Temporadas de 4 meses, 7 meses, 10 meses y hasta de un año entero sin ver una gota de agua en la tubería han pasado los vecinos de la parroquia Caucagüita, en lo más alto del municipio Sucre en el estado Miranda.
Por eso los tobos, los tanques azules y cualquier otro recipiente apostado a un lado de la carretera principal de toda esta comunidad ya forman parte del paisaje común. Las comunidades de La Embajada, Los Sapitos, Los Bloques, La Guacamaya, Ciudad Tablita y el resto de los barrios de la zona alta de Caucagüita sufren desde hace más de cinco años la inconstancia del suministro.
La última vez que llegó el agua a la comunidad fue unos días antes de las elecciones del 6 de diciembre de 2020 y duró cerca de tres horas. Fabiola Burgos vive en el bloque 37 de Las Guacamayas y procura conseguir cada 15 días 3 dólares para pagar un pipote de unos 200 litros que sube en pimpinas a su apartamento, en el piso 4, y que le dura unos 15 días.
«Aquí la necesidad tiene cara de perro, y lo que es difícil se vuelve aún peor porque se suman el cerro, la escalera, la falta de gas, de luz, de trabajo, de transporte para ir a buscar trabajo, y entonces nos queda esperar y aguantar», refiere Burgos.
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A los vecinos les ha tocado incluso «secuestrar las cisternas», lo que implica atravesar los pipotes en medio de la calle y no dejar ir al camión hasta que todos los residentes de alguna zona sean abastecidos.
Una vecina que prefiere no identificarse relata que esta medida es desesperada y la han tomado amenazando a los choferes de estos camiones para lograr recibir agua, pues los suministros de la Alcaldía de Sucre o la Gobernación de Miranda llegan cada tres meses y no son suficientes para toda esta comunidad.
Henry Vivas, líder comunitario de la parroquia, indica que el alquiler de una cisterna puede costar hasta 30 dólares y que casi nunca alcanza para surtir ni siquiera a todas las familias de alguno de los bloques de estas comunidades.
«Con un camión se pueden llenar los tobos de unas 100 familias, pero queda un montón de gente por fuera, y los que lograron llenar, ya en 15 días vuelven a la misma situación», aclara Vivas.
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Willi Rodríguez, otro vecino de Caucagüita, del sector El Cují, dice que los problemas de quienes residen aquí no se limitan a la falta de agua. El retraso en la entrega de la bolsa Clap, los problemas con el suministro de gas y con el resto de los servicios hacen más compleja la vida para los residentes de la zona.
En esta comunidad se sienten abandonados, y aunque opinen distinto, todos los ciudadanos coinciden en que es urgente la atención de las autoridades, pues el nivel de miseria en el que viven es responsabilidad de ellos, de su falta de acción y del olvido en el que están sumidos en Caucagüita.