Santiago.- 1,3 millones de personas en siete comunas de Santiago están bajo cuarentena total desde la noche del jueves, 26 de marzo, bajo un estricto operativo de control policial y militar, para frenar la expansión de la enfermedad por coronavirus que ya ha causado 1.306 infectados y cuatro muertos en Chile.
Las calles de las comunas de Santiago Centro, Lo Barnechea, Las Condes, Vitacura, Providencia, Ñuñoa e Independencia poco a poco se fueron quedando en silencio desde las 10: pm del jueves, 26 de marzo, cuando comenzó la cuarentena que durará siete días bajo un estricto control policial y militar en 18 puntos de estas zonas con el fin de evitar la propagación del virus y la circulación de contagiados.
«Adoptamos procedimientos con mascarillas, guantes y tratando de no tener tanto contacto con las personas. Son controladas a través de una base de datos de los contagiados con coronavirus que nos entregó el Ministerio de Salud y que nos entrega una alarma», dijo Enrique Monrás, general de Carabineros (policía militar), a medios locales.
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Las siete comunas quedaron desiertas en contraste a la aglomeración de personas -en su mayoría con mascarillas- que se registraron horas antes del inicio del confinamiento en supermercados, farmacias y locales de servicios públicos, apuradas por hacer compras o trámites.
Muchos de los habitantes de estas comunas de Santiago -cuya población total es de siete millones- se congregaron temprano fuera de las tiendas. El ingreso se realizaba por grupos con prioridad para los ancianos.
«La fila es enorme, es para horas y horas», dijo María, una mujer de 65 años, quien llegó al supermercado para abastecerse, preocupada, como otros a su alrededor, por quedarse sin alimentos.
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«Tenemos miedo no solo de quedarnos sin alimentos, sino de que las reglas de la cuarentena cambien y no nos dejen salir», afirmó por su parte Alberto Sierra, un venezolano de 38 años.
Las filas se repetían en verdulerías y pequeñas tiendas de los barrios, pero también en oficinas públicas.
El gobierno chileno también estableció controles sanitarios en los ingresos a Santiago. Están exentos de esta medida los servicios de salud, urgencias, servicios básicos y públicos.
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