Caracas.- La comida por un dólar no solo se ha vuelto atractiva para los transeúntes por el precio, sino también por la variedad de opciones que encuentran, con bebida incluida, en todo el bulevar de Sabana Grande, en Caracas.
Con las tres B: bueno, bonito y barato, los locales fijos y vendedores ambulantes de Sabana Grande se las han ingeniado para captar clientes con promociones de arroz chino -en su gran mayoría-, pollo a la broster, parrilla, tequeños, pastelitos, pizzas, y si quieres un postre puedes elegir entre helados, donas y golfeados.
Para resolver un desayuno rápido, los tequeñones siempre son una opción, ya sea por el tamaño, grosor o simplemente porque llenan. Andrés Nieves, exvigilante de edificios, sabe que son un tiro al piso, por eso apostó a ellos y montó un segundo puesto con otro compañero.
¿Dos tequeños por cuánto? Se preguntan los caminantes de la zona al oír a Nieves, quien ofrece un combo de dos tequeños y un jugo por $1. Al preguntarle si le resultaba rentable mantener el precio, explicó que compra «el paquete de tequeños en 2 dólares y cada uno trae 10 unidades», por lo que puede generar ganancias con un costo menor de inversión.
Sí, el almuerzo es sustancioso
Gloria Valdez Robles se moviliza desde la parroquia Petare, en el municipio Sucre, hasta Sabana Grande para vender sus almuerzos en bandejas y el menú se adapta a todos los gustos. Si lo tuyo es el arroz con pollo, ensalada, pasta con carne molida o arroz con chuleta, ella lo tiene por un dólar.
Con tan solo dos meses ofreciendo su comida ha logrado captar clientes habituales, quienes tienden a consumir por encargo. En promedio logra vender hasta 30 bandejas diarias.
Antonio de la Rosa también vende en el bulevar. Él supera el número de ventas en comparación con Gloria, tanto en semana radical como flexible, con arroz chino, lumpia y pollo agridulce por el mismo precio: un dólar. El bolso térmico con el que se sienta a esperar a los clientes en un banco cercano al Centro Comercial City Market, almacena 42 envases y logra venderlos todos.
El emprendimiento en el que trabaja de la Rosa se llama Liam (@liam_ccs), pertenece a un amigo. Con él se ha permitido generar ingresos superiores al sueldo mínimo que anteriormente percibía.
¿Y el dulcito para cuándo?
Darse un gustico es ahora posible porque son más los negocios que ofrecen alternativas por un dólar. Hasta cinco donas de diferentes sabores puedes adquirir en el carrito de Alejandro Mora por ese único billete.
«No ganamos mucho. De las cinco rejillas que vendemos ganamos 12 dólares diarios (…) trabajar por mi cuenta es la mejor opción», expresa el joven vendedor que aspira, en un futuro, poder cubrir otras zonas cercanas al Centro Comercial El Recreo, además del City Market.
Actualmente le es imposible porque las otras carretillas con las que traslada estas provocativas masas fritas están sin cauchos.
Otra opción atractiva es el local Cremositos, ubicado en la calle que colinda con el Centro Comercial City Market. Allí venden helados de barquilla hasta con dos sabores y topping por el mismo precio. Pistacho, tiramisú, fresa, coco, chocolate y pare usted de contar.
¿Venden más en semana radical o flexible?
De acuerdo con los vendedores consultados por El Pitazo, en las semanas radicales, debido a la cuarentena por COVID-19, incrementan las ganancias ya que la mayoría de los establecimientos formales deben permanecer cerrados. El día que tienen problema para trabajar es el miércoles, pues es el llamado «día de parada» y los policías de la zona les impiden comercializar y les quitan la mercancía, sostienen.
Por otro lado, las cadenas de comida rápida en el Centro Comercial El Recreo también ofrecen opciones económicas. Claro, las porciones no se asemejan a la competencia informal, pero hacen el intento.
Al preguntarles si estos vendedores interfieren en sus ventas diarias, algunos alegaron que no; como es el caso de Kentucky Fried Chicken (KFC). La gerente del local afirmó que las ventas han aumentado, ya sea por la cantidad de publicidad en la que han invertido, como por los combos económicos sustanciosos que han armado.
En cambio, el gerente de Burger King, Daniel Ruiz, argumenta que las ventas han bajado un poco debido a los comercios informales que están en las cercanías, ya que estos logran captar a la multitud ‘‘independientemente del día y la hora’’, resalta.
Él comprende que los consumidores se inclinan por opciones mucho más económicas, pero, aún así, explica que sus productos tienden a ser más costosos por la calidad de la comida, las instalaciones y la experiencia de comer una de sus hamburguesas o sándwiches de pollo o carne.
Sorpresivamente, los combos que menos se llevan los comensales son los de dos y tres dólares, prefieren los de cinco dólares, porque incluye las papas fritas y bebida. En su defecto, optan por realizar un gasto mayor al adquirir una Wooper clásica de 9.99 dólares.
‘»A medida que va pasando el tiempo, a las personas ya no les interesa tanto el precio. Todavía existe un público que está retomando las costumbres de comer en cadenas de comida rápida. Sin embargo, esto no ocurre todo el tiempo’», aseguró.