Madres y representantes de los ocho adolescentes que permanecen detenidos por presuntamente participar en las protestas poselectorales, entregaron la mañana de este jueves 26 de septiembre una carta al fiscal general Tarek William Saab, en la que solicitan su libertad.
Junto a madres de otros jóvenes mayores de edad detenidos en Caracas y La Guaira por el mismo motivo, se instalaron a las afueras de la sede del Ministerio Público en Parque Carabobo para denunciar que desconocen el estatus jurídico de los casos ya que no obtienen respuestas de los defensores públicos y tampoco de representantes de la Fiscalía.
Las mujeres leyeron una carta escrita por los ocho adolescentes que se encuentran recluidos en la Casa de Justicia 431 en El Cementerio, en la que solicitan su libertad. «No somos terroristas, somos inocentes. Algún día me iré de este lugar tan feo, de este infierno que nadie merece estar. Esto no es vida, cómo es posible estar pagando por algo que ni yo ni mis compañeros hicimos», se leyó en la carta que los jóvenes solicitaron fuera difundida.
Hasta la fecha, madres y hermanas visitan a los adolescentes los días martes y viernes. Detallaron que de las instalaciones de la Casa de Justicia sólo conocen el comedor, que es el lugar donde se reúnen con los jóvenes presos. También dijeron que los adolescentes se apoyan y se mantienen unidos dentro de este centro de reclusión mientras que aguardan por su libertad.
Los detenidos son acusados de terrorismo, incitación al odio y algunos de ellos de hurto calificado.
Sin comunicación
A la concentración se unieron madres de 49 jóvenes mayores de edad detenidos en La Guaira entre el 31 de julio y el 3 de agosto, quienes en su mayoría fueron llevados a la cárcel de Tocuyito en el estado Carabobo.
Familiares no han podido ver a los detenidos desde su traslado al penal, tampoco les han permitido el ingreso de alimentos ni medicamentos.
Leida Arocena, madre de uno de los detenidos, aseguró que desde su reclusión en Tocuyito, el joven se ha comunicado en dos oportunidades vía telefónica para informarle que se encuentra bien de salud y alimentándose. Fue insistente en preguntar cuándo saldría de la cárcel.