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Caracas.- El inmenso portón está abierto y al atravesar el camino de piedras que da la bienvenida lo primero que sorprende es el verde impresionante de los jardines. Ceibas, jabillos y bambúes sirven de sombra al conejo gris, al manchado y al marrón que ahora son los dueños y señores de la Casona.
Los tres conejitos brincan a sus anchas los espacios donde se sintieron los pasos de Raúl Leoni, Rafael Caldera, Luis Herrera Campins y Hugo Chávez, solo por contar a algunos de los presidentes venezolanos que ocuparon la mítica e imponente propiedad que sirvió de casa presidencial desde 1967 y que ahora se convirtió en un centro cultural con pinceladas chavistas.
Los animalitos son la primera atracción que enamoran a los visitantes de la Casona que, desde el 19 de diciembre de 2019, pueden ingresar a la mansión sin mayores restricciones. Solo se les pide no hacer fotos con flash y no sentarse en los muebles que componen la colección de más de 1.000 piezas que se exponen en el lugar.
Los militares que acordonaban el sitio ya no están y solo es posible ver a los verde oliva a unas cuadras de la entrada. Ahora la gente se sienta en el jardín, juega en un parque y se toma fotos con los pensamientos del escritor y poeta Aquiles Nazoa desplegados a lo largo de la nave central de la Casona.
Que, ¿por qué Aquiles Nazoa? Quienes hacen la visita guiada por la casa, jóvenes estudiantes de la Uneartes, aseguran que Nicolás Maduro, el único presidente que no pudo habitar la Casona Presidencial, argumentó que la idea es honrar el centenario del nacimiento de Nazoa este 2020. Destacaron además que el lugar también dará cabida a distintas expresiones artísticas, así como a un punto de promoción de lo que el chavismo denomina “parto humanizado".
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Pero por ahora el único parto fue la adecuación de la casa. Hasta hace poco habitada por un ala de la familia de Hugo Chávez, Rosario Soto, coordinadora de la Casona Cultural Aquiles Nazoa, recibió el pasado 13 de diciembre la antigua casa de descanso y cuenta que tuvieron apenas una semana para “adaptar" el espacio y convertirlo en un museo.
Y así fue. A partir del 19 de diciembre, de 9:00 am a 3:00 pm y de jueves a domingo, el espacio abrió sus puertas a todo público. Los estudiantes y la misma Rosario toman el control de grupos para ser guías y orientar a los visitantes a esta casa en la que no solo se adecuaron salas y se pegaron extractos de los textos de Nazoa, sino que se movieron de lugar las pinturas que tradicionalmente reposaban en la vivienda presidencial.
El Recorrido
La hipnosis que causan los conejitos que pasean por el jardín es interrumpida por los guías que piden a todos los visitantes que los sigan hasta el ala principal de esta casa colonial de cuatro hectáreas, en la que se ubican los salones, la capilla y el despacho presidencial.
En el recorrido guiado no está incluido el área de habitaciones, donde se supone vivía la familia Arreaza-Chávez hasta hace menos de seis meses, y la cocina. La coordinadora de la Casona Cultural asegura que la omisión se debe a que este espacio será remodelado para convertirlo en auditorios adaptados a la tónica cultural y que “la cocina es una industrial sin atractivo real, pues fue remodelada y no conserva aspecto colonial".
El nuevo nombre de la Casona se ubica en la entrada de este espacio y la frase “Imaginar es volver a amar el sentido de la vida", un extracto de Pan y Circo de Aquiles Nazoa, es la primera cita que leen los visitantes una vez que ingresan a la casa.
La colección de arte abruma y muchos celebran tener acceso a ella. Muchas de las obras eran guardadas en la bóveda de la Galería de Arte y fueron traídas al momento de la reapertura como espacio cultural. Destaca el cuadro Diana la cazadora de Arturo Michelena, uno de los más valiosos de la colección de La Casona, cuyo lugar original era la Sala de los Tres Arcos y que ahora reposa en el salón llamado Diana, justo por la pieza de arte.
Soto justificó los traslados y la reubicación de obras como forma de “salvaguarda" de las piezas, pues asegura que la mayoría se encontraba colgada en los pasillos exteriores y estaba sometida al clima y sus cambios.
Mientras la guía hablaba, todos hacían fotos y videos de cada cosa que observaban, como si quisieran meterla para siempre en su memoria. La anfitriona mostraba el boceto original de Miranda en la Carraca, el cuadro retrato de Bolívar de Juan Lovera y hasta un antiguo reloj que se dice perteneció a Napoleón Bonaparte, la gente hacía fotos y fotos.
Los escritos de Nazoa acompañaban cada espacio y uno de los últimos, su credo, despedía a los visitantes antes de entrar a la atracción final del recorrido: la habitación de Hugo Chávez, con la que se topaban al salir del despacho presidencial.
Una foto familiar y una pared tapizada en madera dan la bienvenida a la “habitación de Chávez". Con una pantalla gigante muestran la cama, el escritorio y el último libro de la colección de la Casona que ojeó el fallecido Presidente: Actas del Cabildo de Caracas.
Aunque las personas no pudieron entrar a curiosear la habitación directamente, la pantalla les dejaba ver la que, Soto aseguró, fue la pieza del dirigente de la revolución bolivariana en 2012, cuando ocupó la vivienda presidencial por última vez.
Terminado el recorrido, todos vuelven a los jardines donde los tres conejitos reposan y son acompañados en su casa por azulejos, ardillas, guacamayas y perezas que son ahora los nuevos inquilinos de la Casona presidencial.
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