95% de las comunidades del bajo Delta se encuentran sin luz eléctrica

Los poblados localizados en la zona fluvial del río Orinoco permanecen sin energía eléctrica ante el colapso de las plantas eléctricas por falta de mantenimiento y reemplazo en las comunidades

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Las redes eléctricas se derrumban sin uso durante más de cinco años en las comunidades. | Foto: Melquiades Avila

La población de los municipios Antonio Díaz y Pedernales se encuentra sin alumbrado eléctrico ante el desperfecto de los generadores eléctricos que surten de luz a las comunidades diseminadas en los caños y ríos del Delta del Orinoco.

Mario Medina, habitante del sector, responsabilizó al alcalde Amado Heredia y a Lizeta Hernández, gobernadora de Delta Amacuro, como los culpables de que la región se encuentre sin energía eléctrica.

De acuerdo a la apreciación de Medina, Curiapo, que es la capital del municipio Antonio Díaz, permanece sin energía eléctrica desde hace dos años consecutivos. “El alcalde nunca aparece, si la planta funciona o no, si hay gasoil (combustible) o no", puntualizó Medina por la comunidad.

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Además, se pudo conocer que la falta de energía eléctrica es en la mayoría de los poblados del bajo y medio Delta. Importantes poblaciones como San Francisco de Guayo, con un aproximado de 3 mil habitantes, tienen más de cinco años sin energía eléctrica. La sombra y la oscuridad se apoderan de la comunidad cuando la noche cae. “El alcalde es oriundo de la población y sin embargo no resuelve la situación", señaló un habitante que prefirió reservar su identidad por temor a represalias.

En otras comunidades asentadas en la geografía del Delta del Orinoco, las plantas generadoras sufrieron desperfectos por falta de mantenimiento y reemplazo. La situación de la falta de le energía eléctrica en las comunidades del Delta es del conocimiento de la gobernadora Lizeta Hernández, quien justifica el problema como consecuencia de las sanciones de Estados Unidos.

Para los afectados, aproximadamente unos 35 mil habitantes en los municipios Antonio Díaz y Pedernales, la zona no cuenta con políticas de asistencia ni de atención.“El abandono y la desolación reinan en los caseríos", concluye Gerónimo Zacarías, habitante del sector.

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