Guarenas.- Con menos restricciones que el año anterior se celebró la tradicional misa en honor a San Pedro Apóstol en la Catedral Nuestra Señora de Copacabana de Guarenas, estado Miranda, este martes 29 de junio, al ritmo de la Parranda de San Pedro, manifestación cultural y religiosa propia del eje Guarenas-Guatire, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La misa fue oficiada por el presbítero José Antonio Barrera, párroco de la catedral de Guarenas, quien, durante su homilía pidió a San Pedro por el progreso de Venezuela, en unión de todos los ciudadanos.
«Profesemos la fe de María Ignacia, la esclava que recibió el milagro de la sanación de su hija, para que cada uno de nosotros reciba los milagros de Dios y de San Pedro. Y bajo la bendición de nuestra Virgen de Copacabana poder construir el progreso de nuestra patria Venezuela», exclamó.
Tras culminar la eucaristía, el padre José Antonio anunció que Pablo Núñez, presidente de la Parranda de San Pedro de Guarenas, cedía el cargo a su hijo Fernando Núñez para continuar la tradición.
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Para evitar mayor aglomeración de personas, por prevención ante la pandemia, no se realizó procesión de la imagen de San Pedro. El santo fue puesto en la entrada de la catedral para que allí se hiciera el pago de promesas.
Posteriormente, se realizó el tradicional encuentro de la Parranda de San Juan con la Parranda de San Pedro. Al ritmo de ambas son bailados los santos.
Guatire
En Guatire, los parranderos se reunieron en la iglesia Santa Cruz de Pacairigua, donde se celebró la misa oficiada por el obispo de la Diócesis de Guarenas, monseñor Tulio Ramírez.
Las seis Parrandas de San Pedro bailaron dentro de la iglesia y al culminar la eucaristía se dirigieron a sus respectivas sedes para continuar la celebración, sin los acostumbrados recorridos.
Leyenda de San Pedro
Cuenta la leyenda que una negra esclava de la Hacienda San Pedro, ubicada entre los límites de Guarenas y Guatire, llamada María Ignacia, pidió a San Pedro que sanara a su pequeña hija Rosa Ignacia.
A cambio de ese favor, ella celebraría y bailaría a San Pedro cada 29 de junio, con su hija en brazos. San Pedro le hizo el milagro y la esclava María Ignacia cumplió su promesa.
Sin embargo, con el paso de los años María Ignacia enfermó y antes de morir pidió a su esposo que se encargara de cumplir con la promesa a San Pedro, como si fuera ella.
Por esa razón, el personaje de María Ignacia en la parranda de San Pedro es interpretado por un hombre, vestido de mujer, que baila con una muñeca en brazos.