero y labora para la misión Barrio Nuevo Tricolor. Junto a su esposa e hijo de cinco años reside en Mamera I y actualmente hace reparaciones en viviendas de Mamera III, labor que es supervisada por el consejo comunal de la zona.
El domingo cumplió con lo exigido en su trabajo: fue a votar y se tomó una fotografía a las afueras del centro electoral para informar a sus jefes que cumplió con su derecho ciudadano.
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Ni él ni su familia salieron de su casa el lunes 29 de julio debido a las protestas. El martes intentó volver a su rutina en medio de un cacerolazo que protagonizaron muchos de sus vecinos. Ese día adelantó trabajo en la casa de una dirigente del consejo comunal que lo contrató de forma privada.
Como le hacían falta herramientas, llamó a su primo para que se las prestara y fue a buscarlas a Mamera I. Frente a la casa del familiar acordaron comprar un refresco para compartir y Moisés se ofreció a ir a la bodega.
Al cruzar la esquina se topó con un contingente de policías. Se paralizó y retrocedió, pero ya los uniformados corrían tras él. “Por qué te devuelves", le preguntaron, a lo que respondió “porque me asusté".
Lo golpearon y subieron a una patrulla acusándolo de que estaba manifestando. En el vehículo iban otros detenidos capturados en protestas o tocando cacerolas en las puertas de sus viviendas. “Nos enteramos de que fue detenido gracias al video que alguien subió a TikTok, grabado desde una casa. Mientras lo abordaban, los vecinos gritaban que no se lo llevaran, que él no hizo nada", dijo su esposa.
Recién llegados
La esposa de Moisés dio detalles de su detención sentada en una acera en espera de ser llamada. Aseguró que ha hablado con el detenido, quien le asegura que no lo han maltratado, no se encuentra en un calabozo y funcionarios lo tratan a él y al grupo como “personas que no representan ningún peligro".
La mujer llevaba un envase de refresco lleno con agua fría y arroz con pollo compartido en tres raciones. En días pasados le entregó medicamentos para la gastritis. No ha faltado ni un día desde su detención.
Al preguntar sobre el proceso que enfrentará, policías le dicen que los fiscales están dentro de la sede y que próximamente le darán respuesta.
Moisés, su esposa e hijo llegaron a Venezuela hace tres meses. Sus últimos seis años estuvieron residenciados en Medellín, Colombia, localidad en la que nació el niño. Regresaron porque extrañaban su barrio y familia.
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